Todo rayado

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La sala de juntas estaba en silencio, escuchándose el movimiento de las hojas como un murmullo. La junta no era tan importante, pero requería leer documentos, la mayoría dando una segunda leía para tomar los puntos clave y otros leyéndolo por primera vez, entre ellos Fumus que hasta ese día le fue entregado el informe y leía, viendo algunas notas que Taffy o Lei habían dejado.

Después de leerlo resolverían algunos problemas referentes al tema y otros, tardando seguramente un par de horas aun cuando no eran tan importantes los temas, preferían terminarlos pronto y dedicar su tiempo a mejores cosas. Sin embargo, unos gritos que provenían del pasillo interrumpieron el silencio; la sala de juntas no era aprueba de sonido.

—¡Lasafam, maldito! ¡Mi CD! —.

Fiore se llevó una mano a la cabeza, cejas frunciéndose al escuchar la voz de Rosemary. Youran dando una mirada fugaz a la puerta de la sala, pero regresando la mirada a las hojas, los demás ignorando la voz de la joven ángel. Se escucharon pasos y quejidos, sonando más fuertes y delatando que estaban frente a la puerta.

—¿Qué con eso? Ya te lo devolví—.

—¡Está rayado! —. Chilló Rosemary.

—¡Claro que no! —.

—¡Claro que sí, míralo! —.

—Esas rayas no estaban cuando te lo di—. Defendió Lasafam, sonando fastidiado. —Fuiste tú quien lo rayó—.

—¿Por qué lo rayaría yo? ¡Fuiste tú! No estaba así cuando te lo preste—. Gruñó ella. —¡Lo rayaste! —.

—¡Eso no está rayado! —. Defendió él de nuevo. —¡Aquí lo único rayado son tus nalgas! —.

Engetsu se llevó las manos a la boca, cubriendo la risa que quiso escapar, sus ojos cerrándose y una sonrisa formándose en sus labios. Se recostó en la mesa, su frente contra los papeles y hombros temblando. Inga sonriendo de lado, asegurándose de cubrir el lado donde Dios podía verlo, pero encontrándose con Tsurugigozen, al verse a la cara, el de cabello largo no evitó soltar una risa e Inga lo pateó bajo la mesa. Youran levantando la hoja y mordiéndose los labios, inhaló largo, intentando calmar la risa.

Taffy cerró los ojos, los gritos de los niños continuaban y sólo, no. No. Quizá deberían hacer la sala aprueba de ruido, quizá debería enseñarles mejores modales. Quizá debería salir y reñirlos en el acto. Inhaló largo, contando hasta diez y mirando sus hojas, ya se irían. Lei miró sobre su hombro, viendo a la puerta y arqueando una ceja, era la primera vez que escuchaba los verdaderos colores de esos dos jóvenes.

Fiore quería esconderse, sabía que nadie lo veía, pero la vergüenza le pegó como un tren. Tomó sus hojas y las levantó, intentando ocultar su rubor mortificado. Riñó mentalmente a los otros dos y rogó que se fueran. Aes dio una mirada fugaz a Fumus y Zero, ambos siendo los únicos que no habían reaccionado, decidió ignorar las voces y seguir leyendo.

—Dios, te odio tanto—. Reprochó Rosemary. —Espero el señor Fumus te lance un rayo—.

Lei abrió de más los ojos, mirando al otro lado de la mesa y encontrándose con la misma expresión de sorpresa en Aes, la niña sí que tenía una boquita violenta. Ambos girando a ver a Fumus, el Dios reaccionando al final y mirando a la puerta por unos segundos antes de regresar la vista a los papeles, cambiando la hoja.

—Es sólo un maldito CD, cómprate otro—.

—¡¿Ah?! ¡Tú deberías comprármelo! ¡Tú lo rayaste! —.

—¡Que no fui yo, estúpida! ¡Ya deja de tirar mi bufanda, la romperás! —.

—¡Y qué! ¡Te compras otra y ya! —.

Hubo más gritos, más quejidos y maldiciones. Fiore dejando las hojas en la mesa y llevándose las manos a las sienes, masajeándose y buscando calmar el estrés que le estaban dando los otros dos. Engetsu temblando y jadeando risas que no podía soltar. Tsurugigozen recargándose en su silla y mirando a la puerta, sonriendo y buscando escuchar más del conflicto, Youran imitándolo, ojos brillando con curiosidad. Rosemary gritó y escucharon un golpe más fuerte que los anteriores.

