hasta que demuestre lo contrario - [ geto suguru x tn ]

final de invierno

Siendo viernes en una fría y resplandeciente tarde de los últimos días del invierno.

Me encontraba caminando rumbo al departamento el cual estaba rentando con dos de mis mejores amigos, iba sumergida en mis pensamientos diversos el más puntual fue que tuve una semana muy agotadora debido a que tuve que cumplir con mis obligaciones como estudiante y atender de mi trabajo de medio tiempo, que para ser honesta el dinero que ganaba allí me servía de bastante, los días que estaba teniendo en realidad ya estaban acabando con mi estabilidad, pero no podía darme el lujo de tomar descansos o hacer algo significativamente al respecto, tocaba aguantar, necesito con suma urgencia tomar una ducha relajante y tal vez comer algo rico y luego beber un poco, era una de las maneras más fáciles de compensarme a mí misma.

De cierto modo, me encontraba feliz, disfrutaba estos momentos donde podía confirmar que la semana había sido productiva por más de que me haya desgastado más de lo normal para cumplir con  obligaciones, constantemente tenía pensamientos intrusivos acerca de si estaba logrando en realidad mi objetivo, que era el convertirme en una profesional capaz y poder cotizar de manera óptima su servicio profesional, básicamente todos los días de mi vida los invertía en perfeccionar mis prácticas de laboratorio y conocimientos teóricos, aunque eso me cueste integridad, física o mental.

Caminando y disfrutando de las pequeñas rafagas de viento fresco azotando su pálida piel, al son de una playlist que nobara le había armado, la chica conocía a la perfección los gustos particulares de su querida amiga, en un sentido de querer, le había obsequiado una lista exclusiva con canciones que de algún modo le recordaban a (...), gustaba bastante de tener ese tiempo de poder caminar con los auriculares puestos camino a su residencia.

Luego de aproximadamente 15 minutos, había llegado al umbral de mi edificio, no podía quejarme, compartía gastos con yuuji y nobara, con las ganancias del trabajo de medio tiempo que tenía en una cafetería y de la beca que me había ganado concursando, me sobraba dinero para poder darme unos gustos a parte de saldar mis cuentas fijas, ya que no sé nada de mis padres desde hace ya 4 años, entonces nunca conté con apoyo externo, me financiaba la vida sola, al comienzo fue duro pero supe subsistir.

El edificio se encontraba ubicado cercano a la zona centrica de la ciudad, a los tres jóvenes les quedaba relativamente cerca del campus y de sus trabajos, juntando y dividiendo gastos, les quedó estupendo.
Moderno, con amplios ventanales y de aproximadamente unos 20 pisos, las paredes de color gris con un toque de blanco que hacía de aquella construcción un lugar sofisticado pero contradictoriamente a la vez sencillo.

narrador omnisciente

La joven se adentró al corredor principal, dirigiendose hacia el elevador, con pasos ligeros y un sutil toque al botón para pedir por aquello, en cuestión de segundos se hallaba dentro de aquella caja metálica, se sentía totalmente agotada como para subir por las escaleras, pero en una situación normal optaría por la segunda opción, escaleras, ya que tenía el pensamiento de que esa actividad de subir o bajar, contribuía a su salud.

Abriéndose las puertas del elevador en el noveno piso del edificio, (...) posicionada frente a la puerta con una placa que detallaba el número [505] del deparmanento, donde la chica de piel pálida y cabello despeinado por el frío viento al cual estuvo expuesta durante su caminata, urgaba en su pequeña mochila en busca de las llaves, una vez encontradas procedió a encastrarlas a la chapa y abrir finalmente el lugar al que tanto ansiaba llegar.

Paredes de color beige, decorados con cuadros hechos exclusivamente por una de las jóvenes que residía en aquel piso, acompañados de estantes con pequeñas maquetas, muchos discos y vinilos de música de diferentes géneros, ambiente digno de 3 estudiantes universitarios en sus veintes.