Jaemin y Jeno no sabían lo que era estar perdidos en la miseria que puede resultar ser la vida cuando quiere. A sus cortos 18 años lo aprendieron a la fuerzas. Nadie los había preparado para perder al amor de sus vidas: Renjun, el chico que los mantenía cuerdos, que les hacía poner los pies en la tierra cuando sus locuras de chicos adolescentes se estaban pasando; pero por sobre todo, el chico que sabía amarlos a los dos sin ninguna diferencia.
Una tarde de mayo, mientras regresaba de una pequeña tienda cercana a su casa, de comprar pizza para la pijamada que tendría con sus novios, Renjun fue asaltado, violado y asesinado brutalmente. La noticia cayó como balde de agua fría para todos los familiares del chico, pero nadie lo sufrió más que aquel par de enamorados que dejaba atrás. La depresión se hizo presente casi en automático; Jeno y Jaemin se habían dejado caer en un pozo sin fondo.
Los primeros meses era la negación a haber perdido a su chico. Los menores no salían del cuarto, apenas probaban bocado. Siempre tuvieron el apoyo de familiares y amigos, en especial la de su hyung favorito: Taeyong. Este, con paciencia había logrado que los dos menores aceptaran ayuda psicológica tanto para la depresión como para salir del mundo de las drogas en el que se habían metido para sobrellevar la angustia. Fueron meses oscuros para todos aquellos que querían el bien de los muchachos.
Dos años después
Mucho habían cambiado Jeno y Jaemin, aún seguían juntos como pareja; Jeno como mayor sobreprotegía mucho a su menor, al punto de ser agresivo si consideraba que estaba en peligro. No lo dejaba salir solo a no ser que fuera a casa de Taeyong. Esa tarde irían al centro comercial a pedido de Jaemin que quería comprarse un conjunto nuevo para la fiesta de bienvenida que le daría Taeyong a su hermano menor que regresaba de estudiar de Canadá.
– Nana, ya estoy cansado. Hemos recorrido el centro comercial casi entero.– Se quejaba el mayor, quien llevaba las manos llenas de bolsas de ropa.– dijiste que querías comprar solamente un nuevo outfis y cada que entramos a una nueva tienda compras algo.
– Ya Jen... No te quejes. Te dije que yo podría venir solo y fuiste tú el que insistió en acompañarme, ahora te aguantas.– El tono de voz del menor sonaba hasteado de los reclamos de su novio. Se acercó a él sonriéndole tierno y rodeó su cuello con sus brazos.– en vez de quejarte, ven, te voy a enseñar algo que sé que te va a gustar.
Separándose del mayor, Jaemin tiró de su mano para conducirlo hacia uno de los probadores. Jeno no dijo nada, solo se dejó llevar; no era la primera vez que ellos dos hacían una locura de este tipo y la verdad es que amaba eso del menor. Al entrar, Jaemin lo estampó contra la pared del probador para robarle un beso apasionado del cual él era el que controlaba. Los chasquidos y sonidos húmedos de la acción se podían escuchar claramente. Cuando el aire hizo falta se separaron y el menor se volteó para darle la espalda al mayor e inclinarse ligeramente hacia adelante.
– Mira la sorpresa que te tenía preparado y tú quejándote.– Bajó su pantalón hasta un poco más por debajo de su trasero, mostrándole una bonita tanga de encajes rojo que descansaba magníficamente entre las nalgas del menor. Este meneó provocativamente el mismo y miró por encima de su hombro la reacción del mayor.– qué te parece, daddy~?
Aquella última frase fue la que derramó la copa de Jeno, quien desde el beso tenía una tremenda erección en sus pantalones.– shit... Sabes cómo llevarme al límite.
Sin más que decir, Jeno soltó todas las bolsas que llevaba para agarrar al menor, pegandolo de frente contra la pared; restregó toda su hombría contra el trasero ajeno, suspirando con placer. Con desespero bajó la cremallera de su pantalón para liberar su erección; la alineó a la entrada de un ya desesperado Jaemin, introduciendo esta de una sin previo aviso. El pelirrosa menor dejó escapar un agudo y alto gemido por la repentina penetración, haciendo que el peliblanco le tapara la boca con una de sus manos.– shh... Se un poco más callado o nos pueden descubrir y no queremos eso... Verdad?– Habló el mayor cerca del oído del otro con un tono sensual y dominante para luego morder el lóbulo del mismo.
Jaemin quería hablar, contestar aquello que su amante le decía, pero las recientes estocadas que empezaba a recibir no hacían más que hacerlo gemir y decir incoherencias. Ambos estaban tan sumergidos en la pasión y el calor del momento que ni siquiera se habían dado cuenta de que jamás le pusieron el seguro a la puerta del probador; para cuando lograron acordarse de ese pequeño detalle ya era tarde. Un chico de cabellos azules los miraba con una mezcla de sorpresa y horror.
