"Tienes que morir un par de veces antes de poder vivir de verdad"
Charles Bukowski
Aquella mañana, la luz se filtró a través de las desgastadas cortinas de mi sombría habitación, como un fugaz relámpago. Mis ojos, exhaustos de noches sin dormir, parecían pesar más de lo que recordaba. ¿Siempre fui consciente de esto, o simplemente me engañé por mera comodidad?
El agotamiento era palpable, sin importar la razón detrás de mis pensamientos. Mis ojeras habían triplicado su tamaño, pero mis responsabilidades permanecían inalteradas. Comencé el día revisando mi teléfono, el cual pronto quebraría el cálido silencio que me rodeaba.
No puedo ser el único que, al despertar, revisa ansiosamente sus notificaciones. Para algunos, las más comunes son videos que esperaban desde hace meses, pero para mí, era simplemente un recordatorio de una cita que nunca se concretó. No haber borrado ese recordatorio fue como una gota de agua en un océano de olvido y dolor palpable. Al final del día, no sabía si me refería a la cita o a ella.
Por más que me lo repitiera, aquel vacío que inspiraba tragedias de ficción y desastres se volvía a sentir incompleto. Pero ya era tarde para lamentarse, o al menos así lo recordaba. Sus palabras, incluso las más delicadas, pesaban en mi memoria.
Era un nuevo día, el inicio de un mes, una bendición para muchos, un abrazo sentimental para algunos después de recorrer las calles de la ciudad. Pero para personas como yo, era tan solo otro día, tan normal como el anterior o incluso el anterior a ese.
Tan pronto como estuve fuera de mi habitación, la pequeña paz que sentía al dejar mis pies descalzos sobre el suelo frío fue interrumpida por el dulce regaño de mi madre. Pensar que aquella dulce e inocente mujer veía a su hijo desmoronarse poco a poco sin decir una palabra para que él no sintiera la carga de responsabilidad era agradable y reconfortante.
Pero era algo que no podía ocultar, como su cabello negro como la noche en cascada sobre sus ojos negros profundos, que miraban con tranquilidad, ya fuera de paz o de cansancio. De todas maneras, aquellos ojos contrastaban con su piel de tono moreno.
Su espalda curvada le restaba algunos centímetros a su altura, que podría describirse como promedio o quizás un poco más. Al escuchar el regaño, apenas pudo esbozar una leve sonrisa y saludar rápidamente, ya que sus obligaciones no le permitían conversar durante minutos.
"¡Buen día, madre!" Me mostré dócil al acercarme para abrazarla, una costumbre que siempre me reconfortaba.
Ella respondió con cariño, "¡Buen día, mi niño! ¿Dormiste bien?"
"Por supuesto, después de trasnochar tanto anoche, la cama se sentía como una nube," bromee suavemente, sabiendo que eso cerraría nuestra interacción matutina.
Tras tomar caminos separados bajo el mismo techo con diferentes responsabilidades, después de un baño largo que se sentía como mil agujas heladas perforando mi piel, incluso sentí sus efectos después de vestirme y sentarme a la mesa, recibí una notificación. ¿Era la tan deseada confirmación de la cita o simplemente otra negación de los últimos días llenos de locura y desesperación?
Y como temía, o tal vez como no quería admitir, era Camila. Habíamos sido amigos durante años, por lo que sabía exactamente a qué hora habría terminado su turno, aquel turno que solía concluir con un jugo en frente de mí todas las mañanas. Nuestras conversaciones variaban siempre, pero en esta ocasión, parecían converger en un solo tema.
"¿Así que todo se acabó?"
"Supongo que sabes que no puedo forzarla a estar conmigo. Así no funcionan las relaciones."
"Pero... ¿cómo te sientes, Juli?"
"Sabes que estoy destrozado por dentro. A pesar de todo, siento que si hubiéramos hablado más, podríamos haber encontrado una solución en lugar de dejarlo así."
"Lo sé... lo siento. Si necesitas algo, aunque esté trabajando, siempre estaré aquí para que no te sientas solo."
"Agradezco tu interés, pero ¿No crees que Jorge se sentiría incómodo con esta situación?"
"Él sabe que somos amigos y confía plenamente en mí, así que no hay razón para preocuparse."
Decidí no responder a ese comentario. En este momento, la "confianza" no era un tema que quisiera discutir. Al llegar a la universidad y completar mis clases, recibiría una llamada que, en lugar de ser un escape a mis problemas, se convertiría en una nueva fuente de dolores de cabeza. Era ella, Mónica.
"¿No es suficiente arruinar cada una de mis relaciones?", respondí con rabia justificada. Porque era la verdad, al menos mi verdad.
"¿Ni siquiera un saludo? Me sigues y luego me bloqueas sin previo aviso", su voz estaba cargada de cinismo.
"¿Realmente para ti no soy más que un error?". Recordaba haber escuchado o leído algo similar en algún lugar, pero prefería no recordar dónde.
"Pensé que podríamos volver a ser amigos", hubo un incómodo silencio, pues no podía creer que fuera tan cínica como para sugerirlo de nuevo. "Como la última vez."
"¿No significo más que un error para ti? ¿O solo valgo cuando te conviene? Aléjate de mi vida, al igual que la única mujer que realmente me hizo sentir algo se alejó por tu culpa."
"No puedes..." Colgué, y lo hice otras tres veces seguidas antes de bloquear su número.
Definitivamente, mi día no pintaba tan mal como para soportar eso una vez más. Mi vida había ido de mal en peor debido a mis silencios y falta de reacción en el momento adecuado. ¿Había marcha atrás? Mi mente vagaba de un punto de mi vida a otro, pero siempre volvía al mismo punto.
Así que todo empeoró desde que salí con Camila, mi "primera novia", o quizás debería ser culpa de la "segunda". Estaba seguro de que no sería la tercera. La última vez que decidí abrirme y expresar mis sentimientos, fue la única que me hizo experimentar un amor sin reservas, aunque también podría haber aprendido a ser más confiado y a inspirar confianza si hubiera tomado decisiones diferentes.
Por el momento, solo tenía mi mente y yo. Aunque estaba cerca del puente, que ahora se convertiría en mi confidente, albergando mis recuerdos desde el día en que decidí por primera vez permitirme sentir atracción por alguien. Esa misma sensación que experimenté en el pasado.
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Tu mas profundo deseo
RomanceHas sentido el vacio de una traicion, de una decepcion, una mentira cualquiera de estos sentimientos pueden ser tan oscuros como los tomes pero.... como lo tomarias si fuera algo que completa tu mundo, algo que se volvio tu 100% ahora no es nada y t...