—Una semana de inventario por cada día perdido es más que justo, ¿no creen? Serían, ¿qué? ¿Dos semanas para Steven y una semana para Andrea?
—Pero yo no falté ningún día. —dije y Steven me observó con una sonrisa que no hizo mucho por ocultar y Donna simplemente me rodó los ojos.
Oh, sonrió.
Apenas y fue una de sus tan típicas sonrisas, pero me hizo sonreír por tan solo un segundo. Mis ojos no habían dejado de desviarse hacia él desde que llegó agitado y atravesó con rapidez las puertas del museo hasta detenerse junto a J. B. para decirle algo que no logré escuchar. ¿Por qué venía corriendo? No había podido preguntarle, ya que Donna me arrastró hacia ellos y comenzó a regañarnos por haber llegado tarde y comenzó a cuestionar a Steven sobre los días que había faltado al trabajo la semana pasada. Había pasado una semana desde aquel beso. Una semana en donde tuve que vivir con el recuerdo y la ansiedad. ¿Debería besarlo una vez más? ¿Por qué él no me besaba? ¿Acaso no quería hacerlo? ¿No se moría por volver a sentir mis labios así como yo lo hacía con los suyos?
—Pero llegaste tarde, ¿cuántas veces? ¿Dos? Estoy siendo considerada. —respondió Donna con una sonrisa.
La verdad es que sí estaba siendo considerada, conmigo, no con Steven. Si fuera por ella, Steven no trabajaría más en el museo. Si fuera por mí, Steven sería guía turístico y todos seríamos felices mientras Donna por fin tomaba unas muy necesarias vacaciones, pero por ahora nos encontrábamos frente a la cabina de seguridad junto a J. B. quien solo había estado escuchándonos.
—Tienes razón, Donna. Lo siento. —me disculpé esperando que mis palabras por fin la hicieran irse.
Steven no había dejado de mirar hacia la entrada, sus ojos no dejaban de pasearse por el museo y solo hacía que me pusiera nerviosa. ¿Qué está buscando? ¿Por qué estaba tan nervioso? Desvié mi mirada hacia donde él veía, pero solo había personas. ¿Qué veía que yo no?
—Gracias, Andrea —dijo complacida y se giró a Steven—. ¿Ves? Deberías ser más como ella. Ahora, ayúdame a llevar esto abajo.
Donna dio un paso más hacia Steven y la caja llena de peluches de escarabajo que ella había estado sosteniendo fue empujada hacia él.
—Un segundo, Donna, ¿sí? —Steven volvió a girarse hacia J. B. y yo igual dirigí mi atención hacia él—. ¿Podrías ayudarme? Solo necesito...
—Stevie, ya te dije que lleves esto abajo. —repitió Donna.
—Un segundo, bro, es mi mamá. —dijo J. B. llevándose el celular que ni siquiera había sonado a la oreja e ignorando por completo a Steven.
—Un momento, solo quiero... ¿Puedes ayudarme? —intentó una vez más Steven.
—Stevie, lleva esto abajo, rápido. —volvió a pedir Donna.
Las voces de las tres personas frente a mí comenzaban a traslaparse y suspiré cansada in saber qué estaba pasando o por qué Steven necesitaba que J. B. lo ayudase en algo que al parecer era más importante que hacerle caso a Donna para que por fin se alejara de nosotros. Los tres siguieron hablando por encima del otro hasta que Steven guardó silencio y se giró a ver por detrás de Donna hacia las exhibiciones.
—¿Qué? —murmuré a su lado.
—No es posible —dijo observando a un hombre—. Él iba en el autobús.
—Me importa un pepino, quiero que... —Donna dio un paso más hacia nosotros con los peluches y decidí interferir.
—¡Yo lo llevo! —respondí interrumpiéndola a la vez que Steven nos interrumpía a ambas al subir la voz.
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Armonía en el caos | Moon Knight
Fanfikce«Mi alma decidió dividirse, dejándome sin aire e incompleta y estiró sus manos para aferrarse a una posibilidad».