- Oh mierda, que clase de pervertidos son ustedes para andar haciendo esto aquí!!??– Gritó escandalizado el espectador de semejante show que no se imaginaba que al abrir aquel probador que supuestamente estaba desocupado vería tal escena.– busquense un hotel!!.
Dicho esto el peliazul volvió a cerrar de un portazo el cubículo y salió del lugar corriendo con sus mejillas sonrojadas. Jeno y Jaemin estaban en shoock, no pudiendo creer que esto les hubiera pasado otra vez. Después de salir de su trance ambos chicos salieron del centro comercial lo más rápido que les fuera posible, tratando de evitar algunas miradas.
- Hermanito!!!– Un feliz Taeyong abrazaba a su menor y acariciaba su cabello.– por qué no nos avisaste a qué hora vendrías para poderte ir a recoger al aeropuerto?– Reprochaba el mayor a lo que su menor se encogía de hombros.
- Quería sorprenderlos Tae, pero resulta ser que regreso a Corea luego de tanto tiempo y el sorprendido soy yo.– El castaño mayor lo miró confundido a lo que Mark negó con su cabeza y apartó a su hermano de la puerta para poder entrar con sus maletas a la casa.– te contaré luego de darme un baño y comer.
Dicho esto, el peliazul subió las escaleras para dirigirse a su habitación. Al entrar sintió nostalgia al ver que no había cambiado ni un poco. Los pósters de sus grupos favoritos y series animes preferidas estaban todavía en las paredes. Se sentó en su cama, abriendo la maleta para sacar algo de ropa cómoda y darse un merecido baño. Estaba por dirigirse al mismo cuando su puerta fue tocada.
- Makku, se que estás cansado y todo eso, pero podrías al menos pasar un rato más despierto?...– El castaño entró al cuarto de su menor para pararse frente a él en lo que seguía hablando.– invité a unos amigos para hacerte una minifiesta de bienvenida.
El menor suspiró algo cansado, no le gustaban ese tipo de cosas, pero como decirle que no a esos ojitos de cachorro que su mayor le estaba haciendo?– está bien hyung, pero solo por un rato que luego tengo que dormir. Mañana tengo los asuntos para inscribirme en la universidad.
- Está bien, solo será un rato. Además, quiero presentarte a mi novio.– Un suspiro enamorado salió de los labios del mayor de ambos hermanos, haciendo reír al otro.
Después de aquella pequeña charla Taeyong bajó a la cocina para terminar los últimos detalles para la fiesta y Mark fue a bañarse. El menor peliazul se demoró en este alrededor de casi media hora, saliendo después para vestirse decentemente. Mientras, abajo en la sala, dos de los invitados de Taeyong habían llegado.
- Hyuuung...– Gritó el pelirrosa sosteniendo al castaño por los hombros para sacudirlo.– no sabes lo que nos pasó a Jen y a mí.
- Es obvio que no lo va a saber, Nana, ni que Tae hyung hubiera estado ahí.
El mayor de todos los miró a ambos con una ceja alzada y se apartó para que ambos menores entrarán a la casa. Estando ya dentro se sentaron en el sofá y Jaemin estaba que no podía más para soltar su chisme.
- Pues, pasa que Jen y yo andábamos por el centro comercial y pues... Tú sabes cómo soy yo con eso de las compras...– Un bufido se sintió en el aire, haciendo que el pelirrosa mirara mal a su novio; luego se enfocó en el mayor para seguir su cuento.– el caso es que nos entró lo caliente y pues....
- Que se pusieron como dos pervertidos a follar en un lugar público habiendo tantos moteles por aquí...
Los tres se giraron al escuchar aquella voz que para dos de ellos era desconocidas mientras que para el otro no. Los tres estaban sorprendidos por diferentes motivos; el peliblanco y el pelirrosa porque no podían creer que el chico que los había descubierto estaba bajando aquellas escaleras y el mayor de todos porque quería entender como su hermanito sabía aquellos detalles.
- Mucho gusto, soy Mark Lee, hermano menor de Taeyong.
Hola, aparezco de nuevo con esta nueva historia, esta vez con algo de NCT Dream que es uno de mis grupos preferidos de la SM. Espero que quien lea esto le de amor. Sin más nos vemos en la próxima actualización.
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Tres Otra Vez
FanfictionJaemin y Jeno pensaban que su mundo había acabado después de haber perdido a su novio Renjun. Pensaban que nadie podría ocupar ese vacío que la muerte de su exnovio dejó en ellos hasta que por cuestiones del destino conocen a un lindo peliazul de la...