Violeta
Me encuentro encerrada en mi habitación.
Le prometí a Andrés que no dejaría que esto se volviera un problema y falle totalmente. Mi madre no me dejara en paz hasta que no solucioné esto, pero para hacerlo…
“Por no hacer algo tan simple como abrir las piernas”.
Mi estómago se revuelve al recordar las palabras de mí madre.
« ¿Qué clase de madre le dice eso a su hija?»
—Mi niña, puedo entrar —Escucho la voz de Nana desde el otro lado de la puerta.
Trató de hacerme la dormida. No quiero hablar con nadie.
—Se que estas despierta. —la escuchó decir— Te conozco muy bien mi niña, por favor abre.
Me levanto de la cama y quito el seguro de la puerta. Al abrirla Nana entra rápidamente a la habitación y antes de darme cuenta estoy en siento abrazada fuerte mente por ella.
—Lo escuché todo. —me confiesa con evidente pesar— Ninguna madre tiene derecho a tratar así a su hija.
—Nana…yo… —troto de hablar, pero mi llanto no me lo permite.
—Tranquila mi niña todo estará bien. —Me consuela mientras me desahogo en sus brazos.
Minutos después, ya más tranquila, empezamos a conversar recostadas en la cama.
—¿Por qué no me contaste lo que sucedía? —Me pregunta Nana.
—No lo se…— le confieso— me sentía muy avergonzada ¡Me vieron la cara de estúpida!
—Violeta, no te expreses así de ti misma. —Me habla con firmeza.
«Me llamo Violeta, esta enojada»
—Lo siento.
Ella me sonríe. —Tranquila mi niña, sabes que no me gusta que digas esas cosas de ti misma. —me acaricia el cabello, se siente tan relajante— Todos alguna vez pasamos por alguna traición es parte de la vida.
—¿Tu alguna vez pasaste por eso? —Al escucharla me fue imposible no hacer esa pregunta.
Nana dirige su mirada hacía el techo, pero su atención se pierde en el infinito. Para luego dibujarse una sonrisa en su rostro como si un antiguo recuerdo invadiera su memoria.
—En una época muy antigua, yo también viví mi historia de amor, pero no es momento para hablar de eso. —Me confiesa.
—Oye, no es justo, —hago un puchero—yo quiero escuchar tu historia.
—Tal vez en otra ocasión. —me regala una sonrisa— mejor cuéntame ¿Cómo te fue hoy en el ensayo? —Nana cambia el tema—El concierto será muy pronto y estoy ansiosa por verte tocar en el escenario.
—Me fue muy bien, estamos casi listos para la presentación. —me rindo, Nana no me contara nada así que continuó con el nuevo tema— Inclusive el director me pidió ser la tutora de una chica que se unió residentemente.
—¡Eso es fantástico! —sus ojos brillan la escucharme—Estoy segura que harás un gran trabajo.
«¿Porqué mi nombre no puede ser como ella?»
Nana tiene ya casi sesenta años, ella trabajo en su juventud para mí abuelo y ahora para mí mi padre.
Nunca la he escuchado hablar sobre algún familiar o dar detalles muy íntimos sobre su vida, pero no es algo que me importe, lo único que vale la pena saber es que ella me acompañado toda la vida y no tengo palabras para agradecerle por eso.
—¿Acaso dije algo malo? —Su presunta me confunde, hasta que siento como limpia una lágrima que corría por mi mejilla.
—No, para nada. —Me aferró más a ella—¿Nana?
—Si, Dime.
—¿Qué debo hacer para arreglar este problema? —le pido consejo.
—No tengo una buena respuesta para eso, —me confiesa— pero de algo si estoy segura. Ese chico no te merece, no merece las lágrimas que estás derramando y no merece que le entregues tu amor. —sus palabras me hacen sentir un gran alivio en mi interior—Pero debes mantenerlo cerca de ti hasta que las aguas se calmen.
—Pero…
—Si, lo se, lo que te estoy diciendo va en contra se todo lo que ya mencioné,—Nana me interrumpe con ésas palabras— pero de momento es lo mejor que podemos hacer hasta que se nos ocurra otra idea.
Ella tiene razón, mientras los negocios de nuestras familias estén entrelazados, debo estar en buenos términos con Camilo.
—Bueno ya es hora de irme— Nana se levanta de la cama.
¿Puedes hacerme compañía?...— tomo su mano y susurro esa pregunta.
—Ja,ja,ja no me pedías eso desde que tenías ocho años.
—Es que… No quiero estar sola hoy. — confieso.
Nana se recuesta otra vez a mi lado, y me acurrucó juntó a ella.
No hay sensación más maravillosa que sentirse protegida por alguien que de verdad te ama.
A la mañana siguiente.
Desperté y Nana no se encontraba, por la hora debe estar haciendo los quehaceres de la casa.
Cuando baje a desayunar ella se encontraba en la cocina y me recibió con una sonrisa, mis padres no estaban en casa, así que me preparé para ir al colegio y me despedí de Nana.
De camino. Estuve reflexionando sobre todo lo que sucedió ayer, mientras observo por la ventana del coche una idea estúpida llega a mi mente.
”Pero debes mantenerlo cerca de ti hasta que las aguas se calmen”.
Las palabras de Nana resuenan en mi cabeza mientras la idea toma forma. Saco mi teléfono y busco entre mis contactos a alguien con quien esperaba nunca más tener que tratar.
Una vez que lo encuentro le escribo un mensaje muy simple.
Yo:
¿Podemos vernos?
Observo la pantalla de mi celular está que aparecen las dos marcas azules y poco después resibi una respuesta.
De Camilo:
“Tengo una hora libré después de las 9”
“Te veo en la UNER”
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Entre Dos Corazones Rotos (En Proceso)
Teen FictionAviso: Está historia está en proceso, por lo tanto está sujeta a modificaciones. Violeta, siendo una chica dulce, es incapaz de manifestar sus verdaderos pensamientos y emociones al tratar de cumplir el rol de "chica ejemplar" que le han impuesto la...