Devil Roux:
—No, no, no—La única voz que se escucha es la de Madelaine, que está llena de desespero, y no sabe a donde mirar.
No soy capaz de hablar, y el resto parecen estar en la misma situación, no me quiero imaginar como se está sintiendo la chica que rompe en llanto a mi lado, acaban de llevarse a una parte de ella, y lo demuestra con cada espasmo que suelta su cuerpo, y la manera desconsolada en la que llora.
La atraigo hacía mí dejando que me abrace—La vamos a encontrar, te lo prometo.
—Ellos...—Su voz se entrecorta, y yo siento mi corazón arrugarse—Se la llevaron, Devil, la tienen, y me la van a joder.
—Eso no pasará, la tendrás contigo nuevamente, y será antes de lo que te imaginas—Dejo un beso en su coronilla.
Y es que no sé que más hacer, mi mente está en blanco, mi corazón pareció detenerse por un segundo, cuando me di cuenta que la camioneta se había ido, porque acaban de tocar el punto más débil de Madelaine, lograron joderla, y con ello me joden a mí.
—Hay que buscar a Tobías, ¿y sí no logró escapar?—Habla rápido cuando el pánico la toma repentinamente—¿Alguien lo vió?—Pasa por encima de Asly intentando abrir la puerta—Iré por él.
—El carro está en movimiento, Mad, no puedes bajarte así—Asly suena afligida, aún así, intenta calmar a Madelaine.
—No me toques, debo ir por él—Insiste en quitar el seguro del auto, pero Asly le rodea el torso, inmovilizandola—¿Qué no me estás escuchando?
—Bonita...—Intento decir y la mirada que lanza me calla.
—¡Qué me sueltes te estoy diciendo!—Forcejea con Asly—¡Ninguno entiende una mierda, es mi hermano quién está allá afuera!
Empieza a soltar golpes al vidrio en un intento de romperlo, decido intervenir tomándola por las caderas, tiene fuerza, lo que me obliga a agarrarla con menos cuidado, hasta lograr dejarla sobre mi regazo, donde patalea, grita, llora y me golpea intentando soltarse.
—¡Sueltame, imbécil!—Me entierra las uñas en las manos—¿Qué no me entiendes? ¡Que quites tus manos de encima de mí, y me dejes ir por mi hermano!
—Ya mandé a alguien por él, Madelaine, intenta calmarte—Le habla Natanael, viéndola con cierto pesar.
—¿Qué me calme?—Se ríe—¿Me estás pidiendo que me calme? ¡Pues claro, hijo de puta, como tú nunca sientes nada, y no es una persona que amas la que está en peligro, te importa una mierda!
—No es así...
—¡Claro que es así!—Lo interrumpe—¡Malditos insensibles todos!
Empieza nuevamente el forcejeo, y logra lastimarme varias veces, más no la suelto, en el estado que está no razona, soltarla y dejar que baje del carro, podría ser peligroso incluso para nosotros.
—Necesito que te calmes, bonita, por favor—Le susurro—Te juro que estarán bien.
—¡O me dejan bajar, o les juro que los mato a todos!—Visualizo como intenta tomar la pistola que reposa en su cintura—¡Tienes diez segundos para parar la camioneta, Natanael!
Natanael le susurra algo al conductor, y este frena dándonos a entender que debemos dejar que abandoné el vehículo, Asly es la primera en bajar, dejando vía libre a la pelirroja que no duda en saltar del auto.
Todos la seguimos precavidos mientras Madelaine trota unos pasos más adelante, no sabe que hacer, se nota más que desorientada mientras saca el arma a la que le quita el seguro sin dejar de temblar, se tambalea y por un momento quiero intentar tomarla, pero que Natanael me ponga una mano en el hombro, y niegue con la cabeza, deja mi intención a medias.
Se quita las lágrimas con rabia, y sus pasos empiezan a volverse más torpes, ya no trota, ahora camina, y parece que se le complica un montón mantenerse de pie.
Entonces lo entiendo, está por desplomarse, justo ahora la mueve el pánico, la ansiedad, y la desesperación, en cualquier momento perderá el control de sí misma, solo por eso Natanael la dejó bajar.
—¡¿Qué hacen ahí quietos?!—Nos apunta y yo siento mi cuerpo estremecer—¡Ayúdenme a buscarlos! Saskya...—Pierde el equilibrio, pero logra mantenerse de pie—Y Tobías, ellos deben estar cerca.
Al ver su estado soy quién decide dar un paso adelante, no voy a sujetarla aún, solo quiero que deje de verme como una amenaza, para poder quitarle el arma.
—Te voy a ayudar, ¿vale?—Le sonrió—Ven, dame la mano, yo te voy a guiar a dónde están, ¿de acuerdo?
Extiendo mi mano con el corazón latiendo a mil, me duele mentirle, pero ella no está en sus cabales, podría hacerse daño, y no es algo que pueda permitir.
Me mira dudosa, pero al cabo de unos segundos, sonríe con los ojos llenos de lágrimas, y camina hacía mí.
—¿Tú sabes dónde están?
Ya ni siquiera estoy escuchando a mi Madelaine, siento que escucho a una pequeña asustada, que busca que alguien le de seguridad, y le haga creer que todo está bien.
—Sí, amor—Intento sonar convincente—Ven, iremos juntos por ellos, ¿bien?
Asiente repetidas veces, y me toma la mano.
Suelto todo el aire que tenía acumulado, sujetando con fuerza su mano, ella no para de temblar, y a mi me duele verla así.
—Dame eso—Libero la pistola de su agarre, dejándola caer al piso—Muy bien, ahora sígueme.
Doy dos pasos y ella intenta seguirme, pero antes de que pueda dar el primero, se derrumba, soy rápido a la hora de prevenir el desmayo y cargarla.
Todos respiran un poco aliviados, incluyéndome—A la camioneta, vamos a casa—Ordeno.
Ellos suben con agilidad, y yo procuro ser cuidadoso para evitar que Madelaine pueda golpearse con algo, la dejo sobre mis piernas y nos ponemos en marcha.
Puedo sentir cómo su pecho empieza a latir con regularidad, no creo que dure mucho desmayada, pero sé que cuando despierte estará exaltada, y quizá peor que hace un momento, para cuando eso suceda, espero estar en casa.
En el camino me dedico a ver por la ventana mientras acaricio su cabello, sin poder dejar de pensar en que haré para regresarle a sus hermanos a salvo, esos niños son su vida, no puedo dejar que los pierda.
—Tobías apareció, ya van de camino a tu casa—Me informa Natanael.
No respondo, solo afirmo con la cabeza, intentando que no logren ver que eso no me tranquiliza, ya que mi mayor preocupación no era el menor de los Jost, era la del medio, aquella que estaba en manos de los hermanos más desquiciados que he podido conocer.
ESTÁS LEYENDO
Las cicatrices de Madelaine
Teen FictionPor mucho que le corras al karma, siempre llegará a ti, aún así Madelaine Jost, había vivido durante años, huyendo de aquello a lo que muchos le temen. Aunque su karma, tenía lindos ojos, pero una sonrisa siniestra, y el miedo de Madelaine entre sus...