Capitulo 1: Baki-Dō

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Hanma Baki, ese era el nombre del hombre más fuerte del planeta, el humano vivo más poderoso, el único capaz de pararle los pasos al Ogro. Todas las mañanas corría durante seis horas, desde que salía el sol hasta medio día. A veces eran sesenta kilómetros, a veces eran setenta, no era trote continuo, era una carrera contra sí mismo a máxima velocidad. El motivo: ya no podía estar tranquilo en la calle.

Desde la legendaria pelea del padre contra el hijo Baki tuvo demasiados problemas para volver a su vida normal. Todo el mundo pudo ver el encuentro que se comparaba con una guerra internacional, imposible conservar un bajo perfil. Cuando salía a la calle, cuando iba a la escuela, incluso cuando salía con su novia, era inevitable que se acercara gente a pedirle autógrafos o molestarlo. Al principio no le incomodaba en demasía, pero tener quince adolescentes a su alrededor mientras intentaba trotar... era una mierda.

Por ello Baki resolvió que, si el problema era que la gente lo viera, entonces se movería tan rápido que nadie podría reconocerlo. Eso lo hizo crecer bastante, se convirtió en un corredor experto, incluso le agarró el gusto.

¿A donde iba Baki cada vez que salía a correr? A veces no tenía un objetivo fijo, a veces salía a la ciudad de al lado para comprar algún ingrediente raro de los que comía. Existían muchos destinos, mas hoy Hanma Baki tenía planes.

—Bien, es aquí —dijo el joven parado en la puerta del gran dōjo Shin Shin Kai Karate-Dō Orochi Ryu.

Dentro se celebraba una reunión de alumnos, conocidos y amigos de Hanma. Al frente, el joven Orochi hacía una demostración.

Katsumi se hallaba parado sin más, sin guardia, con un ladrillo de concreto frente a él. De un momento a otro aquel ladrillo macizo sólo explotó. No parecía haber hecho nada en absoluto, conservaba la postura, nadie fue capaz de verlo moverse.

—Es como un Jedi.

—No, es más como un caballero de Atenea.

Ambos, Kato y Suedo respectivamente, estaban atónitos aun siendo cuarto dan del Shin Shin Kai.

—No es más que karate, puro y poderoso karate Orochi Ryu —dijo el gran maestro de la Shin Shin Kai para luego negar con la cabeza—. Eso diría mi papá. ¿No creen? Pero no, sería demasiado prepotente pensar que llegué aquí solo. Este puño, su dureza, su velocidad sobrenatural, cada movimiento de mi cuerpo para alcanzar esa velocidad, es nada más y nada menos que años de aprendizaje y técnica. No sólo mía, pertenece también a las personas que me llevaron hasta este punto, gracias a ellos hoy pude alcanzar este nivel. —Levantó el único puño que le quedaba hacia sus alumnos—. A lo que quiero llegar es: ustedes deben encontrar esa evolución en ustedes mismos. Crear su propia dinámica, adoptar el karate como parte de ustedes. ¿Qué hubiera sido de mí sin el maestro Kaioh Retsu? ¿A qué nivel habría llegado si el maestro Kiyosumi Kato no me hubiera enseñado las técnicas especiales de la calle? —Tras decir esas palabras, el joven Kato se puso levemente rojo—. Somos Shin Shin Kai, ¡pero antes que eso somos karatekas! Quiero que todos empiecen a crecer hoy, todos y cada uno de ustedes, miembros del cuarto dan del Shin Shin Kai Karate-Dō. Espero que también se superen como yo lo hice.

Tras sus palabras, los miembros saludaron con un "¡Osu!". Al levantarse, Katsumi dio la clase por terminada. No pasó mucho para que el dōjo se vaciara.

—Ese fue un gran discurso, Sensei-chan. —El joven Hanma se acercó al gran maestro sólo cuando todos dejaron el cuarto.

—¡Baki! Tiempo sin verte, amigo. ¿Cómo estás? —saludó el karateka, chocaron las manos y se abrazaron.

Era tierno de ver.

—Estoy mejor que nunca, veo que tú también. —Parecía orgulloso de su amigo al hablar.

𝐁𝐚𝐤𝐢: 𝙏𝙝𝙚 𝙎𝙩𝙧𝙤𝙣𝙜𝙚𝙨𝙩 𝙈𝙖𝙣 𝙞𝙣 𝙩𝙝𝙚 𝙬𝙤𝙧𝙡𝙙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora