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DELICIOSO, INTENSO Y FRESCO ~ RELATO DE AMOR

Me levanté perezosamente del sofá balancín para recoger la mesa mientras ella se colocaba bien la manta sobre el cuerpo, bostezaba y se rascaba nerviosamente la tripa. A pesar de ser un día soleado y de sus clásicos golpes de calor, motivos por los cuales ella decidió comer en el porche, el termómetro no superaba los 15º.

Retire los platos y comencé a preocuparme por la forma en la que ella había devorado plato de arroz, ¿verdaderamente llevaría a mi hijo dentro o su piel se estiraba por todo lo que había comido? Mi esposa nunca fue de grandes banquetes pero cada vez entendía más aquello de "comer x2". Lo positivo era que ya teníamos calculado el presupuesto de comida al mes para tres comensales.

Al llegar a la cocina y depositar los cacharros en la pila, saqué de la nevera el postre sorpresa: una reluciente y apetitosa sandía. Claramente sería más pesada que mi hijo pero en tamaño era bastante similar a la barriga de mi esposa. Coloque la fruta sobre dos platos encimados y cogí un cuchillo grande y afilado para poder partirla.

- Creí que te habías perdido... - comenzó a decir mi esposa al oírme salir pero quedo sin palabras al ver la sandía entre mis manos - ¿Dónde has conseguido eso? 

La pregunta tenía muchísima lógica ya que no era normal tomar de postre sandía en pleno invierno por no crecer dicha en esta temporada y por no apetecernos a nosotros cosas frías. Sin embargo, mi hijo llevaba varios meses provocando que mi mujer estuviese antojada de sandía.

Todo empezó a principios del otoño cuando aún quedaban algunas muestras aunque no en muy buenas condiciones. Veía una sonrisa en el rostro de ella cada vez que probaba un ejemplar pero luego de darles un bocado entendía que esa sonrisa solo era una forma de agradecimiento hacia mi intento. La sandía que no estaba mala, estaba pasada, no tenía sabor o simplemente era más agua que sandía.

Entonces el plan b se puso en marcha: si no tenía sandía con gusto a sandía, tendría otras cosas que si tuviesen gusto a sandía. De no haber tenido tarifa plana en el móvil me habría gastado un dineral al llamar a más de 20 heladerías y puestos de granizados para corroborar si vendían algo con gusto a dicha fruta. Resultó ser que al descubrir una heladería que seguía produciendo este sabor, decidí averiguar donde obtenían la materia prima. Al juntarme con el jefe de la empresa descubrí su gran corazón y comprensión ante mi situación y este accedió a darme una sandía del lote que llegaría la semana siguiente desde Guatemala.

Esa sandía que ahora mi esposa miraba como un niño ve una tienda de golosinas... Con los ojos brillantes y grandes, sonrisa risueña y manos inquietas. - Un mago nunca revela sus secretos - contesté para aumentar sus ansias.

Esta vez la sonrisa fue real, nada de compasión. Cada bocado valió la pena por el exquisito sabor y por estar al lado de la mujer que más amaba en el mundo. Al final, el verdadero amor era aquello... Era el afán de alcanzar algo delicioso, de intenso sabor y de frescura anestesiante y, al conseguirlo, disfrutar de ello cada segundo.

CANCIÓN PARA FINAL DE LA LECTURA: https://youtu.be/OnLBmk16u1M


HELADO AMARGO ~ RELATO DE DESAMOR

Quizás en otra vida... Aquella era la frase que más resonaba en mi cabeza al recordar el episodio de anoche con ella.

Quizás había sido yo el que tardo en darse cuenta que su sonrisa en ese momento era demasiado reluciente para ser cierta. Quizás había sido yo el que demoró en notar que el brillo de sus ojos no eran por los bostezos sino por el cansancio que traía sobre sus hombros.

- Carlos, yo... - empezó a decir a mitad de la película que estábamos viendo - no sé como decir esto pero yo... - por el temblor de su voz intuía su nerviosismo pero no pude ver la humedad en sus ojos hasta deshacer la cómoda posición donde ella estaba recostada sobre mis piernas y quedarnos frente a frente en aquel sofá.

- Nena... Tranquila, nada puede ser tan grave... - dije ante el desconocimiento

- No digas esoo... Es peor porque yo... Yo no quiero seguir, no así... - debo admitir que entendí lo que quería decir no por sus palabras (el llanto y la vocalización no eran buenos amigos) sino por lo que ella reflejaba. Tenía la mirada baja, el pelo suelto y se abrazaba a si misma.

Había aprendido con el tiempo que cuando lloraba, necesitaba ser abrazada y hasta entonces yo había sido aquel profesional en dar abrazos para consolarla... Ahora ella huía, por mucho que le doliese me mantenía lejos. La cuestión del pelo era muy sencilla de descifrar: ella odiaba el pelo suelto pero por alguna razón lo usaba cuando necesitaba fuerzas... Ella tenía que enfrentarme. Y luego estaba su mirada, tenía miedo... Miedo a que descubra en sus ojos que seguía perdidamente enamorada de él.

Él... Había sido mi rival todos estos años. Para mi, aquel amor adolescente de Irene solo había estado con ella en tanto y en cuanto todo fue sencillo y alegre. Para Irene, era el amor de su vida, un amor imposible pero esperanzador, alguien que podía hacer relucir todos los colores de su alma y por el que vivió mucho tiempo apagada.

Sabía que no podía mencionarlo a él en la discusión (ella se desplomaría instantáneamente) pero estaba decidido a pelear por aquellos 5 años de relación y por lo que ella era para mi.

- Nena, tranquila... Todo estará bien, será solo un bache, una fecha complicada pero eso no quiere decir que el cariño se haya acab... - dije hasta que ella me corto asumida en lágrimas

- Pero yo no quiero darte cariño, no solo cariño... - tomo aire agitadamente y continúo - Quiero sentirme enamorada, quiero amar hasta el agotamiento como lo haces tú conmigo... pero no puedo.

Me hubiese gustado frenarla, decirle que si podía hacerlo si se olvida de aquella sombra lejana mas ella siguió hablando.

- No, no es justo dar sin recibir y no quiero que sigas gastando más fuerza en mí. Que yo este perdida no me da derecho a arrastrarte a ti - ahora que las lágrimas se estaban secando y solo el temblor permanecía, parecía que hubiese adquirido una gran verborragia, una buena manera de evitar que hablase - No parecemos ser compatibles en este mundo, quizás en otra vida pudie...

- NO... - la corté, ya era imposible que retuviese más mis sentimientos - No te quiero en otra vida, en una vida imaginaria. Te quiero ahora y se que podemos funcionar... Es normal que unos den más que otros, eso no quiere decir que vayamos mal. Somos un equilibrio imperfecto pero equilibrio al fin - luego de eso me quebré.

Fui yo quien necesitó ese abrazo y esa fuerza porque tenía miedo. Ella fue la que me ayudo entonces, yo sabía que era lo poco que podía ofrecerme. Mis palabras y mi amor no habían conseguido remplazar la imagen de aquel fantasma.

- Un hombre como tú no tiene que vivir con las sobras, algún día comprenderás que solo soy un producto caducado, algo que prometía ser dulce y fue salado. Soy como aquel helado que compramos que siendo de chocolate con leche, era amargo. - dijo para reconfortarme mientras me tenía en sus brazos, la última vez que estuve en sus brazos.

CANCIÓN PARA EL FINAL DE LA LECTURA: https://youtu.be/3yzes5JEmdA

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