Al siguiente día Jorge había despertado con una fuerte jaqueca, se había pasado un poco de tragos la noche anterior. Se levantó a lavar la cara, tomarse una ducha y cambiarse para ir a Global Radio a trabajar con Silvia.
Fue a la cocina y se preparó un huevo estrellado con unos deliciosos tocinos fritos, se sirvió un poco de jugo de arándano y se sentó. Tomo unas pastillas para el dolor de cabeza y se relajo.
Estába desayunado tan tranquilamente cuando recuerdos de lo que había sucedido en la noche le llegaron a la mente, había besado a Silvia. Lo había hecho, joder. Lo recordaba perfectamente, se había regresado del auto para besarla.
Una sensación de alegría y emoción le recorrió por todo el cuerpo, el corazón le latía a mil, se sentía nervioso. No recordaba mucho, solo recordó que la había besado y ella le había correspondido. Perfecto, por lo menos no la encontraría molesta cuando la viera.
Tomo sus cosas y se fue al trabajo.
El día era perfecto, un hermoso cielo adornaba la increíble ciudad de Los Angeles, el clima era agradable y pacífico, se sentía tranquilo.
Llegó a Global Radio y subió rápidamente a la oficina de Silvia, no sabía por qué pero tenía unas enormes ganas de estar junto a ella, darle cariño y quererla.
—Buenos días señor Salinas. —dijo Flavio, el asistente de Silvia.
—Maravilloso día diría yo Flavio, por cierto, ese traje te queda muy bien. —Sonrió y entró a la oficina de Silvia.
—Y a éste que mosco le pico —dijo Flavio para si mismo.
—Buenos días —le dió una linda sonrisa— ¿Puedo pasar, bella dama?
—Adelante. —sonrió Silvia, tratando de ocultar todas las emociones que tenía encontradas al ver a Jorge nuevamente en su oficina, después de lo de anoche se sentía bastante inquieta, emocionada.
—Bueno, unos comerciantes de Ojai quieren invertir con nosotros para posicionar nuestros productos en el mercado, con el mínimo costo y con la mayor utilidad posible, y necesitan de Global Radio para unos anuncios y promoción.
—Muy bien Jorge, diles que si queremos tratar con ellos.
—Esta bien Silv, les diré que agendemos cita para ponernos de acuerdo. —sonrió mostrando todos sus dientes, su sonrisa era encantadora y muy bella.
—¿Me llamaste Silv? —pregunto tímidamente.
—Sí... —murmuró— ¿No te gusta? Si quieres ya no te digo así, lo siento.
Silvia carcajeo por lo sensible que se ponía Jorge.
—Calma, me gusta.—Esta bien, Silv —la tomo de su barbilla tiernamente y la miro— ¿Quieres ir a almorzar?
—Almorcé tarde Jorge. —rio
—Bueno, lo intente. —se lamento, poniendo carita de derrota.
—Yaaa —sonrió—, te veo luego Jorge. —lo miro a esos hermosos ojos que tanto le encantaban, tomó valor y se paró para darle un cálido abrazo de despedida.
—Hasta pronto linda. —suspiró tranquilo y le depósito un tierno beso en su mejilla para luego marcharse.
Jorge ya estába en su oficina. Horas despues de estar trabajando duro, revisando correos y haciendo las cosas que debe hacer un gran empresario, su padre entro contento a la oficina, dispuesto a darle otra de sus “emocionantes” noticias a su hijo.
—Hola papá. —Mencionó serio Jorge, mientras veía atentamente la computadora que estaba enfrente de el.
—Hola, ¿Cómo va la empresa?
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El deseo en tu mirada
Romance¿Se puede el rencor convertir en deseo? La única manera de comprobarlo es fácil, con tan solo verte a los ojos puedo notar el deseo en tú mirada. Quien iba pensar que su vida iba cambiar tan repentinamente, por la persona que menos quería ver en el...