«-¿Podrías resistir vivir la vida como realmente es, Christian?»
Empezar una vida desde cero después de pasar años encerrado en un psiquiátrico sería una tarea complicada.
✨Un pequeño aviso: está es la versión ordenada de la historia de Después de t...
Tener una pistola en su cabeza no le parecía raro, ya era la séptima vez en el mes que ese mismo hombre llegaba a su casa para amenazarlos con matarlos a todos si no pagaban deuda. Sus padres Héctor y Dorothy, dos drogadictos a muerte, a pesar de que no tenían dinero seguían completamente obsesionados con cualquier tipo de droga que los hiciera desconectarse del mundo.
Ya habían pasado varias sobredosis, los servicios de protección infantil ya les había dado la última advertencia de llevárselo a él y a sus hermanos.
A sus 14 años se acabaron las otras advertencias, el hombre tocó la puerta de su casa con tranquilidad, sus padres, que habían pasado más de una semana sin consumir ya estaban al borde de la locura, se pasaban todo el día rascándose bruscamente la piel de sus brazos. El hombre entró en la casa y sus padres terminaron con una bala entre ceja y ceja, acabando con su vida instantáneamente.
Los cuatro niños corrieron al sótano de la casa, su hermano mayor cerró la puerta y la trancó con un pesado mueble que con dificultad los cuatro lograron mover. Corrieron por los pasillos de estantes quedando agazapados en el suelo temblando por el miedo y el frío de la noche. Los golpes rudos en la puerta prontamente empezaron a escucharse, retumbando por toda la casa, creando un estruendo que hacía vibrar el suelo.
-¡En algún momento van a salir! ¡Ninguno quedará vivo!
...
Los cuatro no se movieron alrededor de ocho días, temblando y llorando en silencio. El hambre se sentía mucho más que el miedo. Su hermano mayor, se había decidido a salir a buscar comida, salió una noche y jamás volvió. Salió del sótano, buscó la comida necesaria, y justo cuando iba a volver al sótano tres disparos impactaron su cuerpo. El siguiente que seguía en edad era él, quedaban solo sus dos hermanas menores.
Viendo por debajo de la puerta se dió cuenta que el cuerpo de su hermano había quedado muy cerca de la puerta. Las dos pequeñas niñas ya temblaban del frío y del hambre. Nate en plena madrugada en medio de todo el silencio, levantó el mueble y abrió con sigilo la puerta, caminó lentamente por las tablas del suelo para no hacer rechinar ninguna. Justo cuando tuvo la bolsa de comida en sus manos escuchó pasos sobre él, alguien estaba en el segundo piso de la casa.
Volvió sobre sus pasos dándole la primera bolsa a su hermana que corrió dejándola en el fondo del sótano, Nate tomó las últimas dos bolsas y corrió al refugio cerrando la puerta colocando de nuevo el mueble que bloqueaba la puerta.
El primer día racionar la comida resultó complicado, pero debía ser bastante fuerte para poder parar.
No lograron seguir viviendo así, ya al estar a unos días de terminar el mes cuando intentaron quemar la casa dejándolos encerrados en ese sótano. Justo cuando el fuego comenzó a consumir la casa estaban durmiendo, su hermana más pequeña no logró sobrevivir, cuando el piso de arriba se destruyó una tabla de madera cayó sobre su pierna haciendo complicada su salida, y el fuego quemó completamente su cuerpo.
Al salir a la planta principal de la casa todo estaba en llamas, Nate no soltó la mano de su hermana nunca, salieron de la casa tosiendo y sintiendo su garganta arder por culpa del humo. Tres estruendosos disparos se escucharon detrás de ellos, cuando reaccionó, la única persona que le quedaba con vida se estaba desvaneciendo frente a él. A su hermana le habían llegado dos disparos al pecho. No pudo hacer más, con lágrimas en sus ojos la dejó. Corrió entre las calles perdiendose de las personas que lo seguían.
No sabía que hacer. Caminó por poco la mitad de país llegando a la costa, alimentándose de basura o algunas veces que pedía comida en panaderías o tiendas. Dormía en las plazas por las noches, y en el día se encargaba de caminar hasta que el sol se escondía. Quería alejarse de su ciudad lo más que pudiera. No tenía familia, toda la gente que conocía se había alejado de ellos por culpa de sus padres.
Una noche cuando estaba durmiendo un hombre llegó frente a él golpeando su cabeza. Se despertó bruscamente consiguiendose con él.
-Te seguí la pista hasta aquí. Caminas bastante rápido.
Nate temblaba en su lugar. No había servido de nada irse.
-Me ordenaron matarte, pero ciertamente me siento mal al tener que matar a un niño.
-¿No me matarás?
-Debo hacerlo... Pero te daré un poco de ventaja. -agarró su cuello haciéndolo que mirara hacia adelante-. Si vas recto te conseguirás con el aeropuerto. Toma... -sacó de su bolsillo un poco de dinero suelto y se lo metió en su bolsillo-. Ve a los baños públicos y ponte presentable. Si estás aquí dentro de cinco días te dejaré un tiro en la frente y tiraré tu cuerpo a una zanja.
Ese día ni siquiera espero a que fuera de día para comenzar a caminar. Cuando amaneció logró lavar su ropa demasiado y dejarla limpia. Se dió una ducha después de casi mes y medio. Se dió el lujo de comprarse una buena comida para calmar su desespero y dejó guardado algo de dinero para sobrevivir los siguientes cinco días. Si no conseguía salida ya no intentaría huir, que sentido tenía seguir viviendo así.
Aunque jamás imaginó lo que le pasaría. Chocar con esa persona apenas entró en el aeropuerto fue increíble. Esos asustadizos ojos azules recorrieron todo su rostro.
Jamás imaginó que ese pequeño ser que tenía enfrente le cambiaría la vida.
-Lo siento no te ví. -lo veía demasiado nervioso, mucho más de lo necesario-. ¿Te encuentras bien?
-Si, si, no es nada. -le dijo con su voz temblando, bajó la mirada y apretó su mano-. Es que no se a donde ir...
-¿Que?
-Es que... Nunca había estado en un aeropuerto.
-¿Enserio? ¿Vivías debajo de la tierra?
-Es que... Es complicado...
-Y... ¿A dónde vas?
-Se suponía que a Londres. Y también se suponía que alguien debía acompañarme pero nadie vino. -bajó su mirada a su mano notando como habían dos boletos de avión.
-¿Y tú... Tienes el otro boleto?
-Pues si...
-¿Me lo puedes dar? ¿Puedes? Enserio... Necesito irme de aquí.
-¿Vas a Londres?
-No importa a dónde, solo necesito irme.
-Bien. -le dió el otro boleto que tenía. Ya con el papel en sus manos sintió como un peso se iba de sus hombros-. Pero deberás ayudarme.
-Si claro. -le dijo sonriendo-. Soy Nate.
-Christian. -ambos estrecharon sus manos comenzando y sellando una amistad completamente.
...
Su nueva vida empezó en un apartamento en Londres, era enorme, ocupaba una planta completa, el séptimo piso de uno de los edificios más exclusivos de la ciudad de Londres. Hundió la mitad de su cara dentro del agua, jamás había tenido una ducha con agua caliente. No debía hacer nada. Y Christian venía a visitarlo casi todas las tardes. Tenía más comida de la que jamás había tenido, y lo que quisiera comer se lo pedía a Christian y él se lo mandaba a traer como si fuera nada. Le dió un teléfono para que se mantuvieran comunicados.
Y una simple persona con la que chocó un día desesperanzador, se convertiría rápidamente en la persona más importante de toda su vida.
Christian.
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