Capítulo 2: Recordando el pasado

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Tysie salió pisando fuerte del despacho de Zayre rumbo a la habitación de Adit. Aunque dio un pequeño rodeo para recoger un valioso objeto que había estado guardando para un momento especial.

Sus pasos eran fuertes, haciendo que todo retumbase a su paso y asustando a todo aquel que estuviese cerca. Estaba furioso y no quería que nadie se le acercase. Sin embargo, al llegar al pasillo de la habitación de Adit, tomó aire para relajarse y continuar con su andar habitual.

Por la hora que era, debía de estar allí jugando a algún videojuego. Y así era. Al entrar en la habitación, se lo encontró jugando tranquilamente en el ordenador a un juego que trataba de una granja en el espacio. En aquellos tres años había dado un estirón, llegando ya al metro setenta. Siendo bastante alto para sus dieciséis años, pero, seguía siendo pequeño para su padre.

No llevaba puesto su parche, ya que se encontraba en su habitación. Allí era el único lugar en el que se sentía lo suficientemente seguro como para quitárselo y dejar su cuenca vacía expuesta.

Tysie se sentó en la cama de Adit, detrás de este, esperando pacientemente a que este terminase su partida para hablar del viaje que debían realizar y los cambios en este.

Ellos ya habían hablado sobre aquel viaje y, durante aquellos tres años, lo fue preparando para este. Se lo contó todo a su hijo. La ilusión de volver al espacio y, esta vez, acompañado de su padre, hizo que no pudiese evitar comenzar a planear aquel viaje. Empezó a soñar con un viaje increíble lleno de aventuras. Empezó a soñar que podría explorar aquel basto universo junto a su padre y a amigos que hiciese por el camino.

El primer lugar al que habían planeado ir en aquel viaje era el planeta natal de Adit, Gestol. Tysie quería mostrarle la casa donde nació y pasó su primera infancia. Por desgracia, aquello no iba a pasar. Por lo menos, no en un futuro cercano.

Él ya lo sabía. A pesar de haber intentado distraerse jugando con unos amigos y primos para no pensar en aquella importante reunión, la curiosidad lo mató y quiso saber qué es lo que estaban discutiendo. Durante toda la tarde había estado espiando la reunión de los altos mandos de La Familia. No podía escuchar nada, solo ver lo que ocurría en aquella sala. Vio cómo se pusieron nerviosos, furiosos, frustrados y como se agotaron.

Para él, no significaba nada ver como planeaban la movilización de toda La Familia. Aquella no era la información que buscaba. Y no la encontró hasta el final de la reunión. Ver la última conversación entre su padre y su tío lo hizo llenarse de inseguridad y miedo. No sabía lo que se había dicho, pero, por las expresiones de su tío y su padre, supo que no era lo que habían planeado.

Al terminar la partida, Adit apagó su consola y fue a sentarse al lado de su padre.

—¿Has estado pendiente?

—Sí.

—Entonces puedo ahorrarme explicaciones inútiles. Tu madre... ¿La recuerdas?

—Papá, no hace falta que hables de mamá ahora.

Adit sabía que a su padre le costaba hablar de su madre y de su pasado. A pesar de su curiosidad por averiguar qué es lo que le pasó en realidad a su madre y por qué se marcharon de Drita, su pueblo natal, tan abruptamente; sabía que era un tema delicado y no iba a contarle la verdad, aún.

—No —respondió apretando el objeto enrollado en tela que había ido a buscar—, es importante hablar de ella ahora, antes de que partas en este viaje. Seguramente, te encuentres con algún pirata que reconozca ese apellido. El apellido de tu madre es casi único y perfectamente reconocible. Habrá piratas y mafiosos muy poderosos que lo reconozcan.

—¿Mamá se metió con tiratas y mafias? —preguntó Adit, sorprendido, intrigado y maravillado.

—Sí. Jajaja —respondió animado y emocionado por recordar aquellos viejos tiempos, donde todo era más fácil—. Tu madre vivió cientos de aventuras. Recorrió todo el espacio que pudo. La conocimos hace muchos años. Era una mujer famosa y misteriosa. No se sabía de dónde venía, no se sabía muy bien quien era. Lo único que se sabía es que era muy poderosa y que siempre decía que se estaba muriendo de vejez, a pesar de solo tener treinta años. Jajajaja. Aunque eso aparentaba. No sabemos cuántos años tenía.

Hasta el Infinito Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora