El tiempo pasaba, y con él, los peores síntomas del embarazo se fueron, aunque todavía quedaban algunos. Estábamos en la semana 15 del embarazo, en la que ya mis amigas y sus amigos de Sevilla se habían enterado. También lo sabían mi jefa y Julian, la primera porque tuve que ausentarme para ir al ginecólogo un día, y el segundo porque era un amigo para mi más que un compañero.
Ese día habíamos quedado para comer en casa de Ansu, quien estaba (según él) harto de que no quedáramos todos los sábados a comer. Todos estábamos bastante ocupados, A Mikky ya se le notaba más el embarazo, había pasado el ecuador y deslumbraba de lo guapa que estaba. Sira había estado entrenando para una competición de hípica, los chicos tenían un montón de entrenamientos, y yo me estaba empezando a encontrar mejor, porque con todos los síntomas y el agobio del embarazo, había estado un poco desaparecida.
Decidimos hacer una barbacoa para celebrar que por fin estábamos todos juntos.
-¿Qué tal va mi embarazada favorita?-dijo Pedri acercándose a mi y dándome un beso en la cabeza. Yo sonreí y me levanté un poco la camiseta. La tripa me había crecido algo y ya empezaba a notarse un poco, aunque no mucho.
-Tu sobrino o sobrina no me ha dejado descansar nada, todo el día queriendo morirme-suspiré echándome hacia atrás en la silla-aunque ya estoy algo mejor.
-Mi sobri es un revoltoso, como su padre y sus tíos, no se que esperabas-rió y se acercó a mi tripa-a ver, pequeño o pequeña, tú mamá es una chivata y mira lo que va diciendo por ahí de ti, yo que tu le daba alguna patadita
-Pedri eres tonto-reí mucho-todavía es pronto para empezar a notarlo, mira Mikky, 22 semanas y empieza a notarlo ahora, a mi me queda aún mucho-pasé una mano por mi barriga-No sabes las ganas que tengo de verle ya la cara, aunque me da miedo
-¿Miedo?-asentí-Claudia, vas a ser la mejor madre del mundo, tienes a Gavi, que está implicadísimo, estamos nosotros, Aurora, sus padres, los tuyos... si es que no puedes estar mejor rodeada en general-me abrazó intentando quitarme los nervios, cosa que en parte consiguió.
Comimos y pasamos la tarde juntos, luego Pablo y yo fuimos a su casa.
-Amor, quería preguntarte algo-dijo abrazándome por detrás cuando entramos en su casa. Yo sujeté sus manos alrededor de mi pecho en señal de que hablara-me gustaría que nos mudáramos definitivamente juntos. Puede ser en esta casa u otra que te guste más, pero que sea espaciosa para poder preparar las cosas para el bebé. Yo se que ya es como si viviéramos juntos, pero quiero que sea algo oficial, que te despiertes todas las mañanas a mi lado, hacerte el desayuno, llegar y que estés aquí siempre, organicemos la habitación del bebé, todo juntos-sonrió mirándome con ojos de cordero.
-Me parece una idea genial, esta casa es lo suficientemente amplia para los tres y sigue quedando espacio para visitas y demás. Me gusta-sonreí-La semana que viene si quieres preparamos la mudanza-le miré.
-Genial amor, pero yo organizo todo, tú no hagas esfuerzos-me miró levantando una ceja en señal de amenaza y yo asentí. No tenía remedio este chico.
-Amor estoy de 15 semanas, no de 35, puedo hacer de todo-dije poniendo mis brazos alrededor de su cuello.
-Bueno, pero todo lo que pueda evitar, es mejor, y así no coges un peso innecesario.
Dejamos ahí la conversación, sabía que no iba a poder convencerle y que al final lo haría todo él.
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La semana pasó rápido. Pablo, Pedri y yo estábamos organizando la mudanza. Nuestro amigo se había ofrecido a ayudarnos porque, al igual que mi pareja, quería que hiciera lo menos posible. Ni las maletas me dejaron hacer, me estaban poniendo nerviosa al ver cómo intentaban "organizar" todo.