—¡A las damas no se les pega! —.

—¡Tú no eres una dama, tú eres una estúpida! —.

—¡Te odio tanto, imbécil! —.

Ahora fue turno de Lasafam de gritar, aunque no se escuchó un segundo golpe. Taffy veía a la puerta con ojos cansados, ¿era demasiado tarde como para decirles que se fueran? ¿por qué hablaban tan mal? Nunca hablaban así cuando estaban con él. Zero empujó a Engetsu, la silla moviéndose hasta dar con Fiore, estaba cansado de escuchar las risas amortiguadas de su colega, pero estaba más molesto con el par de mocosos que no se callaban.

—¡Ya déjame solo! —. Vociferó Lasafam. —¡No raye tu estúpido CD y la música no era siquiera buena! ¡No pierdes nada! —.

—¡Lasafam! —.

—¡Vete con el maldito Diablo! —.

Youran jadeó, Tsurugigozen girándose a verlo con sorpresa también, ambos sorprendidos ante el terrible, y seguro vacío, deseo de Lasafam de mandar a su amiga al infierno. Fiore se cubrió el rostro con ambas manos, resignando y destruido por dentro, a su lado Engetsu soltando una risa que calló lo más rápido que pudo y que no fue escuchada por los otros dos ángeles. Lei mirando a la puerta con ojos grandes y una sonrisa en los labios.

Inga se recargó en su silla, sonriendo y negando con la cabeza, los niños sí que tenían carácter y garras que sacaban entre sí. Taffy estaba decepcionado, pensó que los dos jóvenes eran buenos y que iban por el buen camino, pero al parecer estaba viendo solo el lado bueno de ellos dos, a su lado Aes se mordió los labios, sin saber que más hacer o como reaccionar; había olvidado como era la adolescencia y las altas y bajas de una amistad.

—¡Lasafam! —. Chilló Rosemary. —¡Lasafam! —.

—¡Déjame en paz! —. Respondió él, su voz escuchándose lejana, seguro porque se alejaba del lugar.

—¡Chúpame el pito! —.

—¡Tú no tienes pito! —.

—¡Tú tampoco tienes! —.

Todos giraron a la puerta, ojos abiertos grandes, algunos sonriendo y otros abriendo la boca ante lo que acababa de pasar. Se escuchó a Rosemary correr y segundos después los pasos de Lasafam que siguieron a Rosemary, los gritos de la chica perdiéndose en la distancia junto con todo el escándalo, dejando la sala de juntas una vez más en silencio.

Silencio que no duró mucho, Engetsu soltando una carcajada, ya no podía esconderla más. Cruzó los brazos sobre la mesa y ocultó el rostro, intentando amortiguar la risa, pero aun así escuchándose, estaba llorando también. Youran siguiéndole de cerca, tomando las hojas y tapándose, pero la risa sin detenerse.

Inga siendo el siguiente, soltando una carcajada estruendosa, a su lado Tsurugigozen riendo por los niños y por Inga que casi caía de su silla por la fuerza con la que se hizo para atrás. El ataque de risa pasando de uno en uno, riéndose al verse entre sí y lágrimas comenzaron a llegar. Lei se mordió los labios y miró a Dios, Fumus dejando las hojas de lado y moviendo su silla, dándoles la espalda y Lei abriendo de más los ojos al ver sus hombros temblar y llevarse una mano al rostro.

Fumus se tapó la boca y tratando de calmarse, pero entre las estúpidas risas de sus ángeles y el grito final de Rosemary, no podía. Soltó una risa que pasó desapercibida entre las carcajadas de Engetsu e Inga, ambos carcajeándose hasta que fuera lo único que se escuchara en la sala. Inhaló largo y escuchó a alguien toser con tanta fuerza que algo habrá salido y se volvió a reír, cerró los ojos. Joder con sus ángeles y joder con los más jóvenes.

Taffy suspiró, juntando sus manos sobre la mesa y bajó la mirada, suponía que la junta estaba finalizada. Apretó los labios y se prometió que iría a hablar con Rosemary y Lasafam, esas palabras y comportamiento era inaceptable, se suponía que eran amigos. 

El CD de RosemaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora