CAPITULO 19

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DESEO

|Sara Stone|

En los últimos días de nuestra luna de miel platicamos, y platicamos muchísimo. Todo estando encerrados a cuatro paredes para conocernos mejor, y vaya que nos sorprendimos al descubrir todo lo que nos faltaba por saber. Sobre lo que nos gusta y lo que no, sobre sus miedos y los míos, sus inseguridades y las mías. Sus sueños y los míos.

Era nuestra charla que nos debíamos con el corazón abierto.

Llegamos a nuestra casa con la intención de descansar, puesto que mañana en la casa de campo que Leonardo y yo habíamos adquirido hacía poco, nuestra familia nos haría una reunión de bienvenida. Probablemente seria una cosa de locos, dado que todos juntos no éramos más que un caos andante, y fue por esa misma razón que no le habíamos dicho a nadie que volvíamos un día antes porque simplemente queríamos tener un rato para nosotros en casa antes de que las cosas de cierta manera... cambiaran.

- Nuestra primera pelea de casados. - dije recostada sobre su pecho recordando los primeros días de nuestra luna de miel - Ha sido la peor. ¿Crees qué todas sean así a partir de ahora?

Lo escuché resoplar causando un brusco movimiento sobre su pecho.

-Nena -murmuró relajado - Solo debemos aprender a comunicarnos mejor para evitar los incidentes y las peleas.

- Ah... - suspiré inquieta -Tenemos un gran camino por recorrer.

-Eso parece - dijo posicionándose sobre mi.

-¿Qué haces? - pregunté divertida.

- Quiero follarte.

-Oh, gracias. - dije encogiéndome de hombros.

-¿Gracias? - cuestionó desconcertado, frunciendo el ceño.

-¿Qué no puedo decirte "gracias"?

-He dicho que quiero follarte y tu solo dices "Gracias".

No respondí.

- ¿Es por no decirte el por qué le di las gracias a Amelia?

Guardé silencio, lo quité de encima de mi y me fui directo al baño para ducharme con una sonrisa burlona.

Me siguió irritado y sorprendido.

- ¿Vas a negarme sexo en nuestra primera noche cómo casados en casa? - preguntó incrédulo tras la puerta -¿De verdad?

No respondí de nuevo. Lo escuché resoplar exasperado.

- Al menos yo si estaba presente en nuestra boda. - suspiró para no perder la calma - No piensas dejarlo pasar, ¿cierto?

- Ya sabes que no. - canté.

-¿Qué dijimos sobre las peleas?

-Esto no es una pelea, Don gruño. - respondí con serenidad.

Era divertido.

-Bueno, no importa - dijo alejándose -Puedo vivir sin sexo por una noche.

Reí, no pude evitarlo. Lo cierto era... ¿Qué tanto podía aguantar? No había habido ni una sola noche que no tuviéramos sexo estando en la misma cama.

Cerré el grifo y después de secarme muy bien abandoné la toalla para salir completamente desnuda. Sus ojos brillaron de deseo al verme, pero no hizo ningún movimiento para saciar su sed. Con descaro comencé a pasearme meneando las caderas por la habitación con toda la intención de provocarlo. Me encantaba su manera de mirarme, lo hacía como si fuera la primera vez que me veía desnuda.

- Oh, ¿no crees qué hace demasiado calor? -dije agitando las manos sobre mi cuello haciendo mi cabello a un lado - ¿No lo sientes?

- No - respondió molesto - Esta tan frío que deberíamos prender la calefacción.

-¿De verdad? - cuestioné haciéndome la tonta - Yo estoy que arrrrrrdo.

De reojo vi como lamió su labio inferior y se colocó una almohada por encima de su entrepierna, irritado.

- Ponte algo de ropa o vas a resfriarte. - graznó.

- No lo sé... - negué pensativa - ¿Debería dormir desnuda? ¿Tu qué dices...?

-Ya fue suficiente - gruñó dando un salto de la cama para tirar de mi y postrarme sobre ella posicionándose encima mío.

- Yo... - tragó saliva con dificultad mirándome directo a los ojos.- Le agradecí por haberte puesto en mi vida. ¿Contenta?

Sonreí como respuesta y tomándolo por la nuca lo acerqué a mis labios para poder besarlo. Un beso suave y tibio que me hizo ver el cielo de una y mil formas.

- Lo sé - respondí acariciando su mentón - Solo quería tomar una ducha.

-Tu, chiquilla loca - sonrió y prosiguió a besarme.

Un beso delicado y tierno.

- Te amo - dije una vez nos separamos uniendo su frente contra la mía.

-Y yo te amo a ti. - volvió a besarme.

Con desesperación le quité toda la ropa permitiéndole llenarme por completo cuando lo note listo para mi. Era lento, pero arremetía con ímpetu y rudeza, tanto que le rodeé las caderas con las piernas y con las manos lo tomé de las nalgas guiando sus movimientos en deliciosos círculos.

Pasó su mano por todo mi rostro mirándome a los ojos donde su pulgar acariciaba mis labios en repetidas ocasiones hasta que terminé por lamerlo con lentitud. Enseguida comenzó a bajar por mi garganta rodeándomela por completo, como si fuese a ahorcarme, y así duro hasta que no pudo contenerse más y la deslizó hasta mis senos que apretó con suavidad.

-Te quiero mirar - susurró contra mis labios.

Se incorporó por completo tirando de mis caderas hasta la orilla de la cama, sostuvo mis tobillos para besar a ambos con extrema lentitud. Aún así no demoró demasiado, pues no tardó en abrirme las piernas y penetrarme con delicadez mientras que su mano se deslizaba entre mis senos y vientre en repetidas ocasiones.

-Y quiero que tú me mires - al finalizar aquellas dulces palabras arremetió agresivamente haciéndome chillar de placer.

-Te veo - Murmuré como me fue posible. -¡Vaya que te veo!

Sus caderas retrocedieron lentamente y volvió a embestir con esa fiereza que tanto me gustaba. Repitió el mismo movimiento un par de veces más hasta que lo sentí colocarse mis rodillas sobre sus brazos, sosteniéndome con aprensión para después moverse con una rapidez descoordinada que lo hacía dejar escapar gruñidos guturales sumamente provocativos.

-Tócate - me pidió.

Comencé a pasar mis manos sobre todo mi torso desnudo, recorriéndolo con dedicación, especialmente mis senos que empecé a masajear mientras miraba como sus bíceps se contraían cada vez que empujaba dentro de mi. Tomó una de mis manos y la llevo hasta mi monte de venus, donde yo comencé a bajar cada vez más para sentir como nuestros cuerpos se unían.

Donde ambos nos volviamos uno solo.

¡ELLA ES MI DESASTRE! ™ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora