Capítulo 22

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Cuando los chicos se fueron con los guardias, yo me fui a la habitación para ver como seguía Kim. Al entrar, no la vi en la cama, sino que escuchaba ruido en el baño. Y luego ella salió con una toalla enrollada a su cuerpo, y me sonrió cuando me vio.

—Hola Juan —se fue al armario.

—Cómo te sientes? —le pregunté sentándome en la cama.

—Bien, ¿Por qué? —sacó ropa e iba irse al baño.

—Por que te vas? —le respondí con una pregunta.

—Me voy a cambiar —dijo obvia.

—Hazlo aquí, y no hay nada de lo que yo no haya visto —dije de lo más normal.

—Está bien —ella empezó a vestirse.

—Segura que no quieres ir al doctor? —le pregunté y a veces me mordía el labio viendo su hermoso cuerpo.

—Estoy bien, pero… ¿Me seguirás preguntando lo mismo hasta que acepte? —se terminó de cambiar y luego se cruzó de brazos.

—Amor, yo sólo quiero que estés bien —la abracé y ella me aceptó.

—Preocupé a mi padre, ¿Verdad? —me preguntó mientras nos separábamos un poco.

—A mi y a él —le dije y ella agachó su cabeza.

—Lo siento —me abrazó.

—Tranquila… —escuchamos que alguien tocó la puerta —quién? —rodé los ojos y Kim se separó de mí.

—jefe, lo buscan —escuchamos la voz de un guardia.

—Voy contigo? —Kim me preguntó.

—No, aquí espérame —nos dimos un beso y salí de la habitación.

Seguí al guardia hasta la puerta principal de la mansión, antes de abrir revisamos las cámaras, no había nadie… pero si había una caja. Con algo de inseguridad llevamos la caja al patio trasero. Le pedí a otros dos guardias que lo abrieran, yo estaba en alerta por cualquier cosa.

—jefe —dijo un guardia que ayudó a abrir la caja —son fotografías y un listón rojo —sacó lo que había dicho y lo dejó en una mesa.

—Tiene quien lo mandó? —le pregunté, mientras me acercaba a la mesa a ver las fotografías.

—No jefe —respondió otro guardia.

—Esta bien, se pueden retirar —ellos asintieron y para luego irse.

Me puse a ver cuidadosamente cada fotografía, en unas de ellas salían Kimberly con mi papá, otras de Ricardo y yo, Francisco y Kimberly, Kimberly abrazándome y besándome. Pero que carajos, lo único que se me pudo pasar por la mente, es que fue Alonso, ese hijo de puta. Ese imbécil no puede venir a amenazar a mi familia. Agarré las fotografías y las fui a quemar. Mientras se derretían me puse a pensar que ahí estaba la cabeza de ese imbécil.

—Juan —escuché la voz de Kimberly.

—Qué pasa? —le pregunté sin voltear a verla.

—Recibí un correo, que pasado mañana iniciamos clase de nuevo —vi de reojo que se puso a mi lado.

—Yo no quiero que vayas, pero tampoco quiero quitarte ese impulso —mi mirada volvió al fuego.

—Todo bien? —sentí que ella tomó mi mano.

—No quiero que salgas de esta casa, porque… no quiero que te encuentres con… Alonso —él nombre lo dije con asco.

—Y ese listón rojo? —esto ya parecía un interrogatorio.

—Kimberly —al fin la volteé a ver —prométeme que no me vas a dejar —yo tomé su otra mano.

—Yo… —ella se puso pálida, luego cerró los ojos y su cuerpo cayó hacia mí.

No lo dude, la tomé en brazos, me fui a mi auto y manejé hasta un hospital privado. Algunas enfermeras se llevaron a mi novia.

—No puede pasar —una enfermera me detuvo.

—Quiero ir con ella —yo estaba desorientado.

—Joven, tome asiento, cualquier noticia de ella se lo haremos saber, por favor —señaló unas sillas.

Yo no quería seguir protestando, así que mejor me fui a sentar. El tiempo de espera era eterno, yo tenía la mirada fija en el piso, pensando en posibles causas del por que Kimberly se sentía así, mi mayor temor es que ella muera, es mi todo, yo… no sé que haría si no está a mi lado.

Cuando me aburrí de ver el piso, mi mirada se centró en algunos doctores y enfermeras que corrían para todos lados, que entraban a unas habitación, otros llevaban unos medicamentos, etc. Ya me estaba desesperando, la ansiedad de saber algo de Kimberly me estaba matando, me levanté para ir a preguntar, pero una doctora se me acercó.

—Juan de Dios Pantoja? —me preguntó, yo asentí —traigo malas noticias de Kimberly —me miró triste.

—Mu… murió? —sentía un gran nudo en mi garganta.

—No, su novia tuvo una fractura en la cadera —mi expresión cambió.

—Explíquese —quería salir corriendo a buscar a Kimberly, pero ocupo respuestas.

—No sabemos con exactitud si fue un accidente o alguien lo hizo, ella salió bien la operación, así que obviamente necesita reposo —se iba a ir, pero yo la detuve.

—En qué habitación está? —le pregunté, me dijo y luego se fue.

Corrí lo más rápido que me permitían mis piernas, al llegar toqué dos veces con cuidado la puerta, al no recibir respuesta entre. Kimberly estaba dormida, yo en ese momento me sentía triste y alegre de que ella estaba viva, más una mezcla de sentimientos encontrados.

—Amor —dije en susurro acercándome a su camilla —por que no me lo dijiste? —tomé su mano y le di un beso.

Me quedé con ella todo el día, creo que era media noche cuando Kim despertó.

—Me duele —ella abrió un poco los ojos.

—Dónde? —rápido me le acerqué.

—La cadera —vi que por su mejilla pasó una lágrima.

—Significa que te pasó la anestesia, voy a llamar un doctor, ya vuelvo —fui a hacer lo que le prometí.

Luego que se fue el doctor, Kimberly ya estaba un poco tranquila, pero yo no, por que ocupaba respuestas de lo que le pasó.

—Nena —la llamé, ella me volteó a ver.

—Dime —respondió.

—Por que nunca me lo contaste? —me senté en la orilla de la camilla.

—Por que no sentía de que fuera necesario —dijo triste.

—Kim, como que esto no tiene importancia, si por culpa de eso te hicieron una operación —me estaba alterando, así que me puse a respirar y a contar hasta el número tres.

—Quieres saber, bueno, cuando estaba más chiquita, me atropellaron, pero no fue un accidente o por que yo quería, me querían matar —ella empezó a llorar en silencio.

—Lo siento —me quedé perplejo por lo que dijo.

—Tú querías saber —ella se limpió las mejillas.

—Amor lo siento —le dije y ella entrelazó nuestras manos.

—Fue en el pasado, y como te dije, no tiene mucha importancia —me regaló una media sonrisa.

—Estas conmigo, te prometo por mi vida, que no te volverá a pasar nada ni a ti ni a nuestra futura familia —le di un cálido beso en su mano.

(….)

Mi Mayor Obsesión (JD Pantoja & Kim Loaiza) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora