Reencuentro🌕

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CAPITULO 2
REENCUENTRO
Cría monos y te comerán los ojos

El rey mono estuvo en busca de su ex mejor amigo, la verdad, no tenía ni idea de donde pudiese estar. No lo había visto desde... bueno desde la "pequeña" batalla que tuvieron porque el quería lastimar a Tripitaka. 

Tan ingenuo el mono camino y camino, de preferencia uso su visión dorada y se percibió por su olfato. Nunca olvidaría o confundiría el olor a Mango con ciruelas. A tal punto se cansó de caminar, aunque apenas haya bajado solo la montaña así que llamó a su nube. Siguiendo aquel olor el cual era casi extinto. Lo que significa que estaba JODIDAMENTE LEJOS. 

El mono no pensó en que tendría que ser un camino tan largo, pero supuso que, si avanzaba en su nube, el peligro seria menos. Por suerte había llevado algo de comida, melocotones, papitas de melocotones, agua y más melocotones. Aun así, de usar tanta magia sin detenerse en un camino tan largo, lo estaba desgastando. Se sentía tan cansado. El mono de piedra había empezado a insultar y maldecir todo. "Maldita sea la casucha en donde vive" "Maldita sea el calor" "Maldita sea la diosa esa" "Maldita sea la vida" 

El olor se hacía cada vez más intenso, pues claro. Llevaba dos horas en la nube a máxima velocidad sin parar. Olía a ciruelas y mango. Con un poco de lavanda, de seguro tenía un árbol cerca. Mientras que el olor se intensificaba, su alrededor cambiaba. El sol desapareció por completo cediéndole el lugar a una enorme luna ¿alguna vez se había visto tan brillante y grande?, el cielo azul se tornó en azul noche dejando ver estrellas por doquier unas más brillantes que otras, fugases, el calor cambio a frio. Y los sonidos que perduraban desvanecieron. ¿Dónde estaba?

"¿Que es este lugar?" se preguntaba de forma mental.

A lo lejos pudo ver un castillo, uno elegante en el exterior y esperaba que así mismo fuera en el interior. El mono dorado sin poder más, su respiración estaba agotada y en cuanto bajo de su nube enfrente de la puerta apenas pudo dar dos pasos sin desbalancearse. No importaba quien vivía ahí, necesitaba descansar, necesitaba ayuda. O que al menos le dieran direcciones de donde el Macaco podría estar. Así descansaría el sentido se su olfato.

Se acerco a la gran puerta que tenía al frente, su visión estaba borrosa, y su cuerpo exhausto. Aun así, pudo notar la enorme luna plateada que tenía la puerta. Se digno a tocar tres veces. Fue el único ruido que se escuchó en todo el lugar. La puerta se abrió, y lo único que pudo notar fue un pelaje negro azabache. Cuando su cuerpo no daba para más lo único que salió de su boca fue.

-"¿M-macaque?"- Después de aquello todo se volvió oscuro. Como si estuviese durmiendo, pero sin soñar.

 Pasó un tiempo, el mono dorado sentía su cuerpo pesado, pero descansando en un lugar tan suave. Se levanto de momento y noto que estaba en una habitación bastante grande. De un momento a otro recordó a la silueta de pelaje azabache.

"Macaque" pensó para sí mismo

El mono dorado intento salir de la cama pero en cuanto le confio todo su esfuerzo a sus pies. Lo traicionaron. Haciendo que este caiga en el suelo. 

-Si, yo no hubiese hecho eso..- dijo una voz desde el otro lado de la puerta

- ¿Oh ahora te vas a burlar como siempre lo has hecho? - contestó el Rey sol

-Disculpa, ¿Te conozco?

Esto se le hizo raro a Wukong, ¿estaba bromeando? Su pregunta fue contestada cuando se dio cuenta de que no percibía el olor a Mango y ciruelas de esa persona. Si no que lo percibía de las paredes. 

- ¿Quién eres? - pregunto el Rey mientras que su pelaje se erizaba. Saco de inmediato su bastón listo para contra atacar.

La figura abrió la puerta dejando ver a un mono de pelaje azabache, era la silueta que había visto antes. Pero, no era macaque....

El último deseo [Shadowpeach]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora