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Las luces estaban apagadas dándole un toque más melancólico que solo incrementaba cuando la luz de la luna entraba por su ventanal.
Sakura se sentó en el sofá de la sala.
Sentía el cuerpo rígido y sus manos reposaban en sus muslos. Una postura más que incómoda. Su consciencia, sin embargo, hacia tiempo que había abandonado ese cuerpo.
Su mente se concentraba dias atrás y su pecho se oprimía cada vez más al volver a repetir los dolorosos recuerdos de las últimas semanas.
Sabía que las cosas últimamente ya no daban para más, ella estaba hasta el tope con su pasantía en el hospital más los próximos exámenes finales y casi no tenía contacto con Naruto.
El cada vez crecía más en la empresa de su padre y debido a sus constantes viajes casi ni se veían.
Pasaban días enteros sin hablarse, aveces no concordaban los tiempos al contestarse los mensajes y sus llamadas varias veces eran interrumpidas por culpa de sus trabajos.
Ella lo intentaba, no quería perderlo. Intentaba no aceptar los turnos de más, pero los puntos extras le servían para agregarlos a las materias que todavía no se veían salvables y eso le sumaba experiencia en su campo de estudio. Necesitaba velar también por su futuro, sus horarios estaban abarrotados de trabajo, más pasantía, más universidad y con eso apenas y tenía tiempo para dormir o verlo.
Los primeros meses prometieron intentarlo para que los dos estuvieran tranquilos y así poder sobrellevar las nuevas responsabilidades en paz. Se prometieron acompañarse en las metas del otro para mantenerse unidos y sellaron su pacto con una noche acalorada en donde sus corazones se amaron físicamente por última vez.
El había comenzado a trabajar en la empresa de su padre y debido a eso su agenda se llenaba de viajes y reuniones que debido a la diferencia horaria pocas veces podían hablarse sin que el otro estuviera durmiendo.
Creyó que podrían y confió ciegamente en que todo estaría bien si se seguían teniendo el uno al otro.
Confió en él.
Por eso no creyó en su momento y lo primero que hizo al ver aquella foto fue llamarlo.
- Lo siento Sakura no puedo hablar ahora, te llamaré después.
Fue lo que le dijo y después simplemente colgó.
Días después su corazón se hundió aún más cuando vio las noticias.
Él de la mano con una mujer en las calles de Londres. ¿Que hacía él en Londres? ¿Quien era ella?
Intentó llamarlo una vez más.
- Lo siento Señorita Sakura, el joven Naruto se encuentra ocupado. La llamará en cuanto tenga tiempo disponible, muchas gracias.
Los días pasaban y los rumores aumentaban.
Las fotos, las imágenes, las redes, los medios.
Todos hablando de como el hijo de Minato Namizake CEO de Kurama Entertained había comenzado a ser visto muy seguido y sin ocultarlo de la mano con una de las actrices del momento, Hinata Hyuga.
Esa tarde cuando salió de la universidad no se esperó la avalancha de reporteros que con total desespero intentaban pegar sus micrófonos en su rostro invadiendo más que su espacio personal, las cámaras estaban sobre ella siguiendo cada paso y los flashes la cegaban de tal forma que solo la hacían querer escapar.