𝕱𝖊𝖇𝖗𝖊𝖗𝖔 - 𝕾𝖊𝖌𝖚𝖓𝖉𝖆 𝖕𝖆𝖗𝖙𝖊

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𝔖𝔞𝔟𝔞𝔡𝔬 6 𝔡𝔢 𝔣𝔢𝔟𝔯𝔢𝔯𝔬

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9:00 𝔭𝔪

𝔔𝔲𝔢𝔯𝔦𝔡𝔬 𝔡𝔦𝔞𝔯𝔦𝔬

Esta mañana, me desperté temprano, seguir compartiendo la cama con Asta, alimentan mis recuerdos atándome a ellos, pero aun así estoy manteniendo mejor la compostura, él se encontraba dormido y quería sorprenderlo.

Así que fui a preparar la sopa restauradora para ambos y a pelar unas frutas para acompañar la comida. Asta se mostró sorprendido y agradecido por el gesto. Compartimos el desayuno juntos, y a pesar de todo lo que ha pasado, me sentí un poco más tranquila en su presencia. Aunque los recuerdos de la noche que llegamos a este poblado aún me atormentan, estoy intentando mantener la compostura cuando estoy cerca de él. No quiero que me vea rota.

Nos estábamos preparando para salir y continuar con nuestra misión de atrapar a los bandidos, pero alguien llamó a la puerta, era Valeria. Yo me escabullí directo a la habitación, dejé la puerta entre abierta para poder observar lo que pasó después.

— ¡Hola Asta! —saludó Valeria con una sonrisa resplandeciente—. ¿Tienes un minuto? Quería hablar contigo sobre algo.

Vi cómo Asta le devolvía la sonrisa amablemente. Apreté los puños con rabia.

— ¡Claro! Pasa, cuéntame qué necesitas.

La hizo pasar y le ofreció asiento en la pequeña mesita de la estancia. ¡¿Por qué tenía que ser tan cordial con ella?!

¿¡Era necesario ofrecerle asiento de esa manera!? A veces me molesta como Asta se pasa de amable.

Valeria se sentó grácilmente, acomodándose el cabello hacia atrás en un gesto coqueto que hizo que mi sangre hirviera.

— Verás, hay algo que quería preguntarte desde hace días...Es sobre tu amiga, Noelle. Últimamente la noto muy rara, como ida y nerviosa. ¿Sabes si le ocurre algo?

Asta se quedó pensativo un momento antes de responder.

— Bueno, sí he notado que está más sensible y preocupada desde que llegamos. Pero no me ha dicho el motivo.

Yo me estaba retorciendo en mi escondite, pero seguí escuchando atentamente, pendiente de cada palabra.

— ¿Crees que sea por mi culpa? —preguntó Valeria con fingida inocencia—. Es que la noto muy hostil conmigo y no entiendo por qué... Noelle... Es agresiva —comentó Valeria, con un tono de falsa preocupación.

Observé furiosa cómo Valeria hace un mohín exagerado, casi como si fuera a echarse a llorar. ¡Qué cinismo! Ella sabe muy bien que no la soporto. El día de ayer le tuvo que haber quedado bien claro.

Apreté los puños al escucharla. Sabía que estaba intentando poner a Asta en mi contra.

Asta ladeó la cabeza, confundido.

𝕽𝖊𝖑𝖆𝖙𝖔𝖘 𝖊𝖓 𝖙𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖗𝖔𝖏𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora