David despertó aquel sábado con la sensación de que había dormido demasiado. Y no le faltaba razón. Buscó a tientas su teléfono sobre la mesita de noche y al consultarlo se despertó de golpe al ver que eran las nueve y cuarto de la mañana. Jamás se quedaba en la cama por tanto tiempo, ni siquiera los sábados. Pero había dormido profundamente. Y había soñado. Si. Había vuelto a soñar con Charlie luego de mucho tiempo. Seguramente tendría algo que ver con el rompimiento con Brian, o estaba siendo un tonto al mezclar dos situaciones y a dos personas que nada tenían que ver una con la otra. El misterio de los sueños era algo bastante complejo, algo en lo que no estaba dispuesto a perder el tiempo pensando.
Saltó de la cama y atravesó la habitación en penumbras rumbo al amplio ventanal y corrió las gruesas cortinas, dejando que la recámara se llenara inmediatamente de luz. Contempló el despejado cielo de un azul limpísimo, con algunos bordados de algodonadas nubes y un sol regio y cálido. Un día demasiado hermoso para ser otoño. Abajo, en los espléndidos jardines, divisó a Bruce, el joven y bello jardinero. Estaba regando los rosales y llevaba aquel overol de trabajo cuya parte superior se amarraba a la cintura, cubriéndose solo el torso con una camiseta que dejaba al descubierto sus fortísimos brazos. Para nadie del servicio de la mansión era un secreto que él era gay, y aunque todos tenía un contrato de confidencialidad firmado previamente al aceptar el empleo, nadie se atrevía a hablar de sus preferencias sexuales. Pero a veces tenía la sensación de que Bruce le coqueteaba. O tal vez era solo una idea que se había trazado en la mente. Bruce era un chico súper guapo, pero nomás eso. Su padre había sido el antiguo jardinero de la mansión, y había instruido a su hijo para que ocupara su sitio luego que ya no podía ejercer labores producto a su avanzada edad. En un inicio, al ver al mozalbete tan aparentemente inexperto, David había dudado, sin embargo, Bruce no tardó en demostrar que era digno heredero del talento y don paterno para lidiar con la tierra y las plantas, y aún poseedor de una mayor visión. Los jardines de la mansión MacMillan no tardaron en alcanzar una belleza jamás vista, envidiados por la alta sociedad que los catalogaba como exquisitas joyas de arte, motivos incluso para aparecer en publicaciones especializadas en jardinería y paisajismo. David había tenido que soportar meses atrás el ver su propiedad invadida por un equipo de fotógrafos, luminotécnicos y posar para luego ver su imagen en la portada de la prestigiosa revista GARDENING & LANDSCAPING, y tal publicación dio pie a que la popularidad de sus jardines progresara tanto como las plantas que Bruce cultivaba con tanto esmero.
Bruce... Sonrió al verle mojarse con el chorro de agua de la manguera. Si, era bastante sexy, y sabía que algunas de las muchachas del servicio se babeaban por él. Pero nunca lo había visto con otras intenciones. Podía observarlo, como en aquel momento, y deleitarse en lo que contemplaba, pero hasta ahí. Bruce no era lo suficientemente ardiente como para provocarle un subidón de temperatura.
Se apartó de la ventana y se dirigió al baño, con la idea de pedirle después al jardinero que le preparara un bonito ramo con las rosas más hermosas que pudiera cortar. Se quitó el pijama y se puso un chándal blanco y unas Adidas en los pies. Salió de la habitación en el mismo momento en que Stephen, el correcto mayordomo, se disponía a llamar a la puerta:
_ Buenos días, señor. Espero que haya descansado bien.
_ Como nunca, Stephen. Hacía mucho que no dormía tanto. Y me alegra que no me hayan despertado.
_ Fue la señora Davis quien ordenó que se le dejara dormir hasta que usted quisiera.
Por supuesto, tenía que ser obra de June, el ama de llaves. Esa mujer lo conocía como nadie, y lo cuidaba también de una manera muy especial. A pesar del encuentro con el mayordomo, David no se había detenido, por lo que Stephen iba tras él, sin dejar de hablar:
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EN LOS BRAZOS DE LA BESTIA
RomanceJonathan Doyle soñaba con enamorarse de un hombre que fuera capaz de amarlo también, aunque ya hubiese perdido la ilusión y las esperanzas en el amor luego de que su ex lo abandonara. Por supuesto que David MacMillan, el multimillonario más joven de...