Segundas oportunidades {Doukaza}

9

Narra Akaza
Era la cuarta noche en el castillo infinito y, siguiendo las instrucciones, me senté en mi habitación, esperando a que Douma viniera a buscarme. La estructura de la habitación crujía y se movía ligeramente mientras Nakime manipulaba partes de la fortaleza. 'Debería hacerle saber que practique cómo mover las plataformas sin molestar al resto de nosotros'. Ya era casi medianoche y no había señales de Douma en ninguna parte. 'Estamos desperdiciando la luz de la luna'.

Me levanté y caminé por el dormitorio varias veces, luego me detuve frente a la puerta y la abrí de repente Douma entró en mi habitación y cayó al suelo

"¿Qué carajo...?" dije, retrocediendo un paso antes de que me arrastrara hacia abajo.

El demonio de ojos arcoíris cayó de espaldas y se golpeó la cabeza con fuerza contra el suelo. "Ay..." se frotó la nuca un poco avergonzado. "¡Perdón por caer así, Akaza-dono!" se levantó y me miro.

"Estás perdonado, pero para empezar, ¿por qué estabas apoyado en mi puerta?" le pregunté con curiosidad.

Douma soltó una risita "He estado corriendo para asegurarme de que todo esté listo y de que Daki no exponga accidentalmente a Rui a la luz del sol mientras no estamos"

"¿En serio? ¿Confías en Daki entre todos los demonios?" pregunte

"Bueno, ¿a quién más me sugieres que le pregunte?" me respondió.

"Él y Kaigaku podrían pasar la noche juntos, podría acompañar a Kokushibo, ¡pero quién sabe qué pasará si Daki se queda sin supervisión a su alrededor!"

Douma agitó la mano, descartando el pensamiento "No te preocupes me aseguré de que su hermano esté allí también Gyutaro es lo suficientemente responsable durante la noche ¡Además Rui puede cuidar él mismo!"

Teniendo en cuenta que Rui había pasado, quién sabe cuánto tiempo, en un espeluznante bosque infestado de cazadores de demonios prácticamente solo, esta era una suposición precisa. Pero también pensé que Douma estaba demasiado preocupado por eso. Sin embargo, no tuve mucho tiempo para pensar en esto porque Douma se acercó por detrás, cubriéndome los ojos con ambas manos y gritó:

"¡Estamos bien, Nakime!"

Se golpearon las cuerdas de su biwa y en lugar del suave suelo de madera bajo mis pies, sentí la hierba suave y una brisa suave y cálida. Sentí las manos de Douma todavía impidiéndome ver algo, y alcé las manos para apartarlas del camino.

"¿Puedes cerrar los ojos por mí, Akaza-dono~?"

"Bien"
cerré los ojos con fuerza justo antes de sentir que me giraba para quedar frente a él. Lentamente retiró sus manos de su nueva posición sobre mis hombros y lo escuché dar un par de pasos hacia atrás.

"¡Está bien, puedes abrirlos!"

Abrí los ojos para revelar un pequeño espacio rodeado completamente de árboles, excepto en un lado que inmediatamente caía hacia un acantilado rocoso que dominaba un pequeño pueblo en la distancia. Había luces de hadas colgadas alrededor y en el centro había una manta de picnic roja y blanca, con pequeños puntos de luz flotando a su alrededor.

"¿Es aquí donde estuvieron tú y Rui anoche? ¿Preparando este lugar?" le pregunté a Douma

Douma asintió con una sonrisa "Sí, necesitaba que me ayudara con las luces de colores".

Se sentó entusiasmado sobre la manta y dio palmaditas en el lugar junto a él, invitándome a sentarme. Cumplí, aunque me sentía un poco dudoso ante la idea. Me dejé caer sobre la suave manta, preguntándome si me arrepentiría de haberle pedido a Douma que hiciéramos algo divertido en algún momento, sabía que su idea de diversión probablemente era muy diferente a la mía.