Y aceleramos sin darnos cuenta lo que dejábamos por detrás.
El paisaje por delante se veía prometedor, un porvenir romantizado.
Como un anuncio publicitario vendiendo su mejor cara; y nosotros tan ilusos, comprándola.
Nos faltó advertir la otra versión de la historia, para anticiparnos ante el inmenso caudal de posibilidades y obstáculos del trayecto.
Tal vez no fue el momento, o tal vez fuimos nosotros. Pero no funcionamos juntos, ni avistando en el retrovisor los escombros de aquel pasado inquebrantable, ni aspirando a un futuro incierto con posibilidades de mejora.
Llegó la hora, y tocó la despedida.
De tan inmensa idealización, tan decepcionante la realidad.
Pero gracias a eso el olvido lo único que dejó fue un suspiro.
