El verano en muchos lugares se veía como un hermoso tiempo para relajarse y pasarla bien, disfrutar en todo sentido, viajes, campamentos, era una época que la gente solía disfrutar mucho en el pequeño pero unido Wadsworth, era un pueblo pequeño, rodeado de mucha naturaleza, en lo personal yo adoraba vivir ahí, nunca sentí que me faltara algo y yo amaba el verano, no tanto como el invierno pero aún así lo disfrutaba mucho.
Una de mis cosas favoritas era el poder estar cerca de Fred, mi mejor amigo y mi primer gran amor, nuestros padres se conocían desde la escuela y eso hizo que pasemos toda nuestra vida juntos, él era mi alma gemela, mi gran amor y el primer hombre al de verdad amé, por supuesto, a mis ojos él era la mejor persona que podría encontrar en el mundo entero, éramos él y yo contra el mundo, eso hasta ese horrible verano de 2021, lo recuerdo todo tan bien que pareciera que pasó ayer, las sirenas tanto de ambulancias cómo de patrullas policiales, el sonido de un disparo y un grito desgarrador, mi grito, de un segundo a otro me habían quitado lo más importante de mi vida, ví como la vida se escapaba de los ojos de Fred mientras ambos caímos al suelo frío, recuerdo sin ánimos el interrogatorio en el que estuve sujeta esos días, las miradas de lástima, el sentimiento de estar muerta por dentro, no poder sentir nada más que dolor y agonía.
Ese día todo dejó de tener sentido para mí, en ese momento yo sentí que moría junto con él, ese día empecé a odiar el verano y cualquier cosa que pueda relacionar con esa horrible noche.
La familia de Fred decidió empacar sus cosas y marcharse del pueblo después de esa noche, la noticia nos afectó a todos, nadie tenía el valor de entrar a la habitación de Fred, su madre, Lorie, me dio el permiso de quedarme con las cosas que yo quisiera, ella pensaba que eso le hubiera gustado mucho a su hijo, pero la verdad es que yo no me sentía con el valor suficiente para entrar a esa habitación donde viví tantas cosas junto a él, la carga emotiva era más grande que la material, quería llevar lo que tuviera un significado grande ya que ellos no querían conservar sus cosas, no por desinterés, al contrario la recomendación era alivianar el dolor, dejar atrás el recuerdo que, como padres, podría atormentarlos de por vida, por otro lado yo quería aferrarme lo más que podía a esos recuerdos, quería aferrarme a Fred lo más que podía, llevé unas cuantas chaquetas, nuestras fotos, su guitarra y sobre todo su colonia, no quería perder ningún detalle suyo, salí de su casa y abracé a Lorie y me fuí conteniendo las lágrimas, acomodé las fotos en mi pared, tal y como Fred las tenía, puse su colonia junto a mi maquillaje y guardé su ropa junto a la mía, ese día me dediqué a llorar, al día siguiente sería el velorio y entierro, para mi suerte lo enterrarían en el cementerio del pueblo por lo cuál podría visitarlo seguido.
Durante el entierro lloré como nunca lo había hecho en mi vida, era un llanto silencioso en el que expresé toda la impotencia que sentía al saber que ya no tendría a Fred conmigo, que cruel e injustificadamente me lo habían quitado, para bien nuestro lograron encontrar al culpable de la muerte de mi amigo, fue apresado, según lo que escuché en las noticias, sin embargo eso no me hacía sentir mejor, eso no traería a mi amigo de vuelta, ni eso ni nada, pasaron los días y la familia de Fred finalmente desocupó la casa, ahora un cartel que decia "en venta" era lo único que decoraba el jardín delantero, yo tenía la esperanza de que no se venda, tenía muchos recuerdos de este lugar y sería realmente difícil ver cómo otras personas la ocupan sin saber nada, como otros fabrican sus propios recuerdos en un lugar tan especial para mí, era egoísta de mi parte pero realmente no me importaba.
A menudo solía esconderme en mi closet a llorar, otras veces caminaba hasta las afueras del pueblo, donde él y yo ocasionalmente nos quedábamos hablando hasta el amanecer, el último lugar al que fuimos juntos, donde dimos nuestro primer beso, sin saber que sería el último que tendríamos, ese día fue tan feliz hasta que ocurrió esa tragedia, ahora ese era mi lugar de escape, solía fumar ahí, un mal hábito que adquirí desde que ya no tenía a Fred, lloraba, escribía poemas para él, lo dibujaba, era una clase de lugar seguro que no quería compartir con nadie más que con él.
A menudo me preguntaba qué hubiera pasado si por solo ese día nos hubiéramos quedado en mi habitación como yo quería, ¿él seguiría conmigo?, tal vez y solo tal vez la historia sería distinta, tal vez estaríamos riendo juntos en este preciso momento, disfrutando la compañía del otro como cada día desde que éramos pequeños, a veces deseaba haber sido yo la que recibía el disparo, él era muy jóven y tenía un montón de sueños y metas en su vida, muchas cosas que el de verdad tenía planeado hacer, quería que ambos escapemos a Londres, iniciemos una vida juntos, volverse una estrella, conocer a la reina, queríamos comprar una enorme casa para ambos, tener por lo menos seis perros, tener un jardín lleno de flores que nos recordaría a nuestro hogar, viajar a Wadsworth para pasar las fiestas con nuestras familias, casarnos al ser mayores de edad, tener niños, envejecer juntos, ambos estábamos emocionados por eso, él había conseguido un nuevo representante, le dijeron que tenía talento, él estaba muy feliz de poder vivir de la música como le gustaba, decía que gracias a ella pagaríamos todo y hasta nos sobraría, lo tendríamos fácil, parecía una parte de una canción que a ambos nos gustaba, estábamos felices, emocionados y sobre todo distraídos, lo suficiente como para notar que alguien nos seguía, nunca podré perdonarme por eso, mi gran amor, mi amigo, mi amante, el amor de mi vida, me hacía mucha falta, me dolía respirar y recordar que él ya no podía hacerlo, me dolía estar viva sin él, era una tortura de la que no podría librarme nunca, él tenía un lugar que absolutamente nadie podría ocupar, era solamente para él.
Después de pensar unas cuantas horas y al ver que estaba anocheciendo apagué mi último cigarrillo, me metí una menta a la boca, me puse un poco de la colonia de Fred y me dispuse a ir a casa, mi camino era silencioso, antes realmente odiaba el silencio, ahora que estaba sola me agradaba más, al llegar a mi calle ví un camión de mudanza justo en frente de la casa de Fred, me acerque rápido y vi que bajaban cajas, era una familia de tres, madre e hijos, el mayor se veía de mi edad y al percatarse de mi mirada me saludó de forma amigable, yo solamente lo ignore y me dirigí a la puerta de mi casa, estaba por abrirla pero una mano me detuvo, era el chico que me saludó, con una dulce sonrisa dijo.
-Hola, soy nuevo en el pueblo, aunque creo que eso ya lo debes saber, en fin ya que seremos vecinos me gustaría que seamos amigos, es decir, entiendo si es que no quieres, osea no es que tampoco quiera ser una molestia, pero me gustaría que ya sabes seamos por lo menos cercanos, al vivir lado a lado creo que sería una buena idea, por la forma en la que miraste la casa seguramente conocías a la familia que viví antes aquí, ¿eran amigables?, no es una casa muy grande, seguramente no eran una familia de muchas personas, escuché que eran amigos de todos, no sé por qué se irían, es un lindo lugar, no es a lo que estoy acostumbrado pero en fin, traje galletas, mi madre dijo que todas las buenas amistades comienzan con comida y tu me llamaste mucho la atención, lo siento hablo mucho, en fin mi nombre es Louis, ¿cuál es el tuyo?- dijo rápido pero a la vez nervioso, en todo su discurso yo no podía quitar mi expresión seria, tenía razón hablaba mucho pero al menos tuvo un gesto de amabilidad y sería grosero no devolverlo, aún seria le dije.
-Gracias por las galletas, mi nombre es Emma.
-Es un gusto Emma- dijo con una sonrisa brillante, yo solo asentí y entré a mi casa cerrando la puerta en su cara, rogando que entienda que no quería relacionarme con él, me dirigí a la cocina y ví a mis padres cocinando, dejé las galletas sobre una de las encimeras.
-Los nuevos vecinos nos dieron galletas- dicho eso volví a mi habitación me puse una camiseta de Fred y un short deportivo, me quedé en mi cama dibujando, solía tener las cortinas de mi habitación abiertas siempre ya que una de las ventanas daba con la habitación de Fred, había un árbol que unía ambas casas, ahí estaba una pequeña casa de madera donde él y yo solíamos jugar de pequeños, al prestar más atención ví que Louis estaba acomodando algunas cosas en la que supongo que ahora sería su habitación, vió mi ventana y me saludo, yo solo lo ignore y me acerqué a cerrar esa cortina dejando libre solo la que daba al campo, era una vista hermosa y sentía que nunca me aburriría de ella, me parecía mágico como se veía, lamentablemente todo eso me recordaba a Fred, me sentía perdida sin él, abrí la ventana y empecé a fumar mientras las lágrimas salían de mis ojos e hice algo que no me atrevía a hacer desde que Fred se fue, leí nuestros mensajes, escuché su voz una vez más y una vez más deseé haber sido yo la que murió esa noche.
"Hey Sissy, sé que es tarde pero, ¿quieres venir a comer?, puedo hacerte mi especialidad, un rico y grande plato de cereal y leche, bueno no importa si quieres o no, puedes venir a hacerme compañía, me siento solo, ya sabes, esta casa da miedo de noche, te amo y ven, por favor ven"
Extrañaba a Fred y siempre lo haría.
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La vida después de él
RomanceEl verano en muchos lugares se veía como un hermoso tiempo para relajarse y pasarla bien, disfrutar en todo sentido, viajes, campamentos, era una época que la gente solía disfrutar mucho en el pequeño pero unido Wadsworth, era un pueblo pequeño, rod...