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Noche 11: Déjame pasar la noche en tus brazos.

Estaba nervioso.

Sentía mis manos arder. Quería golpear a esos imbeciles.

Me sentía impotente tener que verlos pasar por los pasillos, sabiendo lo que corría por su mente y no poder reventarles la cabeza.  La cárcel fue horrible, pero no me disgusta volver por matarlos...

Pero no podía dejar a Jin solo. No de nuevo.

Al enterarse de la conspiración de Taehyung y Chan lo había destrozado. Estaba hundido en tristeza y solo podía estar a su lado.

Hacer lo que no hice en su momento, ser su amigo.

Jin estuvo muy distante hoy, aunque intente hablarle estaba cabizbajo. Lo entendí y le di su espacio, aunque siempre lo cuidaba a lo lejos.

Las horas pasaron como minutos. Me estaba aburriendo, había terminado todos los deberes. Revise mi teléfono y no había nada.

Jin no me había mandado ningún mensaje.

Intenté distraerme haciendo cosas en la casa, limpiar, fregar y ordenar los cojines del sofá por tamaños. Pero nada conseguía quitarme la espinita de la cabeza.

De reojo vigilaba el teléfono sobre la encimera, con la esperanza de que se iluminará la pantalla.

Por un despido mis ojos terminaron sobre el calendario, vi la fecha que caía hoy y mi cuerpo se congelo.

Era ese día. Ese horrible día...

Hoy le hicieron a Jin...

Sin pensarlo dos veces abrí la puerta de mi casa y como si fuera instinto animal corri por mi calle, buscando con la mirada en todas direcciones.

Lo divisé chocándose con las personas de la acera. Levante los brazos y empecé a gritar.

—¡Jin!¡Jin!

Sus ojos brillaron al verme. Su rostro se iluminó y las lágrimas corrieron más por su cara. Hizo un último esfuerzo para llegar donde mi, dejando atrás a los matones.

Es entonces que todo paró. El mundo iba a cámara lenta para mí.

Sentia su mano aferrándose a la mía, corriendo a mi lado casi sin aliento y los latidos de su corazón golpeando mis oídos. Decía mi nombre entre llantos, no respondí.

Preferí correr y llevarlo a casa. A un lugar seguro.

Di un portazo.

Lo último que mi mete recordó fue que lo empuje dentro de la casa y puse el cerrojo. Llamé a mi madre para que supiera que estábamos ahí y ella viniera pronto.

Una vez colgué mi mirada se volvió a posar en Jin.

Sus manos temblaban, estaba en el suelo hecho una bolita, apoyado con la espalda en la madera de la encimera y abrazándose a si mismo. Sentí mi pecho comprimirse con fuerza.

No decía nada, pero se veía el miedo en su cuerpo.

Me acerqué con cuidado. Le toque suavemente su mano, él levantó la cabeza asustado a punto de volver a correr, pero se calmo al verme.

Quería arrancarme los ojos. Lo estaba viendo de nuevo. Esa mirada...

Una mirada de pánico. De ayuda...

Dejé que él se acercara a mi poco a poco, siendo paciente y dándole su espacio. Al final termino entre mis brazos, en silencio, pero no necesitábamos palabras, solo uno al otro.

Si hubiera sido distinto.

Si hubiera hecho esto desde el principio. Abrirle la puerta, darle mi mano...

Un gesto tan pequeño e insignificante lo cambio todo. Destruyo mi mundo...

—Estoy aquí, estoy aquí.. —susurre en si oído, sintiendo como hundía su cara en mi pecho.

Pronto yo también empecé a llorar. Mis dedos se aferraron a su chaqueta, lo aprete más a mi cuerpo y llore sobre su cabeza. Llore en silencio.

Había salvado a Jin, pero no había salvado a mi Jin...

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⏰ Última actualización: Sep 19 ⏰

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