capítulo 12

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Antes de que pudiera pasar o no algo, Brooke se separó del espejo con la respiración agitada, se daba la vuelta dándole la espalda y salía de la habitación rápidamente, cruzaba el pasillo, llegaba al comedor, cogía las llaves de su coche y salía de su apartamento a todo correr.
Ni siquiera se había cambiado de ropa, iba con unos pantalones y una camiseta deportiva que utilizaba para dormir.
Tuvo la suerte de que siempre portaba en su maletero, unas zapatillas también deportivas y se las colocaba con rapidez, subía al coche, arrancaba el motor y se ponía en marcha.
Metía su dedo en uno de sus oídos, notando como cada vez ese zumbido le molestaba más y más, apenas sentía que podía pensar y era como si no supiera que hacer, como si su mente, no le dejara avanzar en sus pensamientos.
Miraba la carretera intentando no perder el control de su coche, escuchando ese pitido fatídico, sintiendo esos mareos y náuseas en su estómago, se sentía más débil que el día antes.

Llegaba por fin a la casa de Anya que justamente estaba al lado de su tienda, aparcaba el coche, iba hacia el portal de la vivienda, y tocaba al timbre con esmero.
Vió la luz del dormitorio de arriba encenderse y como abrían la ventana de par en par.

— ¿ Brooke?

— Por favor, ayúdame.

Anya bajaba rápidamente las escaleras del segundo piso, llegaba al primero con rapidez y abría la puerta de la entrada sin dejar de correr hacia ella.

— ¡¿ Qué pasa?! ¡¿ Qué te ha pasado?!

Brooke tragaba saliva — No, no lo sé — Se le caía una lágrima — no sé si esto es real Anya. — Decía entre sollozos.

Anya se la llevó a los brazos y la acompañó dentro de su casa para llevarla al pequeño pero acogedor comedor, la sentaba en el sofá y mientras cogía su teléfono particular, se la quedaba unos segundos mirándola, viendo como se encogía así misma, balanceándose mientras se abrazaba con sus brazos que se rodeaba el torso, hizo mueca y marcó el número de memoria.

— ¿ Hola? Si, perdón por las horas — Pausó mientras escuchaba respuesta. — Si bueno, necesito su ayuda y que venga aquí — Volvió a mirar a Brooke — tiene que venir profesor.

Momentos más tarde, el profesor Kirkman y la propia Anya, miraban desde lo lejos a Brooke, medio escondidos en el umbral que separaba el comedor de la cocina, en silencio sin dejar de observarla preocupados, el profesor, fue quien rompió ese silencio con calma y voz tenue.

— Si sigue así, tendremos que internarla.

Lo miró de reojo — ¿ A un psiquiátrico?

— Si, tiene la mente fuera de ella, necesita ayuda profesional.

Negó con la cabeza — Si la metemos allí dentro, ya no saldrá, tenemos que hacer algo nosotros, dígame que podemos hacer.

— No lo sé Anya, sinceramente, nunca pensé que me encontraría en una situación parecida.

— Dijo que había asistido a exorcismos.

— Pero sabíamos a lo que nos enfrentábamos, esto es nuevo para mi.

— ¿ No necesitaría algo parecido?

— ¿ Un exorcismo? — La veía asentir. — No, no se le ha metido un demonio en el cuerpo.

— Técnicamente si.

— No no, técnicamente se ha introducido en su mente.

— ¿ No es lo mismo a caso?

— No, ya que, esta clase de demonio, viaja a través del subconsciente, a través de los sueños, pero no le afecta en su día a día.

— ¿ Cómo que no? Mírala.

ÍNCUBO 2 : La venganza de Brooke ( TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora