Capítulo Trece

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Shin No sabia donde estaba, no reconocía el lugar. Pero una voz le habló y esa voz era muy conocida. Era la misma voz que le hablaba en anteriores ocasiones.

Viniste, te estaba esperando”

Sería tonto que Shin siga preguntando quien era Él, por que anteriormente lo hizo y no recibió respuesta alguna.

—¿Que quieres de mi?–Preguntó Shin y trató de ver a su alrededor pero solo había un vacío, una gran oscuridad.

Salvalo, tu eres la única persona que puede hacerlo, camina adelante y sigue mi voz”

Shin trato de ignorar eso, pero sintió como su cuerpo caminaba por si sólo, era cuestión de unos minutos y luego pudo tomar control sobre su cuerpo y eso fue cuando llego a una gran puerta, escuchó voces en su interior pero esas voces no la podía distinguir. De modo que trato de abrir la puerta pero estaba cerrada.

Podrás abrir la puerta cuando tu sepas la verdad”

—¿De que verdad estas hablando?–Pero no recibió respuesta.

Salvalo antes de que sea demasiado tarde, destruye la maldad que alberga ese corazón”

Salvalo, Saca lo de la oscuridad

La voz desapareció igual que la puerta y vio un collar con una esfera celeste. Shin lo tomo en sus manos y seguidamente despertó pero el collar lo tenia aun, decidió conservarlo y se coloco en su cuello ocultándolo por su traje, vio que era de noche y la radiante luz de la luna entraba por la ventana y las cortinas blancas se movían por el viento. Bajo de su cama y se asomo por la ventana contemplando la fresca noche, la brisa del viento soplaba su cabello y vio como Merak salía del templo.

Eso le parecía raro a Shin, ¿Por qué Merak saldría a estas horas ?. Salio de su habitación y siguió a Merak por varias horas. Llego a un gran prado con bastante flores y luciérnagas Merak se detuvo y Shin permaneció escondido en un árbol.

—Mi señor, no se oculte sabia que me seguía–Merak  se giro a verlo y Shin salió de su escondite avergonzado–¿Por qué no esta descansando?.

—Yo debería preguntarte lo mismo Merak.

—Salí a caminar, no podía conciliar el sueño.

—Yo salí por que note que salias del templo.

Merak se sentó y Shin lo siguió recostando su cabeza en el hombro del mayor.

—Mi señor, ¿Usted cree que yo soy una mala persona?–Esa pregunta sorprendió a Shin y vio a Merak.

—Por que preguntas eso.

Merak vio a la luna y agregó.

—Solo tuve una pesadilla–Shin notó eso y abrazó al mayor.

—No, yo no creó que tu seas una mala persona.

Ambos se unieron en un gran beso, la luna era cómplice de eso. Muy lejos de ahí, en el palacio de Zeno-zama para ser preciso un ser vio eso con total molestia, y ese ser era nada mas y nada menos que Daishinkan.

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