Capítulo 39: Veo en ti la luz.

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La nieve fue desapareciendo y las llamas se consumieron, lo que antes era una Arendelle llena de miedo y terror ahora había dado paso a una mezcla de alegría y tristeza; el fin de Dragnor era lo único bueno que podía sacarse de todo aquello, pese a haber tenido graves consecuencias. Por un lado estaba Ulrick, con una gran parte del torso totalmente quemada, hacía mucho rato que no se movía, así que lo peor se pudo haber hecho realidad; al otro lado estaba Hans, él no presentaba ninguna quemadura, pero compartía la total inmovilidad.

Stella ya no sabía con quien de los dos llorar, lo habría hecho con ambos, pero el último en caer fue Hans y una vez se arrodilló a su lado no tuvo fuerzas para volver a levantarse. Kristoff y Anna fueron a ver a Ulrick, que era al que tenían más cerca, por el contrario, Elsa y los doce hermanos se dirigieron hacia donde estaban Stella y Hans.

La bota de Linus se posó en un trozo de hielo que había dejado Dragnor tras impactar con el menor de los príncipes, no pudo expresar su rabia y dolor de otra forma que aplastando aquel gélido pedazo. Klaus miraba a Hans como si no creyera lo que sus ojos estaban presenciando y el resto de hermanos no tardaron en apartar la vista para no tener que sufrir más con la escena.

—Esto es terrible... —decía Stella a medida que las lágrimas se desbordaban por su rostro—. ¿Por qué tiene que existir esta sensación tan horrible?

—Porque era amor verdadero —contestó Elsa, aunque se tratara de una pregunta retórica—. Ver cómo pierdes a alguien cuando te ha intentado salvar la vida es lo peor que te puede pasar. Y eso es amor, sea del tipo que sea.

La reina de Arendelle no era tonta y se había dado cuenta de que Hans acababa de sacrificarse de la misma forma que lo hizo Anna en su día, pero el papel del príncipe esta vez había sido muy distinto.

Kristoff y Anna no tardaron en llegar junto a Sven, que cargaba con el cuerpo de Ulrick, haciendo que la moral de Stella decayese a cada segundo transcurrido. El rubio contemplaba la escena sin querer comentar nada, el príncipe de las Islas del Sur había actuado mal en el pasado, pero Kristoff no tenía sangre fría, sobretodo viendo el sufrimiento de Stella. Anna se acercó a ella y fue cuando la chica se levantó para abrazarla, sin cesar las lágrimas. La princesa de Arendelle desvió la mirada y cerró los ojos, por mucho daño que Hans pudiera hacer en su día, no quería verle muerto. Aquel chico con el que un día habló, cantó y bailó ya no estaba, habrían podido casarse y ser eternamente felices de no ser por la ambición que le cegó en su momento, y por muy increíble que pueda parecer, en aquel momento Anna recordó más la sonrisa que le mostró en aquella barca el día de la coronación de Elsa, frente a la burlona de la biblioteca. Ahora su corazón lo ocupaba Kristoff, y parecía ser que el de Hans también estaba ocupado.

—Si queréis Sven puede llevar a los dos. —propuso Kristoff, pero Klaus le interrumpió.

—No —el rey del sur se agachó y recogió a Hans con sus brazos totalmente decidido—. Yo me ocuparé de él, antes que un buen rey debo ser un buen hermano.

Stella anduvo todo el trayecto hasta el castillo junto a Anna, luchando por no derramar ninguna lágrima pese a ser una tarea imposible. Klaus caminaba junto a Sven y Kristoff con el cuerpo de su hermano descansando en él y el de Ulrick sobre el reno. Tras el rey se encontraban el resto de hermanos, cabizbajos y sin ganas de hacer ningún cometario; Grant se había unido a ayudar anteriormente cuando todos atacaron al enemigo, y pese a tener aún la pierna en malas condiciones caminaba con mayor soltura, su dolor no era físico en esta ocasión.

Cuando entraron por el portón del castillo se toparon con una gran cantidad de habitantes del reino que se habían protegido allí, James les recibió eufórico pues supo de la muerte de Dragnor, pero esa emoción se esfumó de inmediato; Rapunzel, Eugene y Maximus observaban desde lejos con una gran seriedad en el rostro, sin hablar con nadie ni hacer ningún comentario, mientras Pascal adquiría un tono azulado y oscuro; Shira gritó el nombre de su hermano y lloró del mismo modo que lo había hecho Stella anteriormente; Olaf miró a Hoki y este último caminó hasta Kristoff sin dejar de mirar a Hans.

Frozen: El príncipe de fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora