Las luces cubrían por completo las calles de Puebla*, la catedral deslumbraba con sus enormes decoraciones, la gente pasaba por las calles con calma, algunas con prisa otras simplemente disfrutando ver los diferentes puestos en la calle.
Faltaba poco para que comenzara Año Nuevo, y la gente ya comenzaba a realizar diversos festejos para el mismo, disfrutando como pasaban del 2000 al 2001, una cifra más para demostrar la supervivencia de la humanidad.
Entre toda esta gente, se encontraba un joven español de 24 años de edad, que disfrutaba de sus vacaciones, que se encontraba fascinado con las luces y la calidez del lugar, que encontraba maravillosas vistas para fotografiar, maravillosos momentos para enmarcar para siempre, después de todo, ser fotógrafo no solo es su profesión.
Aquel joven apasionado, se le conocía como Pol Turrents, Pol para los amigos, y se encontraba en México, viajando, atrapando los mejores momentos de toda la república mexicana, ya había sacado fotos en gran parte de los estados del sur de la república, pero aún le faltaban un montón más por explorar.
Hoy era 31 de diciembre, a las 11:45pm, hoy era año nuevo, y Pol no desaprovecharía esta oportunidad de sacar unas bonitas tomas de los fuegos artificiales.
Su andar recorrió gran parte del centro de Puebla, desde la Victoria* hasta el increíble barrio de los sapos* donde la mayor parte de los bares estaban a reventar de gente, caminar era sencillo, pues poca gente se encontraba en las aceras y se concentraban más en los bares.
Pol consideró que sacar la foto desde El Carolino* seria aún más agradable, por lo que emprendió marcha, después de todo, el barrio de los sapos y el carolino no estaban muy lejos, de hecho, estaban uno enfrente de otro, por lo que la caminata no fue larga.
Por El Carolino no había gente, algunas farolas alumbraban tenuemente el lugar, al igual que un aire frio recorrió la pequeña plaza, Pol se encontraba maravillado, es decir, ¿Quién no lo haría? Poder sacarle una foto a la hermosa arquitectura barroca era una maravilla.
Todo aquel silencio y paz que se sentía en el ambiente era increíble, a pesar de su amor por su patria, no podía negar que por momentos le llegaba la idea de vivir algún tiempo en otro país, aquel silencio era encantador, pues aun se escuchaba muy lejanamente el sonido de los bares, llenos de música, comida y bebida.
Pol suspiro, reviso la hora en su reloj de mano, solo para darse cuenta que ya no faltaba mucho para el comienzo del nuevo año, ya eran las 11:57pm, ya solo faltaban menos de 3 minutos para el año nuevo.
Pero aquel pacifico silencio se vio interrumpido por el abrupto llanto de un niño, un llanto tan fuerte, que lo desconcertó por completo.
¿Era solo su imaginación jugándole una mala pasada? ¿Realmente era el llanto de un niño? Al principio no quería creer que había un niño, en medio de una fría plaza, pero como el llanto no cesaba y su curiosidad aumentaba, cada vez era más la sensación de que era real.
Con rapidez comenzó a seguir el llanto, camino unos cuantos pasos hasta llegar al lado izquierdo de Carolino, donde con horror encontró el origen del ruido; era un bebe, un bebe muy pequeño, con cabello oscuro, y piel pálida, envuelto únicamente en una gruesa manta chocolate, usando un gorro azul en su pequeña cabeza, y una carta en la misma canasta.
– Oh Dios mío... – un suspiro salió de sus labios, se acercó rápidamente y levanto al infante, que, al momento de ser sostenido dejo de llorar, soltando de vez en cuando uno que otro gimoteo – oh pequeño... ¿Cuánto tiempo estuviste aquí? – Pol acomodo mejor al pequeño en sus manos, colocando la cabeza del infante en su pecho, y observando con tristeza, como el pequeño sostenía con fuerza su abrigo.