CAPÍTULO 70: DARYL

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Narra omnisciente

Los rayos del sol entraron por la ventana, traspasando las cortinas e invadiendo la habitación. El hombre aún dormido se volteó y extendió el brazo, tratando de abrazar a su esposa como de costumbre, pero no sintió nada, palmeó el lugar vació y recordó lo que había ocurrido el día anterior. Soltó un gemido de cansancio y abrió los ojos, mirando el lugar de su esposa.

– ¡tío Daryl! – entró gritando el pequeño rubio de 3 años y se subió a la cama abrazándolo. – ¿dónde está tía Rory?

– en casa de Rick.

– ¿podemos ir?

– después, duerme un poco más.

– tengo hambe y mi panial...

– está bien. – se levantó con flojera por un pañal limpio y se lo cambió, lo cargó, salieron de la habitación y bajaron a la cocina.

Después de preparar el almuerzo y comer, salieron a dar un paseo al parque.

– mira, allá está tía Rory. – levantó la mirada, encontrándose con ella acompañada del mini sheriff y del joven Jeon.

"Eres un egoísta" "Arruinaste mi libertad" "¡Lárgate de aquí, no quiero volver a verte!", recordó las palabras de ella al verla a lo lejos.

– vámonos.

– pero...

– sólo... vámonos. – lo cargó de nuevo y se devolvieron antes de que los hermanos Grimes y el coreano los vieran.

[...]

Al mediodía le tocó su siesta al pequeño, lo durmió y bajó a fumar al patio con el collar de Rory en la mano.

– ¿es en serio que dejaste a Norman solo? – le preguntó su mejor amiga llegando.

– ¿cómo sabías que estaba aquí?

– vine a verte y me llegó el olor a cigarro desde la entrada. – se sentó junto a él. – ¿tienes otro? – sacó la cajetilla y se la tendió, agarró uno y Dixon le prestó el encendedor.

– no soy mi madre como para cometer el mismo error que ella.

– sé que no, te preocupas mucho por los niños. – respondió, inhaló y luego exhaló el humo. – ¿aún no hablas con ella?

– no, no puedo.

– ¿no puedes o no quieres?

– ambas... – resopló. – tú escuchaste lo que me dijo, ¿qué clase de persona le desea que tenga su misma enfermedad para que la entienda?

– alguien que se siente muy mal, no la justifico pero en ese estado cualquiera dice cosas irracionales.

– ¿tú las dirías?

– yo las dije. – la miró sorprendido. – mi marido fue asesinado, estaba tan enojada, tan deprimida... Quería morir, no podía continuar sin mi otra mitad y que el culpable quedara impune... Intenté suicidarme varias veces, me despidieron del hospital donde trabajaba, no tenía a nadie más que a Rosy y lo peor de todo fue que le dije a ella todo lo horrible que te pudieras imaginar.

– ¿y te perdonó? – asintió. – ¿cómo lograste salir de ahí?

– nos aseguramos de que metieran al asesino a la cárcel, 50 años de prisión sin fianza, después de eso mi alma descansó y sé que la de mi marido igual, tiempo después me dieron de alta con el psiquiatra y dejé la medicina, pero tuve que seguir con la terapia y luego entré a trabajar en el hospital psiquiátrico... – suspiró exasperada. – pero esto no se trata sobre mí, es sobre Rory y tú.

– ¿dices que debería perdonarla?

– no dije eso, sólo dije que deberías entenderla, está en el punto más bajo de su salud mental, si no estás listo para perdonarla, no te presiones...

– siempre soy yo quien debe entenderla...

– Daryl...

– no, quiero perdonarla, pero... no es fácil.

– no, no lo es.

– en tres días me voy.

– queda en ti el tiempo que te tome, hermanito, puedes usar la guerra para pensar.

– no quiero irme sin hablar con ella, ¿qué pasa si no vuelvo?

– ¿desde cuándo te preocupas por eso? Tú jamás piensas que no regresarás.

– esta vez sí tengo miedo. – se sinceró, Espinoza palmeó su hombro y luego lo abrazó.

– estarás bien, Daryl, todos lo estaremos, acabaremos con ese hijo de puta y su grupo y todo volverá a la normalidad, ten fe.

– eso es lo que menos tengo. – aventó el cigarro al suelo y lo pisó para apagarlo, igual su hermana.

– entonces ten esperanza, es lo último que se pierde. – se separó de él y se dirigió a la puerta. – haré de comer, no acepto un no por respuesta.

– no iba a decir que no. – la doctora entró y el arquero se quedó un rato más en el patio, pensando.

Al igual que su mujer, también estaba cansado, cansado de todo lo que ocurría, pero más de que él fuera el que tuviera que tragarse sus pensamientos, sus emociones y tener que ser el que entendiera a Rory. Si tan sólo ella se pusiera en su lugar, si tan sólo intentara entenderlo a él, ponerse en su lugar...

– tío Daryl... – volteó y se secó las lágrimas que escaparon sin que su sobrino viera. – ¿estás bien?

– sí. – se acercó y lo abrazó, el adulto sonrió y lo cargó, abrazándolo devuelta.

[...]

Durante la tarde le dejó encargado al pequeño a su mejor amiga, Dixon salió en dirección a la iglesia, donde es el punto de encuentro para las reuniones para el plan contra el líder de los Salvadores.

– ¿cómo estás? – le preguntó Rick luego de la reunión.

– bien. – lo miró incrédulo. – mal... ¿cómo está ella?

– igual, mal, aún sigue con esas cosas pero... sé que eso no se va de la noche a la mañana, necesitará tiempo para recuperarse.

– ¿no ha intentado arrancarse las suturas? – negó. – eso es bueno.

– sí... – lo miró. – deberías hablar con ella.

– no estoy listo.

– lo sé, pero luego podrías arrepentirte.

– lo sé, no quiero irme sin hablar con ella, pero ahora no puedo, ni siquiera sé si puedo perdonarla por todo lo que me dijo.

– sí, no te presiones. – el cazador salió de la iglesia y se devolvió a su casa, en el camino se encontró a su esposa.

Pero ella decidió evitarlo y seguir su camino. Él igual.

Era obvio que nada sería como antes para ninguno de los dos.

Perfect [Daryl Dixon & Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora