Interludio I.

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     Tsumi Nonai sumergió su mano en el pequeño estanque, observando con nostalgia el reflejo del sol sobre la superficie. Se vio a sí mismo de regreso en el tiempo, siendo un niño otra vez, vistiendo un Yukata, a juego con el que su madre lucía; paseaban en un jardín idéntico al que se encontraba en ese momento, en verano, cuando no tenía que preocuparse por su horario escolar

    Levantó su mirada, difuminando el recuerdo con su presente. Trece años habían pasado desde que su madre le fue arrebatada, y trece años desde que él llegó. Sostuvo la máscara blanca en frente de sí, las manchas de sangre se habían secado, haciendo bastante difícil de retirarlas. La acercó a su rostro y la colocó sobre éste.
    Un HUD se activó al instante, realizando un reconocimiento de retina que le permitió acceder a sus funciones. Observó con fascinación el nivel de herramientas que podía ofrecer, y que su manejo era realizado por comando de voz.

    Un icono en particular llamó su atención, la máscara tenía un programa de Galería. Sin meditar demasiado, decidió ver qué había almacenado; una sola carpeta con un solo archivo, una fotografía: Eran Tsumi y su madre, junto a un estanque rodeado de lycoris color rosa.
     Su emoción fue tal que las lagrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas, mientras le llenaba una sensación que no supo identificar de dónde provenía, pero era como si no se hallara solo en ese momento.

    —¿Eres tu?— Preguntó Tsumi, sin saber si obtendría una respuesta—. Encontré mi...., nuestro expediente psicológico, tu también la amabas, ¿Cierto? De alguna manera eres yo, y yo soy tu............, es interesante que escogieras un traje así, te ves como un Lord Sith de verdad; siempre quise un sable de luz real, y tu lo tenías— Sonrió con vergüenza, pronto su gesto cambió a uno de decepción—. No sé que fue lo que Padre te pidió que hicieras, pero lo averiguaré, estas son mis manos también. Te agradezco, Qatal, que ayudaras a mis amigos ese día en la estación. Por favor, hazlo de nuevo en el futuro—.

    Se retiró el casco y entró a la oficina vacía que su padre ocupó en el pasado, continuó hacia los pasillos, también vacíos. Se detuvo frente al hueco en el techo que resultó de la confrontación contra el enmascarado. Tomó del suelo un tomo de su manga favorito, Berserk, y lo guardó dentro de la máscara. Salió por fin del Complejo hacia su auto, donde Akiko le esperaba.

    —¿Qué harás con este lugar?— Indagó ella mientras subían.

    —Aún no lo he pensado, quizás los chicos no quieran volver después de lo que pasó.  Por ahora desmantelaré el reactor y lo reubicaré, quizás Robert quiera seguir trabajando—.

    —¿Está bien que se queden en Flatiron?—.

    —Si, al parecer Padre lo construyó para ellos. Es perfecto para que los demás se recuperen y puedan seguir entrenando con Jim—.

    —Bueno, será más fácil ocultarse ahí. El encuentro con Soshisha-Sama lo alteró bastante —.

    —Si, mi padre le hizo entender que ñas cosas irán a peor—.

    —¿Estás seguro de ir a Japón tan pronto?—.

    —Si, la junta directiva quiere recibirme con todos los honores, y seguir la tradición. También quiero que Robert se presente formalmente—.

    —¿Ya no será un becario?—.

    —No—.

    —¿Y qué harás con los demás?—.

    —Les daré tiempo para decidir qué hacer, saben que los apoyaré en todo—.

    —¿Incluyendo si deciden seguir haciendo trabajo como......., héroes—.

Knights of the SonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora