Los Reinos [SasuSaku]

Capítulo 7

Mis ojos empiezan a abrirse lentamente por las lejanas y desconocidas voces que suenan en una especie de cueva. No comprendo nada, me siento mareada y perdida.

—Despertaste.

Di un pequeño brinco por el susto, Sasuke está sentado en una roca gigante con ciertos trazos que se pueden adivinar como dibujos de nuestros antepasados vampiros, no se ven como los dibujos que realizaban los humanos.

—¿Dónde estamos?— Pregunto con la garganta seca.

Él se levanta y comienza a dar vueltas cerca de mí. Luce como una pantera negra enjaulada.

—Seguimos dentro del reino, estamos en un bosque.

—¿El que da con mi palacio?— Comencé a enderezarme.

—No. Además, ese ya no será tu palacio.

Al parecer a alguien me gusta recordarme que soy su alma gemela, ¡ni siquiera es mi novio!

En verdad, el palacio nunca fue realmente mío pero es donde crecí.

De pronto una brisa se hace presente junto a un vampiro, Sasuke se disculpa conmigo y se acerca al recién aparecido. Comenzaron a hablar, aunque creo que se les olvida que puedo escucharlos.

—El vampiro capturado se ha despertado, no contesta ninguna de las preguntas. Pide hablar con tu... mujer.— Ambos clavaron la vista en mí. El vampiro que apareció de la nada tenía los ojos de color rojo y el cabello negro con unos notables rizos.

—¿Por qué con ella?

—No respondió.

—Preparen todo, iré yo—. Él comienza a acercarse a mí y abre la boca para hablar pero lo interrumpo.

—Yo iré contigo.— Mi tono de voz era firme y decidido, aunque esté medio dormida todavía.

Asintió y me dio la mano para levantarme pero preferí ignorarla y hacerlo por mi propia cuenta. Simplemente comenzó a caminar hacia dicha cueva, ignorando mi comportamiento. Al entrar nos recibió la misma pelirroja que encontramos en el palacio junto a otros Uchiha los cuales desconozco por completo.

—Todo está listo, Sasuke. Ten cuidado.— Comentó la pelirroja acomodando sus gafas.

Mientras íbamos adentrándonos más y más en la cueva, me di cuenta de que era un lugar secreto y exclusivo de ellos. Habían habitaciones, baños, cocina y diferentes lugares los cuales no son propios de una cueva normal y corriente.

Sasuke fue el primero en entrar en una de las habitación y yo lo seguí. Allí había una silla y en ella estaba un vampiro con cabello rojizo y ojos marrones. Al verme, una malévola sonrisa se mostró en su pálido rostro, enviando escalofríos a través de mi columna vertebral.

—Hasta que me traen a la única que busco.

—¿Qué quieres de ella?— Su tono de voz era dura, diferente al tono que utiliza conmigo.

—Que se nosotros. Después de todo, ella debe saber perfectamente quién soy yo.— Su voz me erizaba la piel.

Sasuke frunció el ceño y me miró.

—No tengo idea de quién eres.— Dije aún más confundida que el pelinegro.

Ladeó su cabeza a un lado y cerró sus ojos.

—No me sorprende que no me recuerdes, tus putos padres hicieron hasta lo imposible para que olvides todo.

La confusión comenzó a inundar mi rostro y Sasuke no tardó en notarlo.