𝐀𝐫𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐝 | 𝐅𝐫𝐞𝐝 𝐖𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲

𝐈𝐕

THE WEDDING

╭━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━╮
It would have been easier
to hate you if I didn't love you.
╰━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━╯

La chica del espejo le devolvió una mirada sorprendida e inocente a los ojos de Lilith.

Sus manos casi temblaban mientras tocaba su vestido, y aunque no quería admitirlo, estaba genuinamente nerviosa por el hecho de que estaba a punto de casarse.

Su cabello estaba como siempre, con su melena de rizos libres y listos para lucirse y sus ojos verdes tenían un delineador de ojos negro con un poco de brillo plateado debajo.

Alrededor de su cuello, solo había un simple collar de plata con una pequeña serpiente que descansaba en la unión de sus clavículas y sobre su cuerpo estaba el vestido que ella había elegido; era de color blanco, de satín que caía sobre su cuerpo con gracia y tan suave y delicado como el agua. Tenía mangas cortas con hombros descubiertos que mostraban prácticamente su escote con la suavidad de la tela que abrazaba sus pechos haciéndolos resaltar más y alrededor de su cintura había una doble cadena plateada con un poco de cuarzo rosa en el medio.

La tela se ceñía maravillosamente a sus caderas y el vestido tenía una amplia abertura que llegaba hasta la cadera para mostrar la pequeña liga nupcial alrededor de su muslo.

Llegaba al suelo, con una cola no demasiado larga pero sí lo suficiente como para que pareciera un vestido de novia y la hacía parecer la mujer más bella y poderosa de la tierra.

Si iba a casarse en contra de su voluntad, al menos lo iba a hacer vestida como una diosa y aterrando a los mojigatos miembros de la sociedad de los Mortífagos.

Su madre, Circe, a quien no le desagradaba mucho el vestido de su hija, la ayudó a ponerse el velo que su abuela había usado para casarse y que era una reliquia de la familia pura sangre Price.

Circe casi deja escapar una lágrima al pensar que su pequeña hija se casaría, incluso si fuera con alguien que no aprobaba y con alguien que Lilith no amaba, pero al final del día, incluso si era perversa, retorcida y psicótica, todavía amaba a su hija.

Verla vestida así le hizo recordar su propia boda, el día más feliz de su vida que hoy en día estaba teñido del desprecio y odio que sentía por el padre de su hija, el hombre que ni siquiera podía nombrar en voz alta.

La puerta de la habitación de Lilith se abrió lentamente, mostrando a una anciana apoyándose en un bastón seguida por Severus Snape detrás de ella.

Tenía su largo cabello gris recogido en un moño del que dejaban salir algunos mechones enmarcando su rostro y sus ojos negros, aunque arrugados y viejos, aún mostraban esa energía y juventud que ni siquiera su abusivo marido había logrado borrar.