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Después de ver los vídeos que Touya había grabado esa noche Shouto se juro a si mismo no volver a tomar en su vida.
¡Y es que no podía creer todo lo que había hecho!
Se había puesto a bailar múltiples canciones con un disfraz de tiburón que solo Dios sabe de dónde salió, se puso a cantar a todo pulmón «Somos cuatro prostitutas» junto a Toga, Jin y su hermano, terminó vomitando sobre un chico después de bailar en un tubo, se puso a llorar como un niño pequeño cuando le prohibieron ingerir un vaso más de alcohol y para cerrar con broche de oro trato de besar a Akihiro cuando le estaba consolando.
¡Que vergüenza!
Quería que la tierra se lo tragara y que nadie lo encontrara o que al menos los vídeos desaparecieran del teléfono de Touya, pero las cosas ya estaban hechas y no había forma de cambiarlas, así que lo único que podía hacer ahora era afrontar las cosas como se debían.
Empezando por disculparse con Akihiro.
— ¡Shouto si no bajas a desayunar ahora llegarás tarde a la academia! — llamó su hermana probablemente desde la cocina.
— ¡Voy!
Terminó de arreglar su corbata y se dirigió al comedor encontrándose con Fuyumi que como todos los días lo recibió con una sonrisa, devolvió el gesto y empezó a comer su desayuno mientras pensaba en como disculparse adecuadamente con el azabache.
Pero vamos, en realidad no había mucho que pensar. Solo tenía que ir y decirle un lo siento. ¡Y listo, problema resuelto!
¿Que tan difícil podría ser disculparse?
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Shouto juraba que en sus dieciséis años de vida nunca le había costado tanto disculparse con una persona, ¡Ni siquiera le costó tanto disculparse con su madre cuando mojó la cama sin querer a los diez años!
¡Pero por All Might, no creyó que fuera tan difícil!
Había intentado acercarse al azabache desde la mañana pero cada vez que estaba a unos metros de él simplemente los nervios se apoderaban de su cuerpo y salía corriendo como si su vida dependiera de ello.
