Única parte.

985 91 10
                                    

✷        ·
  ˚ * .
     *   * ⋆   .
·    ⋆     ˚ ˚    ✦
  ⋆ ·   *
     ⋆ ✧    ·   ✧ ✵
  · ✵


- Ow, te amo tanto - gimoteó, curvando su delgado y pequeño cuerpo en extasis, mientras unas manos grandes lo acariciaban.

Dos amantes, que según palabras temblorosas afirmaban amarse.

- Eres mi vida entera, te amo tanto cielo - Harry beso el cuello bronceado de su pareja, adorándolo.

Hacía más de tres años que había caído, por ese ser divino que prometía ser mejor que los demás, mejor que todo lo que podría considerar correcto.

Ojos azules se abrían con placer, sus pestañas revoloteando húmedas, hermoso, tan precioso como jamás había visto, adoró cada parte de aquel pequeño y perfecto cuerpo, cada lunar, los maltratados pezones pidiendo ser tocados, los tocó, los chupo con fuerza y ​​ansias provocando que el joven debajo de él gimiera fuerte, quebrado.

- Harry, más, más rápido - jadeó el castaño, rasguñando los anchos hombros.

Harry lo contempló, con las suaves mejillas cubiertas por un lindo color rojizo, sus ojos azules brillosos por las lágrimas, sus labios mordidos mientras que sus pequeñas manos delgadas jugueteaban con sus pezones.

Estaba enamorado, perdido, ya no podía volver atrás, había caído fuertemente por este angelical ser y no se arrepentía de nada, absolutamente nada.

Mientras que se amasen lo demás no importaba, en absoluto.

- Tan bonito, mi tesoro - balbuceó con la lengua pesada.

Pesada por las mentiras.

Lo penetro con calma, esa noche iban a hacer el amor, pero no como antes, no, como nunca lo habían hecho, porque Harry se había vuelto a enamorar.

Lo descubrió cuando vio su bella sonrisa y sintió las ridículas mariposas en su estómago, cosa que no sentía desde hace años.

Desde que esta preciosa criatura iluminó su vida con esos ojos oceánicos y mejillas rosadas, su vida que era tan gris y monótona.

Viéndolo desde su perspectiva egoísta.

Chupo suavemente su cuello, los jadeos eran callados por cada beso desproporcionado, sus cuerpos eran dos piezas de rompecabezas, no existía nadie más que sólo ellos dos.

Sabía muy bien que estaba condenado, sus amigos, su familia, nadie lo iba a apoyar, pero si está era la vida que viviría, con gusto aceptaría sus rechazos.

Luego sus músculos se tensaron, y minutos más tarde el líquido comenzó a escurrir del trasero rojizo, por las cachetadas, la vista lo hizo sonreír con picardía, posando un dedo para detener que saliera más.

- Te amo - susurró, acariciando los mechones sudados - te amo, Harry.

Pero mientras el hermoso chico dormía entre sus brazos se detuvo observar el destello en la mesita de luz, su anillo, su alianza.

Su matrimonio.

Brillaba y parecía que lo hacía con el motivo que lo viesen, dorado y con unas palabras grabadas adentro.

'Juntos por siempre'

Harry se rio entre dientes, hace mucho dejó esa frase en el olvido, o eso quería pensar mientras acariciaba las suaves facciones de su amor. Tomó la delgada mano, agarró el anillo en la mesita y procedió a deslizarlo por su dedo anular.

Efímero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora