Los chicos tristes también sonríen.

Prólogo.

William es un adolescente demasiado roto para sus 16 años; Ingresado  a un Hospital Psiquiátrico desde hace ya dos años. Padece y combate una difícil anorexia nerviosa, algo de depresión severa, y más allá de sus registros médicos, y su actitud rebelde, hay un pequeño niño frágil, que había visto el amor morir tantas veces, que dejó de creer en él.

Edward, por otro lado, era un simple joven mimado, amante del alcohol y acostumbrado a vivir bajo lujos. Hijo de una de las cantantes de ópera más importantes de la época. Bastante obstinado, ajeno al mundo, que por cuestiones de la vida acaba prestando servicio de labor social en uno de los más  prestigiosos hospitales psiquiátricos de toda Europa.

''Los chicos tristes también sonríen, ¿Sabes? acabas de demostrármelo.''