Te tengo que pedir algo. (Editado)

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Once años han pasado desde que Draco y Astoria unieron sus vidas en matrimonio, uniendo dos linajes de sangre pura en un acto que, aunque resistido por los padres de Draco, al final fue aceptado. Para el mundo, su vida era un cuento de hadas: dos sangres puras criando un heredero que perpetuaría la estirpe. Astoria amaba a Draco con todo su ser, pero él nunca pronunció esas palabras que ella anhelaba escuchar, las mismas que Airam le decía sin cesar: "Te amo." Draco, sin embargo, jamás le dijo "te amo" a Astoria.

Su vida era una danza monótona, una coreografía ensayada de cuidados hacia Scorpius, el hijo que decidieron criar lejos de las creencias sobre la pureza de sangre, libre de la carga del linaje de sangre. Draco, con su habilidad innata para las pociones, se había sumergido en los misterios de la alquimia, buscando soluciones a problemas mágicos. La fachada de su vida parecía perfecta: lujo, un hijo maravilloso y ninguna necesidad. Pero la realidad era más sombría. Desde el nacimiento de Scorpius, la salud de Astoria había declinado, víctima de una maldición heredada en la familia Greengrass, que lentamente la consumía. Draco había conocido los riesgos, y estaba dispuesto a renunciar al linaje Malfoy por el bienestar de Astoria, pero ella había decidido tener a Scorpius, sabiendo que su tiempo era limitado y queriendo dejar a Draco con un legado de amor cuando ella partiera.

Mientras tanto, Airam florecía en su trabajo, ascendiendo a la gerencia en la división de bestias. Había encontrado estabilidad y seguridad, y con el tiempo, el dolor que Draco le causó se desvaneció, aunque la ironía de nunca haberlo encontrado en sus caminos desde su regreso era palpable. Ni en las fiestas de cumpleaños de Loukas, el hijo de Blaise, Draco y Astoria se habían aparecido. Solo enviaban a Scorpius con una elfina, y Draco seguía evitando a Airam, como si el pasado fuera un espectro del que no podía escapar. Para Airam, sin embargo, el tiempo había sanado sus heridas. Ya no dolía pensar en Draco, aunque eso no significaba que lo hubiera perdonado. ¿Cómo se perdona a alguien que nunca pidió perdón?

En el amor, Airam no había tenido la misma suerte. Había salido con varios hombres, pero nada serio, nada que llenara el vacío. A los veintinueve años, se sentía presionada por ver a sus amigos casarse y tener hijos, mientras ella seguía buscando al indicado, sin querer perder el tiempo en juegos.

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POV Draco

Me dirigía a San Mungo, donde Astoria llevaba semanas internada. La maldición la consumía, y aunque tenía esperanzas, el miedo me invadía. No sabía qué haría si ella me faltaba. Astoria había sido una maravillosa madre para Scorpius, y sin ella, no sabía cómo seguiríamos adelante.

Llegué y busqué a la doctora encargada de su cuidado, esperando alguna buena noticia.

—Doctora, buenas tardes.

—Señor Malfoy, qué bueno que vino. Siéntese, por favor. Tengo que hablar con usted.

El temor me atenazaba, pero no podía hacer más que escuchar.

—Señor Malfoy, la salud de su esposa se ha deteriorado rápidamente en las últimas semanas. Hemos hecho todo lo posible para alentar el progreso de la maldición, pero desgraciadamente, el momento está por llegar. Su esposa tiene, a lo mucho, un día de vida.

Las palabras de la doctora se desvanecieron en un susurro lejano. Astoria, la madre de mi hijo, estaba muriendo. Su vida, tan corta, se estaba extinguiendo. Me despedí de la doctora y fui a ver a Astoria, sintiéndome impotente y lleno de dolor.

—Ahí está mi segundo rubio favorito —dijo Astoria con esfuerzo.

—Tori, no hagas mucho esfuerzo. Guarda energías. ¿Cómo te sientes?

Le tomé la mano, observando su aspecto deteriorado.

