En otro tiempo, cuando la tierra era plana y las montañas alcanzaban el cielo; los humanos eran muy diferente de lo que son hoy. Sujetos completos con cuatro piernas, cuatro brazos y una sola cabeza que reunía estos dos semblantes opuestos entre sí, ambas caras podían ver todo el alrededor, pero nunca interactuaron ni tampoco sabían nada del amor, sin embargo, su peculiar forma les permitía un movimiento bastante rápido para desplazarse.
De estos seres existían tres diferentes; unos tenían la apariencia de dos hombres unidos y fueron llamados hijos del Sol. Las hijas de la Tierra eran similares, con una apariencia de dos mujeres unidas; y por último, se encontraban los hijos de la Luna, eran parte Sol y parte Tierra, hombre y mujer.
Tomando en cuenta que habían evolucionado, los Dioses se asustaron, pese a su superioridad los mortales no le temían y además; tenían una fuerza sorprendente que atentaba por destronarlos para ocupar sus asientos. Algunos propusieron asesinar a los humanos, pero Zeus opinaba distinto.
—No. Usaré mis rayos y los cortaré a la mitad. Así como corté las piernas de las ballenas y reduje a los dinosaurios a lagartijas.
Y así lo hizo, cayeron rayos afilados; similares a cuchillas a los hijos del Sol, Luna y Tierra, en medio del caos, Apolo se abrió paso para cicatrizar un pequeño orificio en el vientre de los recién formados seres, al cual, llamaron ombligo y fue la única prueba de que en algún tiempo habían sido uno solo. En ese instante, los cuerpos cayeron a la madre tierra Gea, desesperados, cada uno fue en busca de su otra mitad, sin embargo, una gran tormenta desató un terrible huracán que los alejó, dispersándolos por todo el mundo.
Hubo dos seres recién formados que se encontraron, los acaban de dividir. Se miraron y no pudieron reconocerse, ya que se encontraban llenos de sangre. Nunca habían convivido, ni hablado, pero por su expresión algo en ellos les indicaba que el dolor de sus almas era el mismo; ese dolor que llegaba directo al corazón, ese que llamaron amor. Se acercaron el uno al otro y se abrazaron fuertemente tratando de volver a unirse; consumando así un acto que denominaron hacer el amor.
Han pasado siglos desde esa noche fría y oscura cuando los humanos se convirtieron en criaturas solitarias con dos piernas, dos brazos y un solo rostro. Cuando dos seres se unieron para que así naciera el amor, y aunque los años han avanzado con diversos cambios trascendentales; estos seres siguen en busca de su complemento, porque la verdad, esa inmensa nostalgia que a veces sienten no es más que la falta de su otra mitad, esa que fue cruelmente arrebatada de su lado.
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ᴛᴡᴏ ᴛᴡɪɴ ғʟᴀᴍᴇs ᴅᴇsᴛɪɴᴇᴅ ɴᴏᴛ ᴛᴏ ʙᴇ ᴛᴏɢᴇᴛʜᴇʀ
Genç Kurgu«𝐅𝐢𝐠𝐮𝐫𝐚́𝐬𝐞𝐦𝐞, 𝐪𝐮𝐞 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐚𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐡𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞𝐬 𝐡𝐚𝐧 𝐢𝐠𝐧𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧𝐭𝐞𝐫𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐥 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫; 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐢 𝐥𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢𝐞𝐬𝐞𝐧, 𝐥𝐞 𝐥𝐞𝐯𝐚𝐧𝐭𝐚𝐫𝐢́𝐚𝐧 𝐭𝐞𝐦𝐩𝐥𝐨𝐬 𝐲 𝐚...