19. Dylan

24 2 0
                                    

"Soy el arma perfectapara una venganza"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Soy el arma perfecta
para una venganza"

DYLAN

Algo se quiebra dentro de mí en el momento en que sé que le hicieron daño a Gabriela. La lastimaron e hirieron de una manera que yo jamás podré remediar.

La deja sola, solo dos semanas y esos malditos Nikov la violaron. Ese era el cambio que vi en ella, debí haberlo notado, debí haber sabido qué sucedido.

Seis años tuvieron que pasar para saber la verdad. La odia y atormente cuando tenía todo el derecho de haber asesinado a esos malnacidos. De haber sabido la verdad habría hecho de su muerte algo más cruel.

Aunque me reprochó lo que le sucedió y me culpo, dejo eso de lado. Es su sufrimiento, ella es quien está herida y la lastimada, no yo. Esto se trata de ella, nunca de mí.

Rodeo la cama y me acerco a ella con cuidado. Sus ojos están alerta y me rompe el verla tan vulnerable. Ya la he visto llorar un montón de veces, pero esta vez es diferente. Hay miedo detrás de sus lágrimas y un dolor tan profundo qué parece no tener escapatoria.

—Perdóname por haberte tomado de esa manera —me disculpo, yo desencadené su trauma.

—No, estoy bien. Ese estúpido trauma aparece cuando quiere —niego con la cabeza mientras tomo una de sus manos entre la mía.

—No, debí haberlo sabido. Además, tu trauma no es estúpido, te paso algo demasiado fuerte —Gabriela trata de sacar su mano de la mía.

—Estoy bien —dice con voz más fuerte de lo que esperaba—. Ya superé eso.

—Te creo —aprieto más su mano, tratando de darle algún tipo de consuelo—. Eres la mujer más fuerte y valiente qué he conocido.

—No tienes que halagarme porque sientes lástima por mí —se pone a la defensiva y lo odio.

—Te mentiría si digo que no siento lástima. Me duele como la mierda lo que te sucedió, pero eso no significa que diga que eres fuerte y valiente como consuelo —hago qué su cuerpo desnudo se ponga de pie y se pegue al mío—. Eres la jodida mujer más fuerte que conozco, porque a pesar de todo lo que te ha sucedido siempre mantienes tu cabeza en alto y nunca te abandona la actitud de reina.

—Aléjate de mí —me empuja—. No quiero sentir que haces todo esto porque me compadeces.

—Bien, me alejo de ti —tomo distancia—. Pero por ningún motivo pienses que lo hago porque te compadezco. Solo quiero darte espacio. Y aunque suene depravado, me enloquece no estar en tu misma burbuja, no tenerte entre mis brazos. Pierdo la cordura si no estas, no sé cómo viví seis años sin ti.

—¿No me tienes asco? —pregunta con miedo genuino.

—Jamás —Le aseguro con fuerza—. Podría haberte odiado con todas mis fuerzas porque creí algo que no era, pero jamás te tendría asco.

—¿Ni siquiera al saber qué tantos hombres me usaron?

—Ni siquiera pienses eso —a la mierda con respetar su espacio—. Nunca me darás asco y menos por algo que no pediste —agarro su rostro entre mis manos y dejo un beso casto—. Solo puedo sentir esta pasión desbordante por ti.

—No me abandones —me pide y puedo ver sus lágrimas deslizarse por sus mejillas—. No te alejes de mí, no me odies más. No puedo seguir soportando qué no me amas.

—Lo prometo —levanto mi mano, recordando cada promesa que le he hecho—. Y respecto a que no te amo, eso es una mentira.

—¿Ah?

—Una vez te prometí que nunca dejaría de amarte, y hasta este día lo he cumplido —rodeo su cintura con mis brazos y la pego a mi cuerpo—. Podré fingir que te odio con todas mis fuerzas, incluso hacerte daño, pero jamás dejaré de amarte. Nací para eso y no pienso cambiar mi destino. Te amo, Gabriela. Incluso cuando te odio, te amo incluso cuando me lastimas.

—Y yo te sigo amando, incluso cuando prometes que me asesinaras. Te amo aun cuando me persigues como un cazador a su presa —abraza mi cuello y empieza a besarme.

No dejamos de besarnos hasta que nos tumbamos en su cama. Después de un rato Gabriela se queda dormida sobre mi pecho y la cubro con una sabana mientras me niego a soltarla.

Nunca más estaré separado de ella.

Gabriela fue la otra hija de Reginald, mi amiga, mi primer beso, la primera chica de la que me enamore, la chica por la que asesine, mi primer corazón roto. Ella fue mi enemiga, mi presa, la razón de mis dolores de cabeza.

Ella fue todo eso, pero sobre todo, ha sido mi gran y único amor.

La amo con todo lo que tengo para dar. Y ya no hay venganza qué pueda cumplir. No permitiré qué nadie la lastime, ni siquiera cuando le prometí a otra persona hacerlo.

Voy a solucionar ese asunto en unos días, pero mientras voy a recuperar todo el tiempo que puedo con mi chica.

Mi farlig.

La Noche De Los Asesinos [Serie Foresthell #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora