-¿Cómo llevas el embarazo?- ¿como llevo el embarazo?, la verdad lo llevaba muy bien, ya los malestares habían cesado un poco y mi bebé se movía dentro de mi barriga más, y mucho más, y era divertido, me gustaba mucho, le hablaba todo el tiempo, -aunque ellos me miraban como si estuviera mal eso que hacía, como si estuviera mal hablarle a mi bebé.- y de alguna forma sentía que me escuchaba y además, solo podía hablar con mi bebé, estaba tan feliz, mis ojos nunca habían visto uno, pero estaba emocionada por verlo, y saber que era mío, y que estuvo dentro de mi. Mi barriga ya se veía más grande, y eso me asustaba un poco, era algo extraño saber que algo está creciendo dentro de ti.
-Pues bien.- susurré, estaba sirviendo la comida, pero solo para mi esposo de cabello rojo, porque mi otro esposo salió muy temprano, ni siquiera comió antes de salir, solo se fue, y ya. Aunque muchas veces mi esposo de cabello amarillo, faltaba mucho a las comidas. Y eso me tenía preocupada, muy preocupada. Últimamente casi ni me miraba y me sentía extraña, porque aunque él no fuera muy amable conmigo, él siempre estaba ahí, siempre pegado a mi, y aunque él fuera malo, y me hablara feo y no me diera paz, era mi esposo, y así como dijo aquella mujer de mi boda, -debía querer mucho a mis esposos.- y lo hacía, lo quería, a los dos. Y no me gustaba para nada su nueva forma, no quería que él pensara que yo no lo quería y que por esa razón mi madre saliera lastimada, la verdad... si lo quería a los dos, porque los dos eran diferentes y así estaba bien.
Me pase la tarde entera limpiando y tratando de no correr al baño a vomitar, aunque los malestares habían cesado un poco, cuando aparecían, eran horribles. Estar embarazada era raro, y no sabría decir si me gustaba o no, pero estaba feliz, porque quería verlo ya.
~~~
Ya no había luz, y mi esposo de cabello rojo ya estaba dormido, desde hace tiempo, y yo estaba sentada, en la cama, no podía dormir, no mientras él estuviera fuera, mi esposo de cabello amarillo no aparecía, y ya mis párpados se cerraban solos, tenía mucho sueño, quería dormir, y cuando estuve a punto de cerrar los ojos, la puerta de la habitación se abrió despacio, y por ella se adentró por fin mi esposo perdido, iba a pararme a recibirlo, pero sus pies parecían estar torpe, no se si era por la falta de luz, pero antes de terminar de pensar, si me paraba o no, cuando ya él se había tirado a la cama, y cuando su piel chocó con mi piel, la sentí arder, muy caliente, como si estuviera... ¿fiebre?, ¿dónde estuvo todo el tiempo que llegó así?, puse una mano en su cabeza y la otra en su cuello, y estaba muy caliente, de verdad estaba muy caliente. Estaba sudando, sus ojos estaban muy rojos, y él se veía mal, muy mal.
Mi otro esposo estaba durmiendo sin percatarse de nada. Y susurré despacio:
-¿Qué te pasa?, estas hirviendo.-
-No se, solo me he sentido así.- él susurró.
-Deberías darte un baño, lo necesitas.- susurré, estaba sudoroso y muy pegajoso.- Ven.
Él se levantó despacio, y yo le ayude a que terminara de pararse. Entramos al baño, con cuidado de que él no se cayera y yo con él. Lo lleve al área de bañarse, mientras me devolví a prender algunas de las tantas velas que había por doquier, para poder ve. No prendí la leña porque lo que quería era simplemente bajarle la temperatura on agua fría, llegue a donde él estaba, le quite la ropa, -que tenía mucho olor a vino.- cuando estuvo desnudo, le eche el agua despacio, porque en realidad si estaba fría el agua, enjabone su cuerpo con calma, no quería alterarlo, ya se venía bastante mal, tenía sueño si, y quería dormir, pero no lo había hecho porque él no llegaba, y ahora tenía que bañarlo y tratarlo bien. Cuando termine el estaba titiritando, y yo también, el agua en realidad si estaba bien fría, seque su cuerpo antes de salir, y lo vestí rápido, para que no se resfriara más, lo deje en la cama y le susurré al oído que venía ahora, que por favor que no se durmiera, tome una vela y salí de la habitación despacio, sobe mi barriga por encima del camisón, hacía mucho frío y sentía mi barriga muy dura. Cuando llegue a la cocina prendí más velas y puse una olla para hacer un té, para él.
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El pecado de ser mujer.
Historical Fiction-Madre, ¿por qué ellos si pueden salir y yo no?, ¿por qué nosotras no?- susurré mientras escuchaba el sonido que siempre sonaba cuando "ellos" salían, salían por esa... ¿esa? ¿Por dónde ellos salían?, y... ¿a dónde iban?, ¿qué era eso?, era un miste...