Treinta y dos ☘ ChanIn

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Yang Jeongin, omega de treinta y dos años, con una carrera universitaria en administración, trabajo estable desde hace diez años, familia amorosa, un hermano mellizo muy buen confidente y amistades sinceras desde tiempos memorables. Yang Jeongin se encuentra sentado en una banca del pequeño parque frente al edificio del joven alfa Bang Chan, su novio, o bueno por ahora aún es su novio.

Y ese mismo Yang Jeongin, con toda su experiencia de vida, está nervioso hasta la punta de sus castaños cabellos, no tiene la menor idea de cómo abordar el tema sobre la discusión sin terminar que dejó con Chan en la habitación del almacén, se preguntan cómo es que un jovencito como Chan logra ponerlo así de nervioso y hacerlo sentir inexperto, pequeño frente a él.

Tú tienes los años, Chan la experiencia.

Responde su omega en tono bajo, Jeongin tampoco entiende cómo es que su omega no lo ayuda a en nada, bueno hay algo bastante claro, y es que el omega responde demasiado bien al alfa de Chan, lo que indica atracción, deseo, anhelo. Pero con respecto a cómo tratar a Chan el omega pareciera hacer oídos sordos y dejar a la parte racional hacer todo el trabajo, el problema es que su parte racional no tiene la menor idea de que hacer.

De pronto todas sus alarmas se activaron en cuanto logró ver a Chan acercarse a paso regular por el parque. Jeongin se puso de pie listo para enfrentar a Chan.

El Alfa lo miró a los ojos y sin detener su paso, caminó frente a Jeongin.

—¡Alto! —gritó Jeongin al ver a Chan ignorarlo—. No te muevas —siguió temiendo que el alfa se fuera, caminó hasta colocarse frente a él, tomó una respiración profunda y dijo—: Tenemos que hablar.

—Adelante, te escucho —respondió el joven alfa con una expresión neutra.

—Chan, lamento mucho si dije algo que te ofendió o te hizo sentir mal, sabes, realmente no soy bueno con las palabras...

—Hyung, eso lo entiendo bien, pero que no creas necesario contarme que de la nada vas a una cita a ciegas, y tampoco decirme completamente por qué no podías cenar conmigo, ¿por qué no solo me decías la verdad completa? Hubiéramos evitado todo esto.

—Lo sé, pero de verdad no creí que fuera necesario...

—De nuevo con eso —cortó el alfa elevando un poco la voz—. ¿No crees que sea necesario decirme las cosas con claridad? —Jeongin negó no sabiendo cómo responder—. Dime, ¿cómo te sentirás si yo no te contara que estaré trabajando en el departamento de un omega muy bonito del que soy amigo?

Jeongin tragó el nudo que se formó en su garganta, pensó unos segundos su respuesta, pues debe responder con madurez y no dejarse llevar por los sentimientos.

—Es tu trabajo, Chan, no tienes que decírmelo todo.

El alfa suspiró con frustración.

—Y si te digo que ese mismo omega me pidió una oportunidad para ser novios.

—¿Lo hizo? —preguntó con miedo. Chan asintió y Jeongin solo apretó sus manos en la costura de sus jeans, la inquietud de su corazón y el gruñir de su omega revolvían su estómago en un molesto sentimiento de temor, no quiere perder a Chan.

—Lo hizo en su fiesta de cumpleaños, pensaba contarte en la cena de hace dos días.

Jeongin asintió, de nuevo pensando que debía responder como un adulto responsable, y seguro de sí, que no tiene por qué tener miedo.

—Bueno, está bien, confío en ti —sonrió tomando la mano del joven alfa y dando un ligero apretón.

—¿Confías en mí? ¿De verdad lo haces o es solo que no te importa?