Harry Crow

Capítulo 63: Zafiro y acero

Donald y Julie estaban dando las buenas noches a sus amigos en el pub. Ninguno de los dos bebía mucho, pero cuando vivías en un pequeño pueblo como Cockington, aquí era donde venías a reunirte con tus amigos y socializar en general. Después de muchos años de trabajar y vivir en el ajetreo y el bullicio de Londres, poder retirarse a un pequeño pueblo tranquilo en Devon había sido un sueño hecho realidad para la pareja.

Descubrir que estaban aquí para quedarse, y no solo para comprar una cabaña de vacaciones para los fines de semana y algún que otro descanso, hizo que la pareja obtuviera la aceptación instantánea de los demás residentes del pueblo. Que el año pasado Donald se jubilara después de treinta años más el servicio en la Policía Metropolitana fue realmente todas las credenciales que la pareja necesitaba para que los lugareños confiaran en ellos.

Donald estaba a punto de abrirle la puerta del bar a su esposa solo para descubrir que no se movía ni un centímetro. "Oye, Sam, ¿tienes un encierro esta noche?"

"Es mejor que se haya retirado, Julie, un policía debería saber que solo tienes un encierro después de las últimas órdenes, ¡apenas han pasado las diez en punto!"

"Puedo decir la hora, aunque no puedo mover la puerta..." Dado que Donald medía un metro ochenta y había jugado rugby en su división, el ex policía estaba recibiendo algunas bromas de sus amigos sobre su físico. destreza - o aparente falta de.

Excepto por el grupo que jugaba al billar en la parte de atrás, esto ahora brindaba entretenimiento a las otras dos docenas de clientes del pub. Se gritaban sugerencias 'útiles' mientras el joven y nervudo Sam se abría paso desde detrás de la barra para resolver el problema, solo para descubrir que ambos empujando juntos no podían mover la cosa.

Los pequeños paneles de vidrio distorsionados en la puerta podrían haber agregado un poco de carácter al diseño del viejo mundo del pub, ciertamente no estaban allí para brindarles a los clientes una buena vista a través de ellos. Aun así, tanto Donald como Sam vieron claramente los destellos de luz que salieron disparados de la oscuridad y debieron haber golpeado el pub en algún lugar por encima de donde estaban situados. Si bien la puerta atascada ahora adquirió una connotación mucho más siniestra para Donald, Sam estaba mucho más preocupado por lo que podrían significar esos rayos.

"No sé qué eran esas luces, pero ciertamente golpearon el techo de paja..." Sus peores temores parecieron confirmarse cuando una luz naranja/amarilla parpadeante comenzó a reflejarse en los paneles de vidrio distorsionados, y luego la primera bocanada de humo llegó a sus fosas nasales.

Ambos golpearon la puerta con fuerza con los hombros, pero bien podrían haber intentado abrirse paso a través de las paredes gruesas de un pie del pub por todo el efecto que tuvieron.

"¿Dónde están las salidas de emergencia?"

Sam le indicó a Donald en dirección a los baños mientras él salía disparado para revisar el que estaba en la parte trasera del salón de la piscina.

Julie había estado casada con su oficial de policía durante más de treinta años, ver a Donald con su 'cara de juego' no era algo que esperaba después de su mudanza de jubilación cerca de la costa. Sin embargo, no estaba dispuesta a entrar en pánico, después de todo, estaban en el pub del pueblo y pasaban la noche tomando una copa tranquilamente con amigos. Ver a su esposo salir de su frenética búsqueda de otra salida le dijo a Julie que la situación podría ser mucho más grave de lo que pensó al principio; luego, ella también olió el humo acre.