«¿Realmente no te das cuenta? Aún vives con el miedo de no pertenecer a este mundo, pero eres muy egoísta. Lo cierto es que yo te pertenezco, mi cuerpo y mi alma son tuyos, déjame contemplar tus ojos, déjame estar cerca tuyo, porque sino, siento que...
Una cálida estrella que ilumina el bosque, se ha tornado insípida y fría, las canciones se han vuelto ruidos, y mi deber con el clan es solo eso, no distingo entre mis pensamientos y la realidad... Este dolor es algo que jamás había sentido, y es que jamás habían traicionado mi confianza como Soe lo hizo. ¿Acaso me lo merezco? Entonces, ¿Todos tenían razón? Que no debía confiar en una persona del cielo, o solo me está consumiendo mi propia agonía, tan solo quiero dejar de sentirme de esta manera.
Papá lo ha notado, y pude sentir la presencia de Mamá en la entrada de mi tienda esta noche, han pasado 4 noches desde que Soe interrumpió su misión en la tribu... Y a su vez, puso fin a nuestra amistad, mi vida ha vuelto a ser normal, asi cuando Soe no era parte de mi día a día, pero resulta que prefería mi vida normal con Soe en ella.
-Neteyam, ¿Cuanto más filo quieres darle a esa flecha?- la tenue voz de Kiri me hace reaccionar.
Bajando la mirada hacia mis manos suelto un suspiro al ver el desorden que estoy haciendo, la flecha que estuve afilando todo este tiempo casi a desaparecido. Frunzo el ceño intentando ocultar mi trabajo de la vista de Kiri, aunque demasiado tarde.
-¿Puedo sentarme?- señala un espacio justo a mi lado, petición la cual no puedo rechazar.
Kiri se acomoda junto a mí cruzando sus piernas en completo silencio, ofreciéndome su compañía como consuelo... Y es que ambos dudamos en romper el silencio.
-¿Recuerdas cuando Lo'ak rompió mi avión de juguete favorito?- Kiri inclina ligeramente su cuerpo hacia mí, haciendo que levante las orejas y los hombros para prestar atención.
-Lo recuerdo, robaste su Ikran de juguete como venganza.- suelto una risa seca, mirando un punto fijo en el lugar.
-Y comenzamos a pelear por el.- comienza a reír y a negar con la cabeza.
-¿Qué sucedió al final?
-Pues, luego de gritarle cara de escroto y recibir un sermón de Papá, fui al arroyo para llorar y esconderme de todos, entonces llegaste tú, con mi juguete reparado y listo para ser usado.
Esas memorias son de hace tanto tiempo, me sorprende que aún lo recuerde, volteo hacia Kiri quien ya me estaba observando secretamente, y puedo notarlo en su mirada, quiere hablar sobre Soe.
-Mamá, Tuk, incluso Lo'ak, todos hemos estado preocupados por ti, Hermano.- baja la mirada hacia el suelo, y con sus pies comienza a juguetear con la arena.
El interminable silencio sobre el asunto de Soe por parte mía ha hecho que libere un pesado suspiro.
-Lo siento, no lo hago apropósito, he pensado y sobrepensado todo lo que ha ocurrido, y he llegado a una conclusión...- retengo mis palabras por unos segundos, ciertamente dudando sobre mi respuesta.
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