01

1.1K 183 4
                                    

Aiden caminaba lentamente por el jardín, admirando las preciosas flores que adornaban el lugar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aiden caminaba lentamente por el jardín, admirando las preciosas flores que adornaban el lugar. Miraba con nostalgia el lugar, todo le recordaba a su madre. Desafortunadamente ella había fallecido cuando él era tan solo un pequeño niño de cuatro años. Todo el mundo le decía su gran parecido con la ex concubina, eso era algo que adoraba. Agradecía a Astotelia haber heredado los rasgos faciales de su madre y no los de su padre, odiaba a la familia real, en especial al emperador.

Nunca perdonaría lo que hizo. Cuando se aprovechó de su madre mientras ella estaba indefensa, cuando no le dejó otra opción que convertirse en su concubina. La familia de su madre era un condado con demasiadas deudas, su abuelo adoraba a su madre y le daba todo lo que podía. Afortunadamente ella creció siendo feliz, con dos padres que la amaban, algo no muy común en la nobleza. Su madre, Irene era conocida como una belleza inusual, por supuesto ese rumor no tardó en llegar a los oídos de su padre, quién era un príncipe.

Su madre se había enamorado de su padre, ella lo amaba incondicionalmente. Pero desafortunadamente ella descubrió que su amado príncipe tenía otros planes en mente y el hombre del que se enamoró no era más que una de las tantas máscaras del príncipe. Ella cayó en depresión al ver a su amado con otra mujer, con la dama que sería su prometida. Cuando Jaider se convirtió en emperador, se casó con Roserice y su madre conoció a Belloque, un caballero imperial.

Se conocieron el mismo día de la gran boda imperial, cuando su madre se escondía en el jardín cuando Belloque la encontró llorando. Irene comenzó a dejar de lado su amor por el emperador y siempre que podía visitaba el palacio para ver al caballero que hacía que su corazón se confundiera. Por supuesto era un amor prohibido, pero a ambos poco le importaba, ellos se amaban. Pero como todo secreto, tarde o temprano sale a la luz. Jaider se enteró de este amor y le prohibió a Belloque hablar con mi madre y lo envió a cuidar otro sector.

El emperador le hizo una propuesta a su madre, si ella se convertía en su concubina, él ayudaría a su familia a salir de sus deudas y le ayudaría con la enfermedad de su padre que lentamente lo iba matando. Irene rechazó la propuesta por más tentadora que fuera, no deseaba ser una amante, no quería arruinar un matrimonio ni dejar al amor de su vida. Ella misma buscaría la forma de encontrar una cura para su padre. Jaider, no conforme con su respuesta, decidió acudir a otros métodos, si Irene no era suya por las buenas, lo sería por las malas.

Secuestró a Irene y la encerró en una habitación, aislada de todos. Jaider no perdió el tiempo y se acostó con ella, dejándola en cinta. Su madre lloraba todas las noches mientras abrazaba su vientre, odiaba a Jaider con todo su corazón, pero no se atrevía a matar al bebé en su vientre. Cuando nací mi madre me nombró como Aiden, mi nombre significa fuego eterno, mi nana me ha dicho que mi madre me dio ese nombre con el fin de que así como el fuego debía derribar a mis enemigos hasta hacerlos cenizas.

Aiden tomó un lirio y lo llevó cerca de su rostro, lo suficiente como para poder sentir su suave aroma. Que irónico, justo él sosteniendo un lirio, una flor que significaba la pureza, inocencia y la belleza, mientras que él era un ser que se encargaría de destruir el imperio que hizo sufrir a su madre.

𝐊𝐈𝐍𝐆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora