Le Fruit de la DxD ✔️

1 - Estudiante ordinario

Descargo de responsabilidad: No soy dueño de dxd

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Capítulo 1

JB había tardado varias semanas en encontrar una escuela que cumpliera sus requisitos, aunque éstos en sí mismos no habían sido tan estrictos.

Querer ser un "estudiante normal en una escuela normal" no era precisamente un deseo complicado.

Era que el deseo había sido hecho por Kazami Yuuji que lo hizo complicado.

En Japón, su país natal, la Academia Kuoh era la más adecuada. Llevaba pocos años siendo mixta, y un chico criado por mujeres probablemente lo haría bien como el género menos representado.

O estaría en una posición ideal para convertir a la inmensa mayoría de sus futuros compañeros en náufragos sollozantes.

Las probabilidades eran buenas, y especificar hacia qué lado se inclinaba la balanza le parecía algo que sólo le provocaría migraña.

Ya había tenido que sacarlo de la comisaría local por teléfono, porque había cruzado las fronteras del condado con nada más que una mochila de senderismo y su uniforme escolar.

En un arrebato de locura (rubia), JB había olvidado que Yuuji odiaba los trenes y que, por lo tanto, vería una caminata de más de 175 km como una alternativa razonable y lógica.

Es cierto que cuando Ichigaya llamó, pidiendo que dejaran salir a su perro de la perrera, el asunto se había resuelto fácilmente, pero Yuuji no era el que tenía que explicar ese pequeño lío a los superiores.

Esa alegría le correspondía a su adiestradora, que era ella, y los demás asuntos que seguramente venían de camino también se volcarían sobre el regazo de su tutora legal, también ella.

JB no se arrepentía de haber asumido ese papel, ni lo más mínimo. Probablemente se arrepintió de que gran parte de su sueldo fuera un sacrificio en el altar de "mecanismos de afrontamiento poco saludables".

Como el Advil y la cerveza.

Mucha cerveza.

Actualmente apostaba a que su próxima llamada se produciría si (cuando) Yuuji hiciera llorar a uno de sus profesores.

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Le había resultado bastante fácil deslizarse entre el serpenteante flujo de estudiantes. Nadie le prestó atención en el ajetreo de primera hora de la mañana.

Era un joven algo alto, con el pelo corto y negro y un flequillo que le cubría casi toda la frente.

Ojos negros afilados y un cuerpo atlético que no quedaba oculto por la americana y los pantalones negros de la Academia Kuoh. Kazami Yuuji recibió más de una mirada de envidia y admiración.

Por supuesto, lo de "no prestarle atención", si les hubiera prestado atención, se habría confirmado fácilmente como total y descaradamente falso, pero eso requería que Yuuji se fijara en cosas que no le interesaban directamente.