22.

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Narrador omnisciente.

Un mes. Tan solo un mes fue necesario para que todo el mundo de Amity terminara por dar un vuelco de 180 grados. Ya no era la estudiante ejemplar que solía ser, se vestía del todo opuesto a lo que antes usaba y los alumnos ya no la veían con ojos de envidia o admiración. Es más, cuando la veían caminar sola por los pasillos, generalmente la miraban casi con desprecio, susurraban cosas de ella o la barrían con la mirada como si tuvieran derecho a juzgarla. Amity por su parte solo se limitaba a ignorarlos, no explotaría su ahora permanentemente mal genio en niñerías como esa.

Había pasado de ser la típica adolescente de familia adinerada con un estilo casi demasiado elegante para la escuela, con promedio y personalidad radiante, a ser una paria social, con el estilo de un vagabundo metalero con demasiado delineador negro y con las cejas que parecían estar siempre fruncidas, incluso sus notas había decaído significativamente. Era todo lo contrario a lo que solía ser, o al menos lo que aparentaba.

En este momento, iba de camino a la oficina de la consejera escolar, pues había sido llamada a través de la bocina de la escuela. Las personas que estaban en los pasillos y que habían escuchado que ella había sido llamada se atrevieron a susurrar sus especulaciones sobre la razón de la citación. No le importó en lo más mínimo, ya estaba acostumbrada. Incluso si ya nadie hablaba del drama que había montado en la fiesta de halloween de Skara hace un mes, los murmullos y los rumores sobre ella no se habían detenido.

Finalmente, cuando llegó hasta la oficina de la consejera escolar, entró dando pisotones pesados, las botas de plataforma que ahora eran parte de su vestimenta regular resonaron dentro de las cuatro paredes, pero a la consejera no pareció molestarle. Después de todo, la consejera escolar estaba ya acostumbrada a la mala actitud de los adolescentes que visitaban su oficina, aunque si estaba sorprendida de que la mismísima Amity Blight se encontrara ahí y también las razones de la cita.

–Señorita Blight, tome asiento por favor –le ofreció una calidad sonrisa mientras le indicaba donde sentarse.

Amity se quedó parada justo al frente del escritorio y se cruzó de brazos, como se costumbre, con el ceño fruncido.

–Terminemos con esto rápido ¿quiere? –respondió con la voz áspera. Eso también era parte del cambio; no hablaba si no era necesario.

La consejera se limitó a suspirar ante su actitud y continuó.

–¿Sabes por qué estás aquí?

–Me da igual –rodó los ojos, ya harta de que no fuera directo al punto.

–¿Qué ocurre contigo? Solías ser tan...

–¿Complaciente? Sí, ya no hay nadie que tire de mis hilos, señorita Miller. Al grano, por favor –lo último lo dijo en un tono casi sarcástico, pesado.

Nuevamente, la consejera suspiró. No tenía caso discutir con ella.

–Bien, estás aquí porque tu promedio decayó demasiado. No es terrible, pero si no te recuperas ya no podrás postular para la universidad de la que me hablaste a inicios del semestre

De pronto, el casi permanente ceño fruncido de Amity se desvaneció. Por un momento, se pudo ver que la preocupación arqueó sus cejas levemente, pero luego se mantuvo firmemente con una expresión más bien neutral.

–Tendrás que esforzarte mucho por recuperar tu promedio durante estas últimas semanas de clases antes de la vacaciones de invierno –continuó– y luego el próximo semestre volver a tu ritmo de antes. Eso si es que todavía piensas ir a esa universidad, aunque presiento que así es

Ese pequeño destello de preocupación volvió a aparecer en el rostro de Amity por una fracción de segundo, pero lo reprimió otra vez. La consejera la miró, expectante por una respuesta más positiva.

Your Heartbeat - Lumity (cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora