Prologo

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El cielo gris presagiaba una tormenta. Fleamonth miró hacia el cielo con una sonrisa irónica, recordando cómo los Black creían que un día nublado con tormenta, durante el nacimiento de uno de los suyos, significaba que esa rama de la familia estaría destinada a la riqueza y a la felicidad absoluta. Era curioso que justamente ese día no nacía uno, sino cuatro Black.

Los gritos de Regulus resonaban en todo el castillo. Los sirvientes que no ayudaban en el parto se estremecían con cada uno de los alaridos del heredero de los Black, mezclados con el estruendo de los truenos y el golpeteo incesante de la lluvia. Su esposa lo acompañaba en la sala y no había dejado de mirarlo con odio desde el comienzo.

—Euphemia, deja de mirarme así.

—¿Cómo quieres que te mire? —respondió con furia contenida—. Alejaste a nuestro hijo del reino con engaños para separarlo de la persona que eligió amar y de sus hijos.

—Es lo mejor para el reino... y para nuestro hijo —replicó sin titubear.

—Lo mejor para James sería poder elegir su propio destino —dijo Euphemia, sus palabras llenas de frustración—. Puede que se equivoque, pero aprendería de sus errores. Tú ya viviste tu vida, déjalo vivir la suya. Si no me hubieras engañado para hacer ese juramento... ahora mi hijo...

—Hubiera cometido el peor error de su vida firmando esos papeles —interrumpió.

El silencio se extendió por un largo rato después de que los gritos cesaron, hasta que se escucharon los llantos de cuatro recién nacidos. La partera y cuatro sirvientes entraron a la habitación con los bebés en brazos.

—El joven cayó inconsciente —informó la partera—. No alcanzó a ver ni a escuchar a ninguno de los niños.

Los sirvientes acercaron a los bebés. Todos tenían el cabello negro como el azabache y una piel tan pálida como la nieve. Podrían pasar perfectamente por Black, sin ningún rasgo que los conectara con los Potter.

—A él llévenlo con Lily, y a él con Bridget —dijo  señalando a dos de los recién nacidos. Euphemia observó con dolor cómo se llevaban a sus nietos, sintiéndose impotente—. A este, llévenlo con su padre. Que vea al hermoso niño que trajo al mundo. Y ya saben lo que decirle del otro bebé —la partera y el sirviente asintieron y se retiraron, dejando a un solo criado con el bebé que faltaba—. Y a este...

—Fleamonth... —dijo Euphemia con la voz quebrada.

—Llévalo al orfanato de Madame Umbridge. Le irá bien una vida en ese lugar.

—Ambos pagaremos por esto, Fleamonth —respondió Euphemia con amargura.

—Los villanos jamás debieron mezclarse con nosotros, mucho menos tener descendencia —replicó él fríamente.

—Nunca entenderé tu odio hacia ellos... ni hacia los Black —dijo Euphemia, mirándolo con tristeza.

—Algún día lo entenderás, querida —respondió él, mientras la tormenta afuera continuaba rugiendo.

(...)

¿Qué pensarías si te dijera que existe un lugar mágico donde se respira paz y se hace justicia para todos? Suena hermoso, ¿no? Tener magia y poder realizar todo tipo de hechizos que te faciliten la vida diaria. Pero nada es como te lo imaginas. A veces el cielo más despejado puede convertirse en el infierno más oscuro, y el infierno, en el paraíso más engañoso.

La magia es un arma de doble filo. Te otorga un poder inimaginable, pero al mismo tiempo te consume poco a poco, haciéndote desear siempre más, hasta que te pierdes a ti mismo. Firmas tratos que podrían acabar contigo y con toda tu familia. Por eso odio la magia. La aborrezco, porque por ella estamos atrapados en esta maldita isla. Cada año, nos envían a una maldita periferia, sin saber si regresaremos con vida. No hay suficiente comida, ni agua, ni esperanza. Aquí, solo el más fuerte sobrevive. No hay amabilidad, no hay bondad.

Curioso, ¿no? Nosotros somos los "malos", pero ellos decidieron encarcelar a un grupo de niños que ni siquiera sabían distinguir entre el bien y el mal, obligándonos a sobrevivir como podíamos. ¿No es eso lo más cruel? Muchos de ellos hicieron cosas peores que nosotros para "ganarse" su libertad, pero solo nosotros fuimos encerrados.

Por eso... Hogwarts es un fraude. Un día, acabaré con ese lugar, lo juro. Quién diría que ellos mismos me darían el arma para destruirlo...

El país de las uniones, donde se encuentra la mejor escuela de magia y hechicería. Pronto mis amigos y yo estudiaremos allí. Tendremos acceso a la magia y a toda la información que necesitamos para llevar a cabo nuestro plan.

Disfruta de la lectura, mi villano cruel...

  

  

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Descendientes •Drarry/Harco•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora