Historias cortas [Zayn/Liam|Nee/Kai|Nicky/Wolf|Blue/Damon]

3. El día que Darius conoció a Noah.

Hace veinte años...

Haciendo pucheros, Darius se colgó de la mano de su padre mientras este lo arrastraba a través del camino empedrado, intentando detener su avance. Estaba haciendo un berrinche, él lo sabía, su padre lo sabía y todas esas personas que se los habían quedado mirando cuando su padre prácticamente tuvo que arrancarlo fuera de la parte trasera del auto y cerrar las puertas para evitar que regresase dentro, lo sabían. Él no había gritado, porque sabía bien que eso rebasaría un limite que ni él se atrevería a pasar, llamar la atención sobre él era lo último que quería, pero eso no le había impedido aferrarse a los cinturones y sacudirse para zafarse del agarre que su padre tenía en sus tobillos mientras lo jalaba.

Él obviamente había perdido contra la fuerza del mayor, pero eso no quería decir que no pudiese hacer pucheros y mascullar quejas, eso no podía prohibírselo.

—¡Papá! —se quejó, alargando las vocales al tiempo que clavaba sus talones en el suelo—. No quiero ir.

—Por suerte, no estoy preguntándote si quieres o no, soy tu padre y debes obedecerme —le dedicó una seria mirada, haciendo un gesto a sus pies—. Deja de hacer eso, arruinarás tus zapatos.

Desclavó sus talones y comenzó a caminar—. ¿Por qué tengo que estar aquí? —preguntó—. ¿Por qué no pudo venir Damon o Dorian?

—Porque tu eres el más cercano a la edad de Noah —explicó.

Frunció el ceño con confusión—. ¿Quién es Noah?

Su padre dejó salir un suspiro, pero sus ojos grises solo tenían cariño cuando lo miró—. Te lo expliqué ayer, bebé —dijo—. Noah es el hijo de un amigo de la secundaria.

—¿Vamos a visitar a uno de tus amigos? —dejó salir un sonido de queja, dejando su cuerpo blando para que su padre tuviese que volver a arrastrarlo para que avanzara—. No quiero ir allí, no quiero escuchar chusmerios de viejos.

—¡Darius!

—Pero si es verdad —se defendió—. Cuando te juntas con tus amigos, tu hablas de cosas tontas. Papá dice que son chusmerios de viejos.

Eso lo detuvo, logrando que volviese a verlo—. ¿Tu padre dijo eso?

Los ojos de Darius se ampliaron al percatarse de que había cometido un error allí—. Eh... ¿no?

—Él y yo tendremos una conversación al regresar a casa —masculló, volviendo a caminar—. Nate es un amigo de la secundaria, él fue a estudiar a un país lejos y se casó allí. Pero ahora esta de vuelta aquí, su hijo no tiene ningún amigo aun y me pidió si podía traerte a ti para que juegues con él mientras nosotros nos ponemos al día.

—¿Hiciste una cita de juegos para mi? ¿¡Para mi!? —chilló—. Papá, no tengo dos años y no estoy tan desesperado.

Su padre lo miró y rio—. Sinceramente, no sé si debo quitarte el televisor o el contacto con tus hermanos, eres demasiado atrevido para tu corta edad.

—Dorian dijo que soy inteligente, aprendo rápido —dijo con orgullo—. Él esta leyendo un libro para mi, dice que debo nutrir mi mente.

—Si, él problema es que él piensa que nutrir tu mente incluye enseñarte groserías. —señaló.

—¿Si no sé groserías, como sabré si me están insultando o no? —razonó, poniendo su expresión más inocente que su padre jamás se compraba.

—Mm, deja eso para tu otro padre, él es quién cae con esa carita de cachorrito —dijo, deteniéndose frente a los escalones de entrada de la enorme casa blanca y poniéndose a su altura. Sus suaves manos borraron cualquier arruga y alejaron las migajas perdidas de las galletas que había estado comiendo en el auto—. Yo jamás te pido nada, Darius.