-Chicos, de verdad que yo puedo ayudar-dije mirándoles-me estáis tratando como una persona que no puede hacer nada, y no es así, vale que os preocupéis, pero me siento una inútil-bufé cruzando los brazos.
-Amor esto es por vosotros-dijo Pablo tocando mi tripa-Si necesitamos algo te lo decimos-me besó.
Tras varios viajes conseguimos trasladar todo a mi nuevo hogar, aunque ya lo sentía así desde antes. Ibamos a ir poco a poco organizando las cosas, ellos estaban cansados de la mudanza todo el día y a mí no me dejaban hacer nada. De milagro pude llevar mi coche hasta allí, porque casi ni conducir podía.
En cuanto a la habitación del bebé, habían llegado la cuna y varios muebles cuatro días antes, puesto que vimos unos por internet que nos enamoraron y Pablo no se lo pensó ni un segundo. A mí me parecía algo pronto, pero no pude negarme al ver su carita de felicidad y la ilusión que le hacía.
Nos sentamos los dos en el sofá, yo hacía ya un par de horas que me encontraba algo mal, y aunque no quería preocupar a los chicos, un dolor en la tripa se fue haciendo más agudo con el paso de las horas. Inconscientemente llevé la mano allí intentando no poner una mueca de dolor, aunque fue imposible.
-¿Estás bien?-preguntó Gavi situándose a mi lado-¿Te duele algo?-asentí suave.
-Sí, me está doliendo un poco la tripa, pero no pasa nada, se irá pronto-dije tocando su mano.
-Tienes mala cara Clau-dijo Pedri, Pablo volvió a mirarme-¿Segura que estás bien?
-De verdad que sí, es solo un poco de dolor, me voy a tumbar un rato en la cama y seguro que se me pasa-respondí intentando tranquilizarles. Me levanté, al igual que ellos-No me sigáis por dios, que yo puedo sola-murmuré viendo sus intenciones, pero fue en vano, porque se pusieron a mi lado, ignorando completamente lo que yo les dije.
Cuando iba subiendo las escaleras noté una punzada más fuerte en la tripa, lo que me hizo estremecerme y dar un pequeño grito, a lo que rápidamente me sujetaron por detrás los dos con miedo.
-Claudia esto no es normal, llevas días encontrándote mejor, de la nada esto no puede ser bueno, ¿por qué no vamos a urgencias y que te vean?-preguntó Pablo preocupado.
-Iremos, pero deja que me cambie los pantalones porfavor-él asintió y yo terminé de subir las escaleras agarrada de su mano. Pedri se quedó abajo esperándonos para llevarnos al hospital, él quería venir con nosotros y yo no pude negarme al ver su preocupación.
Entré al baño para orinar y ahí comencé a asustarme más. Había un poco de sangre en mi ropa interior, cosa que evidentemente no era normal en mi estado. Me subí la ropa y me dirigí a la puerta cuando una punzada mucho más fuerte que la anteriores vino a mi barriga. En ese momento me deslicé apoyada en la pared al suelo del dolor, esperando que Pablo hubiera escuchado que algo iba mal y viniera rápido al baño, cosa que sucedió.
Cuando me vio allí tirada, tardó dos segundos en levantarme y bajar rápido conmigo en brazos. Pedri nos vio y sin decir nada más, salió abriéndonos la puerta. Se montó en el coche de Pablo y condujo hasta urgencias, donde rápidamente al verme en ese estado me pasaron a un box para tratarme.
Pablo no pudo pasar conmigo, les pidieron que se quedaran fuera hasta que me hicieran las pruebas pertinentes. Algo no estaba yendo bien.
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Volver a ti
Любовные романы¿En qué momento Claudia decidió mudarse a Barcelona persiguiendo su sueño? Es algo que ella aún se pregunta. A veces la vida tiene planes para nosotros que, nunca habríamos imaginado. Claudia Fernández es una chica de 21 años, nacida y criada en Sit...