Tercer año escolar y comienzo de sentimientos

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¿Qué podría esperarse del tercer año en Hogwarts?

Muchas cosas había ocurrido para Beth, en primer año fue la selección de su casa, de su segundo hogar, según había dicho McGonagall y Beth había sido seleccionada para la casa que sus colores representativos eran el plata y el verde, nunca se había sentido tan contenta de permanecer en un grupo mayor del que estaba acostumbrada, pero la fantasía y el brillo que tenía en sus ojos se esfumó cuando se enteró que las demás casas que conformaba la escuela de magia y hechicería, los odiaban por ser "los malos", "los malévolos", "los tramposos" y aunque eso último tal vez no podia negarlo por un segundo y más en partidos de quidditch, sentía que siempre estaba siendo juzgada y siempre lo sería, pero a pesar de todo, los de la casa de Slytherin, entre ellos eran una familia, que se apoyaba entre si y mostraban ser rudos ante los demás para que no les perdieran el respeto que les tenían.

Beth seguía sin entender alguna cosa dentro de ese lugar hasta que entró a su segundo año escolar en Hogwarts, logró entrar al equipo de quidditch como golpeadora junto con uno de sus mejores amigos, Draco Malfoy y eso la había ayudado mucho para despejar unos sueños que últimamente había estando teniendo pero que no entendía para nada lo que significaban, sin embargo la gracia no le había durado mucho ya que un evento extraño había ocurrido dentro del colegio, que cancelaron todos los partidos de quidditch, hasta inclusive las clases por un tiempo, hasta que todo había vuelto a la "normalidad" pero cuando todo había regresado, las clases habían terminado y tenían que regresar a sus casas, algo que no le gustaba a Beth ya que su padre la había abandonado, dejándola al filo de la realidad sin que tuviera preocupación alguna. Aunque de vez en cuando recibía visitas de una familia pelirroja que la atendía cuando necesitaba de su ayuda (en especial de la madre de la familia).
Será mejor que comencemos con la historia de Beth antes de que los aburra y se alejen también de ella como lo hizo su padre.

—¿Cómo te sientes?— preguntó su mejor amiga por el teléfono
—Honestamente podría estar peor pero ya casi comienza la escuela
—Bethany, eres la chica más segura del planeta, vives sola y aún así sigues viva, no muchas pueden con el trabajo de estar consigo mismas y salir viva de ahí
—Jolene— dijo Beth subiendo su hombro para asegurar el teléfono en su oído y poner las manos sobre su cadera
—Yo solo digo la verdad o ¿Porque no quieres regresar al colegio? ¿Algún enamorado por ahí?

Beth mostró una pequeña sonrisa al recordar a un chico de su equipo de quidditch, Adrian Pucey, sabía que era un poco mayor para ella pero los sentimientos de Beth no podían impedirlo.

—Se que sonreíste por el teléfono muchachita
—Ya cállate Jo, además él era grande para mi, jamás se hubiera fijado en mi, un chica de segundo año el estando en quinto, es grande la diferencia
—¿Y que tiene? Solo espera a que te vea cómo estás ahorita y se le caerá la baba y no solo a él estoy segura
—Ja ja ja, mira como me rio— dijo Beth en tono sarcástico
—Y si no lo nota, él se lo pierden y si los demás no lo notan, ellos se lo pierden, hay muchos más chicos ahí afuera que morirán por estar contigo, hasta el final de los tiempos

Beth se quedó callada, no dijo nada a través del teléfono, cosa que desconcertó a Jo.

—¿Beth?
—No se que haría sin ti Jo
—Hace 3 años que hubieras estado desamparada si no te acogíamos mi madre y yo, de nada

Beth volteo los ojos y soltó un suspiro.

—Creo que si regresaré, aunque no usar magia por u tiempo, me dejó claro que los magos son unos flojos que no quieren hacer nada con sus manos— soltó Beth una carcajada
—Eso tenlo por seguro, bueno, tengo que dejarte, mi madre me ha estado hablando desde hace una media hora y no creo que termine bien si no voy dentro de los 5 minutos que tengo de tolerancia,nos vemos mañana en el tren

La última nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora