CEDRIC
IXXX
Honeydukes lucía vacío en comparación del bar en el que había pasado la última hora. Podía transitar los pasillos sin chocarse con nadie. Saludó a unos estudiantes con quienes se llevaba bien, pero no se detuvo a hablar. Tenía alrededor de media hora para elegir unos dulces para su padre. No formaba parte de un encargo, sino que era un regalo que solía conseguirle cuando visitaba el pueblo. Algunas veces le mandaría una pequeña bolsa con su lechuza, otras esperaría a regresar a casa para dársela. Su padre siempre se alegraba y luego de esas semanas en donde le había enviado cartas preocupado por su seguridad en Hogwarts, Cedric pensó que era un buen momento para un presente.
Nada decía menos peligro inminente que una tableta de chocolate.
Seleccionó entre grageas de varios sabores sus favoritos y otros que podrían gustarle a Harry, porque había decidido que también compraría para compartirle. Llevaba un cesto repleto cuando distinguió un largo cabello rubio al final de la tienda, mirando un mural con tarros de las golosinas más coloridas que disponían. Se acercó, cuidadoso para no asustarla.
—Luna —le llamó en voz baja, a unos pasos de distancia—. Hola.
La chica se sobresaltó.
—Hola tú —le sonrió y volvió la vista hacia el mural.
—Ha pasado un tiempo. ¿Cómo te encuentras?
Cedric observó unas grageas que nunca se animaría a probar.
Tenían antenas.
—De maravilla, Cedric. De maravilla —le respondió ella, toda sonrisas mientras buscaba agarrar un tarro en el estante superior. Cedric se lo alcanzó—. Han sido unos cuatro meses desde la última vez. Me ayudaste a encontrar un zapato —le recordó, sacando la tapa para poner algunos dulces en su canasto—. Se volvió a perder una hora más tarde, pero fue divertido.
—Puedes buscarme cuando necesites otro rastreador de zapatos.
Le sonreía. Luna siempre le ponía de buen humor. Eran amigos desde hace muchos años. Ella y su padre vivían cerca de los Diggory, y se habían vuelto cercanos entre las usuales visitas durante las vacaciones. Luna era alguien que le comprendía de una manera que Cedric mismo no entendía. Ambos habían perdido a sus madres de pequeños, pero Luna había sido la única persona que había querido escucharle más que decirle cuánto lo lamentaba. Su padre por aquel entonces estaba destrozado, y Cedric nunca querría causarle más dolor con su tristeza cuando ya tenía la suya, demasiado grande para soportar.
No creía que alguna vez podría devolverle a Luna todo lo que le había brindado. Se ofrecía a ayudarla en lo que precisara, a pesar de que ella no era alguien que lo aceptaría con frecuencia. Luna se interesó en cómo estaban él y su padre, y se quedaron conversando sobre lo que harían durante el verano. Ella quería visitar un lago que estaba a unas millas de su casa, y le invitó.
Cedric tuvo que despedirse cuando llegó la hora en que debía encontrarse con Harry. Pagó y salió de la tienda, intentando manejar la desilusión de no saber si iba a aparecer. Se sentó en el banco, porque no iba a ser él quien faltara a su acuerdo y confiaba en que Harry no le dejaría plantado sin aviso o motivo.
XXX
En parte esperaba ver a Hermione y a Ron aproximándose.
El sendero principal estaba casi desierto. La mayoría de las personas debían de estar en las tiendas o en el bar. Cedric no recordaba haberle dicho a Harry que no podía llevar a sus amigos o haber dado esa impresión. Creía que ellos se unirían o que serían quienes le avisarían del cambio de planes si él no podía. Pensó en que debió de haberle aclarado a Harry que sus amigos también estaban invitados, claro. Cedric quería conocerlos, y sabía que ellos habían hecho planes para divertirse ese día y no quería ser un impedimento.
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El chico de mis sueños -HEDRIC (1)
Fiksi PenggemarCedric no ha parado de soñar con unos ojos verdes. Ojos que le pertenecen a Harry Potter. Que lo han visto morir, aunque esté vivo. Un chico al que no puede evitar acercarse cuando está despierto. Cedric es amable. Quizás por eso Harry quiere tenerl...