—Draco, sé sincero conmigo. ¿Cuánto me queda de vida?

—Tori, ¿por qué me preguntas eso? Deberías enfocarte en que todavía estás aquí.

—Lo sé, pero también sé que no me queda mucho. Quizás horas. Draco, ¿puedo pedirte algunas cosas?

—Pídeme lo que sea, Tori.

—Primero, no dejes que tu familia le inculque sus ideas a nuestro hijo. Edúcalo para que sea gentil y amable. Segundo, dale mucho amor. No lo dejes solo. Construye un vínculo inquebrantable con él. Tercero, cuida muy bien de nuestro hijo. Por último, tengo que confesarte algo que me avergüenza. ¿Recuerdas la carta que le escribiste a Airam? La entregaste a Blaise para que él se la enviara, pero yo la intercepté. Supe del plan y convencí a Daphne de visitar a Pansy, y mientras ellas hablaban, yo busqué la carta y la escondí. Perdón, Draco. Te quité la oportunidad de ser feliz. Fui egoísta porque ya te amaba y quería tenerte para mí.

Astoria lloraba, sus palabras llenas de arrepentimiento.

—No te voy a negar que lo que hiciste me afectó profundamente. Durante años, culpé a Airam por no llegar. Creí que las malas personas eran mis padres, pero tú les ganaste. No te seguiré reclamando, no es el momento, pero tardaré en perdonarte. Es una desgracia que el tiempo que te queda no sea suficiente para perdonarte.

Astoria me miró con horror. Tal vez fui demasiado duro, pero no podía creer que eligiera este momento para decirme la verdad. Durante años, me obligué a ser feliz a su lado, sin saber la verdad.

—Sería cínico pedirte que lo olvides, pero prométeme que no me odiarás. No quería irme sin decírtelo. Perdón, Draco.

—Por ahora, haré como si esa historia no existiera. No quiero que lo último que veas sea a mí gritándote.

—Draco, prométeme que serás feliz. La carta está en uno de los cajones de mi closet. Si es necesario, busca a Airam y entrégasela. Ella entenderá.

—No lo sé, Astoria. No creo que quiera verme. La dejé esperando demasiado tiempo.

—Ella lo entenderá. Tal vez suene cínico, pero ¿me puedes dar un abrazo?

Accedí y la abracé. Mientras me abrazaba, dijo:

—Draco, el día que lleves a Scorpius a King's Cross, dale una bolsa de dulces. Eso le ayudará a hacer amigos. Y recuérdale siempre lo mucho que lo ama su madre. A ti también te amo, Draco. Perdón por todo.

Y esa tarde, en mis brazos, Astoria falleció. No podía creerlo. Había tenido tiempo para prepararme, pero nunca el suficiente. Aunque no la amaba, sí la quería. Había sido mi compañera durante once años y, en un segundo, se fue. Después de esto, la vida sería muy difícil. ¿Cómo le enseñaré a Scorpius a ser una buena persona si yo nunca lo he sido? ¿Cómo le diré que su madre no regresará?

Necesitaba desahogarme y solo podía acudir a Blaise. Salí de San Mungo y me dirigí a la mansión Zabini. Cuando llegué, la lluvia caía con fuerza, reflejando mi tristeza.

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POV Airam

Había salido temprano del trabajo, sintiéndome un poco mal, y decidí irme a casa. Al llegar, subí a mi habitación para ponerme cómoda y prepararme una sopa caliente. La cocina quedaba frente a la entrada de la mansión, y cuando iba saliendo con mi bandeja, vi que la puerta principal se abría.

Lo vi entrar, empapado, cansado y quebrado. Era Draco Malfoy. Nos quedamos mirándonos con sorpresa. Mis manos temblaban y la bandeja cayó al suelo. El mundo pareció detenerse y el silencio envolvió la habitación. Mi corazón latía con fuerza, y en ese preciso momento, me di cuenta de que nunca había dejado de amarlo. Y de pronto, lo que no dolía desde hace tiempo empezó a quemar por dentro.

Y aún así te esperé ✨️Draco Malfoy✨️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora