Me Enamoré De Una Criminal

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Sin pensarlo un poco me lancé a los brazos de Lisa, tomé su rostro entre mis manos y la besé, la besé con dolor, con angustia, un beso salado por ser acompañado por mis lágrimas que caían sobre mis mejillas.

- No Jennie - Lisa se separó - esto no está bien.

- Lisa sólo mirame a los ojos y dime que no me amas, dímelo y te prometo que te dejaré en paz - sorbí mi nariz - dímelo y te dejaré ser feliz con Rosé.

- No quiero que te vayas Jennie - ella suspiró pesado - pero estoy tan confundida, no puedo simplemente dejar a Rosé pero tampoco puedo dejarte a ti, se que es egoísta de mi parte pero no puedo dejarte ir

- Entonces no lo hagas. - la interrumpí antes de que pudiera convencerse de lo que estaba diciendo.

- Rosé no se merece esto - nos señaló a ambas con sus manos en forma nerviosa.

- No tiene por que saberlo, te ayudaré a aclarar tu mente - poco a poco comencé a cerrar la distancia entre nosotras - solo dejame quedarme aquí y demostrarte que me amas tanto como yo a ti.

- Yo no soy una persona a quién se ama, no podrías amar a alguien como yo. No puedo prometer un por siempre - Lisa intentó retroceder pero lo impedí.


Tomé las manos de Lisa y las acaricié, estaban rasposas con manchas de sangre, los nudillos rojos, bajé el cierre de su sudadera, llena de polvo y con sangre seca, la deslicé por sus hombros hasta que cayó al piso.

- Me pregunto quien escribió nuestro guión - Dijo Lisa casi en susurro.

Acaricie sus brazos y adentre mis manos sobre su playera para pasarla por encima de su cabeza hasta que me deshice de ella, contemplé su tonificado cuerpo, su abdomen marcado, con algunos moretones recientes, con la cicatriz debajo de sus costillas.

- Debe estar bastante enfermo - respondí.

Di dos pasos hacia atrás y nuestras miradas se encontraron, me sentí tan feliz cuando vi el deseo en los ojos color avellana qué tenía mirando mientras lentamente iba desabrochando mi blusa.

- Ven conmigo - Lisa me jaló de la mano.

Caminamos por el pasillo hasta encontrarnos en una habitación, Lisa abrió la puerta y con brusquedad me lanzó hacia la cama lo cuál se me hizo bastante excitante.

- Tomaré una ducha primero, no creo que te guste ver todo esto - Lisa se señaló a si misma mostrando sus brazos sucios, su pantalón manchado y polvoso.

- Te equivocas, me gusta.. Me gusta ver lo que eres, me excita lo que haces con esas personas. - me coloqué sobre mis rodillas en la cama - quiero que lo hagas conmigo ahora.

Lisa me miró con curiosidad, se quitó las botas lodosas junto con los calcetines, abrió un cajón donde sacó una toalla limpia y ponersela por encima del hombro, se desabrochó el pantalón y cuando estaba apuntó de bajarlo la llamé.

- Espera - grité y Lisa volteó a mirarme - Quédate así.

Me levanté de la cama y caminé hacia ella la tomé de la mano y la hice detenerse frente a un espejo qué había en la habitación yo me puse a su lado y ella me miró sin ninguna expresión.

- Mírate - ordené y Lisa puso su mirada en el espejo.

- Dulces goteos en mis ojos, gritos de lujuria lloramos, esta noche tú lo eres todo para mi - susurré mientras la miraba a través del espejo.

Lisa se mantenía inmóvil, sólo me observa en el reflejo. Su respiración era tranquila.

- Me perderé en la angustia por esta noche - comencé a acariciar su cuerpo - ayúdame a superarte - dije viendo sus ojos en el espejo.

Entre La Espada Y La Pared // Chaelisa & Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora