El refrescante viento de una mañana soleada en Seúl desordenó su cabello en distintas direcciones, debajo del balcón las personas se apresuraban a llegar a sus trabajos, algunos niños iban a la escuela acompañados de sus madres, JungKook podía escuchar cada una de las voces, podía saber por qué esa niña lloraba en los brazos de su madre o por qué ese señor iba tan enojado a su junta de negocios. Aún con todo ese ruido, sus ojos y su atención no se movieron de la pequeña figura que se movía entre caballetes y lienzos, llevando pinturas y pinceles en una mano, un pincel entre sus labios, el cabello revuelto.
Su humano.
La plaza no quedaba tan lejos, alguien desde su piso no podía ver todo con claridad, pero JungKook no era alguien normal.
Su departamento estaba ubicado en una área modesta de Seúl, piso 10, una parte de la ciudad que no tenía mucho para ofrecer salvo esa plaza y un centro comercial donde la mayoría de familias iban por un poco de aire para evitar el ajetreo de sus vidas. Cuando compró el departamento no se fijó en nada más que tener lo necesario para vivir, un espacio donde estaría tranquilo, así que fue una muy grata coincidencia cuando semanas después de haberse mudado notó que su balcón tenía una vista perfecta del centro de aquella plaza.
Lo que no fue una coincidencia fue encontrarlo justo ahí.
JungKook suspiró con añoranza, cansancio de cientos de vidas en esa sola exhalación, recargando su mentón en la palma de su mano. El frío caramelo de sus ojos siguiendo los movimientos del humano, no se alejó del balcón incluso cuando escuchó la puerta de su departamento cerrarse.
— ¿Otra vez ahí?
JungKook no respondió, escuchó el vago ruido del sonido de llaves, el movimiento de unas bolsas y luego pasos acercándose hacia él.
— ¿No haces esto todo el tiempo? — Namjoon se apoyó en el marco del balcón sin querer salir más de esa línea imaginaria que trazó, haciendo una mueca cuando vio el fuerte resplandor del sol.
No entendía como JungKook podía estar con los brazos al descubierto bajo la luz del sol.
— He hecho esto toda mi vida. — una risa amarga brotó de JungKook, volteando por fin para ver a su amigo y compañero inmortal. Namjoon lo miraba con una sonrisa llena de pena. — Lo hago hoy, lo hago todos los días y así hasta siempre, sabes que no tengo muchas opciones, no puedo evitarlo.
— Tienes opciones, hay muchos humanos, JungKook, si tan solo...
— No. — la respuesta fue tajante, como todas las veces que tenían esa conversación, Namjoon ni si quiera se inmutó. — No... no pueden ser otros, sabes que yo...
— Qué has estado enamorado de ese humano por cientos de años, lo sé. — el más alto resopló, al cambiar su postura accidentalmente su mano recibió la luz del sol, aunque no sintió dolor alguno prefirió retirarla rápidamente. — Sal de ahí, sabes que no podemos estar mucho tiempo bajo el sol y mejor ven, traje comida.
JungKook asintió a regañadientes, no quería alejarse del balcón ahora que su humano había llegado pero no le quedaba de otra, ya tenía mucho tiempo recibiendo la luz del sol, si demoraba un poco más podia ser peligroso para él.
Caminó hacia la mesa donde Namjoon había dejado las bolsas de antes, sabiendo de antemano cuál sería su contenido.— Estuvimos de suerte hoy y pude traerme algunas bolsas de sangre de algunos donantes... y oye, no me mires con esa cara. — Namjoon habló mientras abría la bolsa y sacaba algunos pares de paquetes, viendo el ceño fruncido del otro vampiro. — Son del tipo O+, sabes lo común que es conseguir ese tipo de sangre, no estoy matando a nadie.
— Alguien podría estarla necesitando ahora.
— ¿Y qué planeas comer entonces? Ya que te niegas a cazar, tengo que hacer este esfuerzo en el hospital para traerte, podría perder mi trabajo.
ESTÁS LEYENDO
Eternity | YoonKook [PAUSA]
FanfictionJungkook es un vampiro inmortal de 700 siglos atado a una maldición donde siempre verá morir a su amado, Min YoonGi, en todas sus vidas. Cuando Yoongi reencarna en un adorable pintor callejero, él hará todo lo posible para que esta vida sea diferent...